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Teatro
Pablo Messiez: “Uno acaba siendo el autor de una canción que escuchó en un momento importante”
Pablo Messiez estrena su obra de teatro Las canciones en el Teatro Pavón Kamikaze, de la que ya ha hecho varias funciones previas. Es una invitación teatral al placer de experimentar a través de la música.
Decía Antón Chéjov: “Cuando pienso en mi vocación no temo a la vida”. Pablo Messiez a veces la teme, otras veces la quiebra, en ocasiones hace que sonríamos desde el patio de butacas y, sobre todo, nunca defrauda. Este artesano del teatro consigue extraer emociones que podríamos creer que están demasiado profundas, las resignifica y hace poesía visual y sensorial a través de ellas.
¿Esta obra de teatro es la música de tu vida metida en una caja?
Yo pensaba que iba a ser así, pensaba que iba a ser una obra con las canciones que suelo escuchar. Y en realidad, salvo un par, no es así. Veo la lista de las canciones y, si me hubieran dicho hace dos años que las canciones iban a ser estas, me hubiera sorprendido de no tener a Mina (Mazzini), de no tener a Björk, de no tener cantantes argentinas que yo escuchaba mucho. Cuando uno lleva un tiempo de ensayo, el material se convierte como en un sistema que empieza a pedir unas cosas y a rechazar otras. Con algunas canciones pasó eso. De las que están, creo que solo Morgen está desde el principio y es una canción que me acompaña mucho, sobre todo en las clases. Tengo un montón de canciones que no están aquí. En esta obra he tratado, más que en ninguna, de ser muy riguroso.He seguido la idea de Chillida, que decía: “Casi todo se arregla quitando”. Ver qué es lo que corresponde, en el sentido de correspondencia, qué es pertinente. A veces uno cae en muchas tentaciones, que no son necesariamente teatrales. Como por ejemplo en “Los ojos”, hay un monólogo larguísimo que es casi un monólogo de opinión y a mi me encanta ese texto, pero ahora no lo escribiría. Ahora me parece que al teatro que me interesa hacer a mi, eso le sobra. Me interesa hacer un teatro donde esté lo más equilibrado que se pueda la relación entre la palabra y todos los otros sistemas que están. La música, la plástica. Trabajar con todo, no dejar que la palabra se coma lo otro.
¿De qué forma cura la música?
Es realmente misterioso lo de la música. Antes hacía obras sobre lo que creía haber entendido y ahora hago obras sobre lo que realmente no entiendo. Yo no entiendo por qué pasa lo que pasa con la música. Creo que indudablemente algo del orden de la catársis sí que pasa ahí. En las funciones lo comprobamos al ponernos en relación con eso que suena. Una idea interesante que he leído es que sucede por el útero, porque el sentido del oído es de los primeros que se nos desarrolla.
¿Echas de menos a alguien cuando escuchas una canción?
Sí, me acuerdo de gente. Hay canciones que están muy pegadas a situaciones o lugares. Pasa algo lindo con las canciones, que me encantaría que pasara con las obras y es que uno se las apropia. Uno termina siendo el propio autor de esa canción porque la canción termina contaminada de ese momento en el que uno la escuchó y fue tan importante. Queda ligada para siempre a eso y tiene un sentido que solo conocemos quien escucha y la canción.La música no nos hace mejores. Un ejemplo podrían ser los nazis escuchando a Wagner o cuando se torturaba en Argentina mientras subían la música
¿Hay que escuchar música para poder sobrellevar la situación política actual?
Está bien escuchar música siempre, pero hay algo en el misterio de la música que es importante: la música no nos hace mejores. El ejemplo podrían ser los nazis escuchando a Wagner. En Argentina en la época del proceso militar, torturaban y subían el volumen de la radio para oír música mientras se hacían torturas. La música también está vinculada al horror. Ahí también está el misterio de la música, es algo que literalmente está más allá del bien y del mal. No hay una moral en la música, es de otro orden. Creo que la acción de escuchar parece un lugar común, pero en la política actualmente no hay una práctica de escuchar. Oyes cualquier debate y lo único que se escucha es lo que el otro ha dicho de mi. Entonces solo contesto a eso y trato de hacerlo atacando. El “zasca” es la muerte de la reflexión, es la muerte de la política. Estar intentando todo el tiempo ponerse por encima del otro, en lugar de entender por qué piensa eso o lo que ha dicho. Está de moda la idea de que todos tenemos que querernos y estar felices, estando todos de acuerdo. Más bien tenemos que poder estar en desacuerdo, convivir con el desacuerdo poniendo en valor esa diferencia.
Cuando entran las palabras a la música ya entra el discurso. Es un arma muy potente la canción, llega a mucha gente. La censura me parece una vergüenza. El gran problema me parece que es el contexto. No se puede pensar ningún texto sin contexto. No podemos acceder a ninguna idea compleja. Twitter es como la red de la furia, todo el mundo se enardece por cosas que en su contexto tendrán otra significación. Hay muchos géneros dentro de las canciones, pero tenemos que poder marcar de dónde sale, de qué tribu cultural nace esa idea o en qué época ha sido escrita. Cuál era el contexto y la ideología que hizo posible esa letra.Y también lo que hacemos que signifique. Violeta Parra escribió una canción que se llama “Run, run, se fue pal norte” cuando su novio la abandonó. Dice que “vendrá para el cumpleaños de nuestra soledad”. ¿Es inevitable que algún día el amor pueda llegar “en un carro de olvido”, como ella misma dice al principio de esta canción?
