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Precariedad laboral
Menos excelencia y más trabajo digno en la investigación científica
Nos manifestaremos este jueves 15 de abril en distintas ciudades del país para expresar nuestro rechazo a esta reforma que, de seguir adelante en su formato actual, no haría más que ahondar en los problemas de precariedad que caracterizan al sector de los trabajadores de la ciencia (personal investigador, técnico y de gestión).
Desde la Federación de Jóvenes Investigadores (FJI) llevamos varios años reclamando un Estatuto del Personal de Investigación que recoja y blinde unos derechos laborales tan básicos como la indemnización por final de contrato, el acceso a complementos por antigüedad (trienios, quinquenios y sexenios), un límite a la encadenación de contratos temporales y una progresividad y racionalidad en los salarios que evite la pérdida de poder adquisitivo. También reclamamos un modelo claro de carrera investigadora con un formato “4+5” que establezca una duración de 4 años predoctorales y 5 postdoctorales en los cuales, el personal que complete dicha carrera obteniendo contratos competitivos (como programas FPU, FPI, Juan de la Cierva, Ramón y Cajal y/o equivalentes regionales o de fundaciones privadas) y supere una evaluación positiva (certificación I3) tenga garantizada su estabilidad al cabo de esta década de trabajo temporal con una plaza funcionarial que asegure su neutralidad.
La apuesta del Ministerio es que la carrera investigadora siga rigiéndose por una especie de ley de la selva donde cada persona investigadora se haya de buscar algún camino precario para seguir subsistiendo
La propuesta del Ministerio de Ciencia va en una dirección radicalmente opuesta a esta visión. En primer lugar desoye todas las reclamaciones de derechos laborales básicos mencionados anteriormente. La apuesta del Ministerio es que la carrera investigadora siga rigiéndose por una especie de ley de la selva donde cada persona investigadora se haya de buscar algún camino precario (contratos cortos, a menudo con sueldos bajos y sin garantía de estabilidad) para seguir subsistiendo con contratos fuera de convenio, posiblemente pasando a ganar menos dinero con más experiencia o siendo considerado en algunas instancias como trabajadores en prácticas con 10 años de experiencia. En la desestructurada y desregulada carrera investigadora, estas y otras excentricidades son la norma que el Ministerio se niega a reformar. Solo podemos entender que se pretende mantener estos juegos del hambre (la tasa de éxito en las convocatorias RyC y análogas rondan el 10%) con el objetivo de seleccionar a “los excelentes”. Es decir que por una parte el Ministerio opina que en este país sobran científicos y por otra parte no entiende que la ciencia no la hacen “los excelentes”, la hacen los equipos de trabajo (de nuevo: personal investigador, técnico y de gestión) que pueden ejercer en condiciones dignas.
Sí reconoce el Anteproyecto de Ley la problemática de que la estabilidad llegue sólo a los 43,5 años de edad en OPIs. Aprovechamos para recordarle al Ministro que en Universidades Públicas únicamente el 2% de los Profesores Titulares (y el 0% de los Catedráticos) tiene menos de 40 años. Por lo tanto el problema es idéntico en OPIs y Universidades. No entendemos que el foco de esta reforma sea únicamente los OPIs e insistimos en pedir una carrera investigadora única con categorías universales que permitan y fomenten el paso de una a otra institución.
Precariedad laboral
Precariedad en la ciencia Personal de investigación se concentra contra la reforma de la Ley de la Ciencia
Frente a esta situación de estabilización tardía, el Gobierno señala a la excesiva pesantez del sistema funcionarial contra el que ha emprendido una cruzada de desfuncionarización neoliberal (curiosa posición para un gobierno de coalición de izquierdas, dicho sea de paso) con el objetivo explícito de eliminar figuras como la de Científico Titular y la creación de un doble sistema en Universidades con las figuras de Titular Laboral y Catedrático Laboral. ¿Es el funcionariado el problema de que en España los investigadores no nos estabilicemos hasta los 44 años? Basta con mirar al otro lado de los Pirineos para darse cuenta de lo contrario: en Francia, un país con un peso bastante mayor aún del funcionariado que España, la edad media de incorporación al sistema de ciencia como Maître de Conférences (equivalente a Profesor Titular de Universidad en España) es 10 años menor que aquí. La gran diferencia es que allí se invierte el 2,3% del PIB en I+D+i y aquí estamos en un vergonzoso 1,2%. Y lo que es peor: el pasado 30 de marzo de 2021, en rueda de prensa, el Ministro Duque aclaró que ni sumando inversión pública y privada se pretende llegar al 2% en esta legislatura. Más allá de las declaraciones pomposas, estas cifras dejan muy clara la situación: España ni ha sido, ni es, ni parece que vaya a ser en un futuro próximo un país que invierta en Ciencia, a menos que cambiemos esto con la suficiente presión social. Lo demás son cortinas de humo.
Y en cuanto a cortinas de humo se refiere, no podemos dejar de hablar del supuesto “tenure track” que el Ministerio de Ciencia avanza como medida estrella de la reforma. Aclaremos lo que es un tenure track y lo que es la propuesta del Ministerio. El modelo de tenure track se caracteriza por lo siguiente:
- Se le ofrece a una persona investigadora joven (30-35 años).
- Se le concede al personal investigador independencia formal y financiera para fundar su propio grupo de investigación.
- Al cabo de un tiempo determinado (en general en torno a 5 años) se lleva a cabo una evaluación que en caso de ser positiva garantiza la contratación estable (tenure).
Lo que el Ministerio ofrece con el llamado contrato de incorporación estable al sistema español de ciencia, tecnología e innovación (CIESECTI, dado a conocer como “tenure track”) no cumple ninguno de estos requisitos:
- El Gobierno no ha aclarado a quién se le va a ofrecer dicho contrato, aunque apunta a perfiles europeos “R3”. Todo indica (y sería lo más lógico) que se le ofrecerá a personas que obtengan una ayuda Ramón y Cajal o equivalente. Según la Agencia Nacional de Investigación, estas personas tienen de media más de 38 años (y por tanto se estabilizan más allá de los 40). En este punto no hay magia posible: si el Gobierno de verdad pretende acortar la carrera investigadora debe ensanchar el embudo (aumentar las plazas) con una mayor inversión y una mayor oferta pública de empleo. Implementar el CIESECTI en sí no va a cambiar esto de ninguna manera.
- Nada en el anteproyecto de ley indica que este supuesto “tenure track” español venga acompañado de partidas financieras ad hoco cualquier otro incentivo a la independencia y la creación de grupos de investigación propios.
- La doble evaluación (una por parte del centro de adscripción y otra externa) que pretende el Gobierno sería vinculante únicamente en caso de negativa. Es decir: si después de dos décadas de contratos precarios suspendes la evaluación, te vas a la calle; si la apruebas… te vas a la calle igualmente si así lo decide tu centro discrecionalmente. Imaginemos el hipotético caso en el que el sistema de Universidades y OPIs español estuviese fuertemente marcado por la endogamia y la corrupción en los procesos selectivos y preguntémonos qué consecuencias tendría esta falta de garantía de estabilización incluso en caso de evaluación positiva.
Por todos estos motivos, el jueves 15 de abril acudiremos a la manifestación convocada por la Coordinadora Marea Roja para decirle al Ministerio de Ciencia que exigimos un trabajo estable con condiciones laborales dignas, nada más y nada menos.