Turismo
Un pasacalles vecinal para reivindicar que El Albayzín no se vende

El barrio granadino de El Albayzín sufre, como otros centros urbanos de las capitales andaluzas, el azote de convertir el espacio urbano en negocio. Su encanto e historia, que le valieron el título de Patrimonio de la Humanidad, hacen que adolezca doblemente de turistificación y de gentrificación. Las vecinas organizadas denuncian que el barrio, como lugar de convivencia, está en peligro.


@CarmenMarchena6
11 oct 2017 09:30
Se lo vendieron a la <Humanidad> y se lo quitaron a Encarni y a Manolo. ¿Dónde está la frutería de la Cuesta de San Gregorio, la mercería de la calle del Agua y la tiendita de la calle Bocanegra? ¿Y la tranquilidad de la calle San José o María de la Miel con la que disfrutar de un paseo sin decenas de grupos turísticos masifiquen las esquinas? ¿Pueden las niñas y niños jugar libremente en plaza Nueva, y las abuelas y abuelos sentarse en paz en los bancos de plaza Larga? ¿Qué fue de los alquileres para vivir en el Albayzín a un precio asequible para todas y todos? Y lo que es más importante, ¿dónde están Encarni y Manolo?

De esta manera tan figurativa comenzaba el manifiesto elaborado por la Plataforma Vecinal Albayzín y Ajuntamiento Albayzín, leído el pasado sábado antes de emprender el camino por las calles del barrio, a modo de pasacalle reivindicativo bajo el lema de #ElAlbayzínNoSeVende. Porque las vecinas del histórico barrio granadino están hartas de que sus calles se estén convirtiendo en un parque temático, en las que ya no reine la tranquilidad y el gusto de pasear por entre sus rincones, sino que las hileras –a veces interminables- de turistas sean una constante por las zonas de mayor tránsito.

No obstante, el problema no solo recae sobre el turismo de masas, que desde la plataforma denuncian estar “potenciado por un modelo económico que no beneficia a la mayoría de sus vecinos y vecinas y que degrada social y ecológicamente la ciudad”, sino que la especulación inmobiliaria también está haciendo mella entre sus habitantes. Una burbuja que se está llevando por delante la identidad de un barrio que, al fin y al cabo, la crean sus gentes y que por la disparatada subida de los alquileres se están viendo obligadas a dejar su vivienda por la incapacidad de pagar una renta tan alta. A este factor se le suma el boom de los pisos turísticos o conocidos Airbnb, una oferta que va en aumento y está dejando calles enteras al servicio del turista.
A partir de 1994, cuando la UNESCO declaró al Albayzín Patrimonio de la Humanidad, se dio “el pistoletazo de salida para que políticos, banqueros y promotores inmobiliarios vendieran el barrio al turismo de masas”

¿Y dónde están Encarni y Manolo? Pues muy posiblemente en un lugar en el que la gentrificación no se haya adueñado de sus espacios, pues, aunque el pequeño comercio resiste en el Albayzín, donde podemos encontrar panadería, carnicería, frutería, pescadería, farmacia, pastelería y un mercadillo semanal entre otras ofertas; lo cierto es que este tipo de comercio peligra si sus vecinas van desapareciendo del barrio a cambio de decenas de turistas que pasarán por delante de sus establecimientos con la única intención de fotografiar y admirar lo castizo de su entorno. 

Ambas plataformas quisieron hacer patente en su manifiesto que fue a partir de 1994, año en el que la UNESCO declaró al Albayzín como Patrimonio de la Humanidad, cuando se dio “el pistoletazo de salida para que políticos, banqueros y promotores inmobiliarios vendieran el barrio al turismo de masas”. Por tanto, son 23 años gestándose una situación insostenible que está expulsando a sus vecinas hacia otros barrios o pueblos del Área Metropolitana de Granada.


LA LUCHA ESTÁ EN EL BARRIO

Para las decenas de personas que el pasado sábado salieron con pancartas bajo el lema #ElAlbayzínNoSeVende, su propio barrio se está haciendo “invivible”, y si un barrio no reúne las condiciones para que sus vecinas vivan, morirá. Niñas y niños, madres y padres, abuelas y abuelos…todos forman parte del que históricamente fue conocido como “barrio rojo” en su lucha contra la dictadura franquista, y así como todos forman parte, todos quieren seguir creando la historia de su barrio manteniendo ese espíritu luchador que nunca quedo atrás.