Yo ahora mismo, que estoy enamorado, te diría que no. La cuestión del amor es enorme, pero el tema es entender la diferencia como un valor. En el libro El elogio del amor, de Alain Badiou, se habla de ello. El amor es el ejercicio más profundo, por su demanda de cotidianidad, de poder estar con otro. De poder escuchar también. Si el amor se termina, cuando el amor está de verdad, muchas veces es por impaciencia. Estos son los tiempos de la inmediatez, de los textos cortos, de ver vídeos de cinco minutos. Y creo que si se da un encuentro, con lo raro que es poder encontrarse, hay que ponerlo en valor y cuidarlo. Hay que ver qué necesita ese amor para poder seguir. Por suerte ahora la idea de familia está puesta en crisis y uno puede pensar y reinventar ese tipo de familia.
Música
Violeta Parra: buscando América
La pasión muta, es como la energía. Eso también es otro trabajo en una relación larga. La pasión es importantísima. Ver como encontrar el modo de reactivar esa pasión. El gran enemigo de la pasión es la costumbre. ¿Qué es la ideología dominante? Lo que no se ve y está ahí, haciendo que hagas eso. ¿Es imprevisible una obra que invita tanto al espectador a experimentar emociones, por ejemplo a través de Nina Simone?
Esto cada vez ha ido a más. Al principio a la gente le daba vergüenza y siempre pensaba que no se soltarían. Pero esa canción de Nina Simone tiene algo en particular en su construcción, es casi como un ritual. Va subiendo la intensidad. Nina Simone es la diosa del presente. Ella no sabía cuánto iba a durar esa canción. Empezó a trabajar en bares y tocaba, pero la gente no escuchaba, así que comenzaba a improvisar. Iba entrelazando los temas y lo hacía durar lo que le venía bien, lo que la inspiración mande. Ella está ahí pasándolo bien o pasándolo mal y buscando el momento en el que vuelva a pasarlo bien. Cuando está en éxtasis lo comparte con el público. Me parecía que para situar al público en ese momento, esa era la canción perfecta.
Música
Nina Simone, orgullo y rebelión
Orgullo y rebelión quizá sean los dos términos que definen con mayor precisión lo que representó Nina Simone durante unos tiempos agitados, en los que coincidieron sus trabajos más comprometidos e inspirados.
No, pero me interesaba ese problema. Esta parte apareció al final de los ensayos. Vi que había dos obras, una coral y otra de dúos hacia el final. En la primera parte el tema de la escucha era el protagonista y en la segunda parte las cosas que les pasan a los personajes. Siempre hacemos escuchas en los ensayos y el día que escuchamos esto, pensé: “Es lo que tiene que pasar”. Con el cansancio se quita el juicio, es como una especie de alcohol. Algo se suelta y se relaja. Un actor cansado, gestionando su cansancio, es maravilloso. El cuerpo libera y suelta. Un cuerpo que se para a escuchar está quieto. Porque uno cuando escucha algo siempre está como en alerta.
El teatro tiene que ser una fábrica de recuerdos para el futuro
¿Le damos demasiada importancia al ruido? El acto de oír es involuntario y escuchar es lo que pone la voluntad. Vivimos rodeados de ruido en todos los sentidos, en la posmodernidad nada permanece. Puedo incluso ir a ver una obra de teatro y al mes no acordarme de prácticamente nada.
El teatro tiene que ser capaz de crear recuerdos que permanenzan, ser una fábrica de recuerdos para el futuro. Hace poco leí algo muy bueno. En un libro de Anne Bogart de conversaciones, alguien contaba que había ido muy joven a ver una obra de teatro a The Living Theatre de Nueva York y que le hicieron descalzarse. Se enfadó mucho porque odiaba las obras participativas y la obra no le interesó demasiado. Pero ahora esa obra la recuerda y muchas otras no. Siente que había algo ahí del orden de lo teatral que hace que se ponga en valor esa obra porque todavía permanecía en su memoria y había despertado conexiones de recuerdos por ese gesto de tener que descalzarse. Si eso se da o no se da, es muy imprevisible. Pero cuanto más trabajemos sobre el teatro y sobre lo que el teatro es, más fácil es que eso pase. Es salir del ruido. Aunque el ruido puede ser bueno también, depende de cómo se escuche, del contexto. Ahora hay música en todas partes y eso es horroroso, porque nos hace creer que escuchar música es eso, el hecho de que esté en todas partes. Las cosas se van resignificando por el uso que hacemos de ellas.
¿Por qué siempre vuelves a Beckett, a Chéjov y a Lorca?
Con Beckett me pasa que me parece el mejor ejemplo de trabajo riguroso sobre lo teatral. Era un autor que no estaba encantado de conocerse. A veces pasa que uno se vuelve autoindulgente. Muy pocos autores tienen el rigor de Beckett de destilar la palabra justa. La mejor escuela de dramaturgia creo que es leer la obra de Beckett cronológicamente. Fue deviniendo en un tipo de escritura que no existía antes. Eso es estilo, cuando alguien realmente puede resignificar una actividad. Beckett resignificó la escritura dramática.
¿Qué haces cuando no puedes escribir?
No escribo. Yo no soy nada disciplinado, mi disciplina es el placer, la necesidad. Algo aparece y lo escribo. Escribo mucho en los libros, pero no puedo forzarme a escribir. Alguna vez lo intenté y no funciona.