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Pobreza energética
'Pallasos' que ponen luz en la Cañada Real: “Me he sentido como en cualquier campo de refugiados”
Pallasos en Rebeldía y las cantantes María Ruíz y La Otra ofrecieron una jornada de humor, música, magia y acrobacia a las niñas y niños de la Cañada Real Galiana que desde hace casi tres meses sobreviven sin suministro eléctrico en sus hogares. El mejor regalo para una infancia cuyos derechos están siendo vulnerados.
“Mi nene no quiere ponerse guantes de ninguna manera para dormir y a la mañana, cuando se despierta, tiene las manos ‘moraditas’” contaba una mamá al mediodía de este domingo mientras un corro de esa infancia secuestrada de sus derechos disfrutaba del espectáculo de Pallasos en Rebeldía, en un encuentro organizado conjuntamente por la Asociación Cultura Tabadol y la Coordinadora de Barrios en el edificio de La Fábrica, ubicado en el sector 6 de la Cañada Real Galiana.
Tan lejos y tan cerca. Es la conclusión cuando alguien pisa el poblado. Porque son 16 kilómetros los que lo separan del centro neurálgico de Madrid, allí donde las administraciones se gastan 4,7 millones de euros de dinero público en luces navideñas y a su vez se permiten mantener sin el servicio de suministro eléctrico durante casi tres meses a 4.500 personas, entre ellas 1.887 niños y niñas.
Pese a todo y contra todo, fue un domingo de música y sonrisas, de acrobacias, magia. Del arte comprometido con paliar, al menos un poco, el sufrimiento diario. Había que verles reír, emocionarse, correr, cantar, aplaudir. Porque entre tanta penumbra y horas de la oscuridad más absoluta, entre tanto esfuerzo para estudiar a la luz de una vela, pocas niñas y niños merecían un regalo tanto como en estas familias.
“Por primera vez he tenido un bolo en Madrid en el que me he sentido como en cualquier campo de refugiados de Europa, Palestina o el Líbano”, Iván Prado.
“Por primera vez he tenido un bolo en Madrid en el que me he sentido como en cualquier campo de refugiados de Europa, Palestina o el Líbano. He estado en favelas así en Río, Brasil. No solo por la condición, el origen de la gente que está aquí, sino por el tipo de público, que tenía un hambre de risas, de alegría, de contacto, de fiesta, que es nuestro alimento espiritual y político”, explicaba al finalizar la función Iván Prado, de la Asociación Cultural y de Cooperación Internacional Pallasos en Rebeldía.
Algo parecido le pasaba a la cantante María Ruiz. “Cuán alejadas podemos llegar a estar de la realidad social, que 4.000 personas se encuentren sin suministro eléctrico, en pleno invierno, con menores en el hogar, desde hace casi tres meses y no se haya puesto el grito en el cielo desde las instituciones, los gobiernos y/o la ciudadanía solamente puede responder a esa lejanía”, reflexionaba tras su presentación musical.
"Cuán alejadas podemos llegar a estar de la realidad social, que no se haya puesto el grito en el cielo solamente puede responder a esa lejanía”, dice María Ruíz.
Un sentimiento similar tiene La Otra, que acompañó a Ruíz en la actuación. “A mí ver las condiciones terribles en las que están, saber del frío que hizo anoche y saber que detrás de todo esto hay una especie de estrategia, una decisión política para hacer que esta gente se vaya del asentamiento por su propio pie, pues me parece un escándalo que esté pasando”, denunciaba.
“Por eso acercarse a conocer sus gentes, el tejido social y comunitario, es la única forma de romper con esa distancia y a partir de ahí poder construir y activar mecanismos de lucha y resistencia frente a la vulneración de cualquier derecho fundamental en nuestros barrios”, concluía María Ruíz.
Pobreza energética
La falta de suministro eléctrico en la Cañada llega a los juzgados
El Centro de Asesoría y Estudios Sociales (CAES) que representa a las entidades de la Cañada Real Galiana, donde más de 4.500 personas llevan 82 días sin electricidad, anuncia que el Juzgado de Instrucción nº42 va a abrir “diligencias por un posible delito de coacciones en los cortes de luz”.
Madrid tiene en la Cañada Real un ejemplo de esas “ciudades miseria” que bien define Mike Davis. Conglomerados urbanos que en su crecimiento van dejando en el camino a miles de cuerpos, desplazados a los márgenes, al lado de vertederos como el del Valdemingómez, olvidados de las administraciones, fruto del fracaso institucional, la corrupción y planes macroeconómicos para los que esas vidas hace rato que han dejado de existir.
“Cuando hacemos galas solidarias como la de ayer del Sáhara, la de Palestina en Rivas u otras que hacemos, están muy bien, damos un mensaje, contamos nuestra experiencia, actuamos como profesionales que somos, cada uno desde su área, pero este es un bolo como en un campo de refugiados, ¡igual! Porque el público tiene ese mismo abrazo”, reiteraba Iván Prado, mientras los 'Pallasos' desarmaban el atrezo del espectáculo.
Consultado sobre responsabilidades, lamentaba que “esto no se resuelva por una cuestión de lucha entre administraciones, pleno siglo XXI, gobernando una izquierda que en muchos sentidos nos pueda representar. El problema que tenemos es que hay un gobierno de izquierdas que no ejecuta y que además tiene una connivencia con el Ibex 35, 26 y 28”, acusaba.
"Para una vez que más o menos gobernamos la gente que creemos en los derechos humanos y sociales es espectacularmente triste que no hagan nada”, denuncia Iván Prado.
“Que el PP no les dé la luz, que les tenga cortada la luz es hasta lógico. A mí el trifachito no me sorprende. Pero que el gobierno de España más cercano al espíritu del 36 que hemos tenido nunca no se imponga con valentía y honestidad a sus principios y a su programa y resuelva esto, desde el punto de vista de la pedagogía política, es un retroceso. Vivimos en un país de neoliberalismo bestial, pero para una vez que más o menos gobernamos la gente que creemos en los derechos humanos y sociales es espectacularmente triste que no hagan nada”, concluía.
Pobreza energética
Niños de la Cañada Real piden electricidad a los Reyes Magos
Mientras se desarrollaba el espectáculo se repartieron chuches y turrones. Eran cerca de las 14 h. cuando la función llegó a su fin, unas pocas horas más tarde la oscuridad volvería a cubrirlo todo. Distintos relatores independientes de Naciones Unidas han solicitado el urgente restablecimiento del servicio, también Defensoría del Pueblo y otros organismos nacionales e internacionales. Hace falta una decisión política. Solo 16 kilómetros les separan del Madrid que conocemos. Tan cerca y tan lejos de nuestras vidas que avergüenza.
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