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Transporte
Yo también tiré de la palanca: “Participamos en esta acción para señalar a Metro y porque era pacífica”
El próximo 5 de noviembre, siete personas irán a juicio por tirar de la palanca de varios vagones del Metro de Madrid. La acción, que tuvo lugar en abril de 2012, denunciaba el aumento del precio de transporte. Hoy se enfrentan a dos años y medio de cárcel.
25 de abril de 2012, medio de centenar de personas suben a distintos vagones del Metro de Madrid. En un momento determinado, con los vagones parados en las distintas estaciones, accionan la palanca de emergencia. Este acto de protesta, que ocasionó algunos minutos de retraso en el suburbano madrileño, fue una de las acciones que tuvieron lugar a raíz de los sucesivos aumentos del precio del transporte público en Madrid. De un euro a 1,5 euros en el billete sencillo. A esa subida, en verano de 2011, se le sumó un encarecimiento medio del 11% en la primera mitad de 2012 para el resto de tickets. Fue también la época del movimiento Yo no Pago en Madrid, Memetro en Barcelona o Den Plirono en Grecia.
Seis años después, siete personas están acusadas de desórdenes públicos reiterados. El lema “Yo también tiré de la palanca” —nacido en la concentración convocada en apoyo a los detenidos por la acción en el metro, en la que identificaron a un centenar de personas y llovieron multas de 300 euros— las precede. Metro de Madrid pide para cada uno de ellos dos años y medio de cárcel y 3.232 euros de responsabilidad civil a pagar de forma solidaria. Fiscalía pide once meses de multa diaria de 20 euros —6.600 euros para cada uno— más cinco años de inhabilitación. Hablamos con Teresa y Juan Antonio —nombres ficticios—, dos de las personas acusadas de tirar de la palanca.
¿Por qué participasteis en esta acción?
Juan Antonio: En 2012 yo estaba metido de lleno en el movimiento 15M, en asambleas tanto de Sol como de varios barrios, porque me fui mudando. Era un momento de muchas manifestaciones, con mucha participación. Surgió la subida del precio del Metro de forma brutal y a mi y a mi compañera de piso nos pareció fatal y surgió la posibilidad de participar de esta protesta. Nos pareció una forma correcta de protestar por la subida del precio del Metro y señalar a Metro como causante del aumento de la precarización de la gente, porque, si en un momento de crisis encima subes el precio de los transportes públicos, medios que tienen que utilizar gente que no tiene coche en una ciudad como Madrid, donde es imposible ir de un sitio a otro si no es con transporte público… Son básicamente los motivos por los que participamos, y sobre todo porque era una acción pacífica.
Teresa: Pues un poco por lo mismo. La situación social del momento. Había muchas acciones y medios de participar en muchas cosas, y esta era una idea tan inocente… Nunca pensé que pudiera tener una trascendencia así. La lógica era muy inocente y muy sencilla, muy simbólica, por eso me atrajo. Yo también en esa época participaba en asambleas y estaba más comprometida. Después ya lo estuve menos. Al pasar esto me quedé un poco fuera de lugar, que es lo que pretenden. Con algo tan inocente y tan poco nocivo para nadie, nos dejan fuera de juego, porque estás pendiente del juicio.
Por qué sí teníais claro que esta era una acción pacífica y segura, a pesar de la acusación que afrontáis…
Juan Antonio: Sí, al accionarse los frenos de emergencia del Metro en las estaciones y con las puertas abiertas y el tren parado, no íbamos a hacer daño a nadie ni a romper nada. La única consecuencia de accionar los frenos de emergencia es que el conductor tiene que bajar y rearmar lo que es el freno, una operación que dura dos minutos. No rompíamos nada, por eso nos pareció una forma correcta de protestar.
En tu caso, en qué parada de metro fue?
Juan Antonio: En Príncipe Pío.
¿Cómo vivisteis ese momento, cuando tirasteis de las palancas? ¿duró mucho el parón de los coches de metro?
Juan Antonio: Según datos de Metro de Madrid, el parón no llegó a dos o tres minutos como mucho.
Teresa: Luego desencadenó paradas en los siguientes trenes, pero del orden de los tres minutos.
¿Se respiraba ambiente de miedo entre la gente que viajaba en el vagón?
Teresa: Ni se enteraron. Salimos todos con normalidad y nadie dijo nada.
Juan Antonio: En nuestro caso yo creo que tampoco se enteraron.
¿Cómo fue la detención?
Juan Antonio: En mi caso fue al día siguiente. Vino a casa por nosotros la Policía Nacional. La Brigada 21, que es la que se encargaba de vigilar los movimientos sociales. Vinieron a por mi y a por mi compañera de piso. Nos llevaron a Moratalaz y estuvimos allí unas 30 horas. De allí nos llevaron a Plaza de Castilla a declarar. Es el peor recuerdo, el hecho de que te detengan, de lo que es Moratalaz en sí, que es una cárcel… Lo recuerdo como el peor momento de mi vida. Pero luego también es verdad que, en Plaza de Castilla, cuando salimos, el apoyo que tuvimos de la gente, que ya se escuchaba desde las propias celdas cómo gritaban desde fuera, emocionaba y ayudaba a seguir y a estar más animado.
Teresa: En mi caso, llamaron a mi compañero por teléfono a las siete de la mañana y con amenazas le dijeron que fuera a la calle Gran Vía. Él se fue y una amiga y yo le seguimos por detrás y le vimos desaparecer en un coche. Al rato me llamaron y me dijeron que tenía que ir a la casa de mis amigos. Les pregunté por qué y les dije que no iba a ir a ningún sitio. Llamé a un abogado y me dijo que, si había una orden de búsqueda contra mí, no tenía por qué ir a esa casa, podía ir a cualquier comisaría, pero al final me empezaron a chantajear emocionalmente y fui. Cuando llegué había un cordón policial y estaba toda la calle cortada.
Fue bastante estúpido, pero han pasado seis años, entonces tenía 21 años. Cuando llegué estaban todos esposados en el salón y los de la Brigada con pasamontañas. No me dijeron que me fueran a detener, pero en seguida me pusieron las bridas. Lo peor de todo es que, al salir, estaba todo el dispositivo de prensa. Ya allí nos separaron y nos llevaron a Moratalaz. Pasamos allí una o dos noches, no me acuerdo muy bien, y luego a Plaza de Castilla.
Juan Antonio: Es algo que también quiero destacar, el papel de los medios de comunicación, cómo trataron el tema. Lo sacaron en todos los telediarios de forma absolutamente sesgada, con tan solo el informe policial. Se nos trató como un grupo terrorista en algunos casos, lo que es falso y ridículo. Para ser un grupo terrorista hay que causar terror, y creo que esa acción precisamente no creo ningún terror.
¿Cómo os ha afectado este proceso?
Juan Antonio: Realmente la primera fase fue dura, pero estuvimos más activos en el sentido de que organizamos eventos, charlas para contar lo que pasó, ya previendo la posible multa que nos van a poner. Luego hemos tenido una fase muy tranquila en el sentido de que parecía que no avanzaba, llegamos a pensar que se iba a archivar el caso. Pero ya en la última fase, nos hacen la acusación formal y ponen fecha del juicio… Realmente ha cambiado mucho mi situación desde 2012, cuando estábamos en la calle todo el día, a ahora.
Te quedas con el shock de la detención y con la sensación de que te siguen. También te condiciona en cuanto a lo que puedes hacer con tu vida
En mi caso, tengo una vida distinta, más asentada y hogareña. Este juicio viene en un momento malo, a contrapié. Ha cambiado tanto mi vida como que ahora tengo dos hijos, una acaba de nacer y tendrá un mes cuando llegue el juicio. Llevo seis años en vilo por este caso, que es lo que pretenden a la hora de dilatar los procesos judiciales, mantener a la gente bloqueada, porque si te cae otra cosa vas a la cárcel. Creo que es una estrategia de contención de la movilización social.
Teresa: En el momento más inminente te afecta mucho a nivel emocional. También porque nos llevaban siguiendo un tiempo, echando fotos. Te quedas con el shock de la detención y con la sensación de que te siguen. También te condiciona en cuanto a lo que puedes hacer con tu vida. Aunque es verdad que hubo una etapa de tranquilidad, siempre estás preocupada por lo que va a pasar en el juicio o cómo te va a afectar a tu futuro laboral.
¿Contáis con la posibilidad de que os condenen a cárcel?
Juan Antonio: Sería muy absurdo ir por esto a la cárcel, pero está ahí ese miedo. Es verdad que hay atenuantes que van a hacer que no vayamos a la cárcel.
Teresa: Con los tiempos que corren nunca se sabe, aunque supongo que sería muy difícil que se nos condenara a cárcel.
El transporte sigue tan caro como antes o más… ¿haría falta que volvieran las movilizaciones?
Juan Antonio: La protesta debería seguir, y señalar a Metro y a la empresa de transporte. La situación no ha cambiado y, por mucho que digan que estamos fuera de la crisis, la población sigue igual de precaria. Imagino que en algún momento volverá a haber movilizaciones, tanto por el transporte como por otros temas, igual que siguen ahí los de Stop Desahucios.
Teresa: La gente también acepta más lo que hay. A ver si la gente de las próximas generaciones viene más libre de esa aceptación y se moviliza, espero que tomen el relevo.
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Está muy bien el artículo pero revísalo antes de publicarlo, tienes faltas de ortografía importantes, como "por qué" cuando es pregunta y "porque" cuando contestas, da vergüenza ajena
Es una vergüenza que las fuerzas policiales no distingan -o no quieran distinguir- entre terrorismo y activismo. Ánimo,ojalá que todo salga bien.
A la cárcel no irán pero el apuro que han pasado bien les está por descerebrados
¿Les está bien el "apuro" que están pasando (ayanamiento de morada, intimidación policial, presión failiar, pago de tasas de juicio y abogados y riesgo de cárcel) por defender los intereses de la ciudadanía a largo plazo frente a los de una emrpesa privada? Así nos luce el pelo chavales... Vaya mentalidad.
En shock se debieron quedar los viajeros del metro creyendo que había ocurrido algo grave cuando estos descerebrados activaron la palanca de emergencia. Espero que en la cárcel recapaciten sobre lo que han hecho.
Cuando se acciona la parada de emergencia no suenan sirenas, ni aparecen luces rojas, ni nada por el estilo. Si no se ve a la persona accionando el freno el pasaje ni se entera (como dicen en la entrevista). Venga ya! que esto era la típica chiquillada que se hacía, a rasgarse las vestiduras, què descerebrados,
Menudo drama!
Mucho peor es perder más horas de sueño a la semana, y por tanto salud, para poder ir a trabajar. O tener que compartir mundo con gente como tú ¡escoria!