Con todo, y hartos de la apatía de las administraciones públicas, desde las plataformas convocantes informan que seguirán movilizándose en defensa de sus viviendas, trabajarán en la recuperación de sus costumbres y sus “cosas de barrio”; defenderán sus servicios sociales y sus espacios públicos, para que sus vecinas puedan “disfrutarlos en convivencia con las visitantes”. Para ello, han propuesto una serie de acciones a llevar a cabo para mejorar dicha situación: “regularización de los alojamientos turísticos, potenciando la creación de un convenio municipal que haga emerger los alojamientos turísticos ilegales; un parque de viviendas social a través del seguimiento de los edificios rehabilitados con dinero público, así como la creación de un Sindicato de Inquilinos que indague en fórmulas eficaces para hacer frente a la subida del precio del alquiler”. 
Para las decenas de personas que salieron con pancartas con el lema #ElAlbayzínNoSeVende, su propio barrio se está haciendo “invivible”, y si un barrio no reúne las condiciones para que sus vecinas vivan, morirá

La hostelería y restauración son pieza clave para paliar este asunto, por lo que también exigen “una regularización efectiva de las terrazas de bares y restaurantes en las plazas del barrio”, que controle el uso de sillas y mesas en espacios públicos que obstaculizan en muchos casos el uso de las plazas para otras actividades. Y por último, el problema que atiende al transporte de la zona, un sistema doble de transporte turista-vecino al que aseguran “van a enfrentarse”. En primer lugar con la eliminación del tren turístico municipal que transita por algunas calles del barrio y la marea de segways que pasean sin ton ni son por las zonas de más interés turístico. Además, desde la plataforma consideran necesaria la “limitación drástica del acceso de autobuses turísticos al Albayzín” y abogan por la “potenciación del acceso peatonal del barrio”.

Estas son solo algunas de las reclamaciones que las vecinas del Albayzín piden para que su barrio continúe siendo un espacio de convivencia, en el que exista un turismo sostenible y responsable, y donde la vida de barrio siga prevaleciendo sobre cualquier otro agente externo. El Albayzín es un lugar mágico y su gente respetuosa con el entorno, la lucha seguirá y la resistencia vecinal no dejará que sus blancas calles se tornen gris turistificación, ni que sus plazas cambien a sus niños y mayores por aglomeraciones en terrazas de caña + tapa a 2,50 euros. El barrio seguirá cantando, bailando, riendo y creando pero su gente no permitirá que #ElAlbayzinSeVenda, pues existe una simbiosis histórica tan férrea como la que mostraron musulmanes y republicanos en tiempos pasados.

Arquivado en: Granada Turismo
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Madrid
Derecho a la vivienda Consumo reclama al Ayuntamiento de Madrid que cierre y sancione los 15.200 pisos turísticos ilegales
El Ministerio de Derechos Sociales y Consumo, que dirige Pablo Bustinduy, entrega un listado de los 15.200 pisos turísticos sin licencia que operan en Madrid y pide a Martínez-Almeida que actúe contra ellos y sus propietarios.
Grecia
Turismo depredador La isla griega de Sifnos, entre la escasez de agua y el exceso de turismo
VV.AA.
Las islas Cícladas en el mar Egeo son uno de los lugares más turísticos del mundo. La economía del archipiélago depende de los visitantes, pero el desborde del turismo está provocando graves problemas hídricos y ambientales.
Turismo
Turismo depredador Poca agua, mucho turismo: la crisis hídrica amenaza las islas Eolias en Italia
Las islas italianas del Mediterráneo están acusando especialmente las consecuencias de la turistificación, pero también de una crisis hídrica sin precedentes provocada por el cambio climático. Es el caso de las islas Eolias, en el norte de Sicilia.
Estados Unidos
Estados Unidos Estudiantes de Columbia luchan contra las amenazas de deportación
Los estudiantes de Columbia se unen mientras el ICE y el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) atacan el activismo palestino. “[Columbia] está dispuesta a concederle al gobierno de Trump todo lo que quiera”, declara un estudiante a Mondoweiss.
Culturas
Culturas Lorca fue también un visionario que intuyó los vínculos entre la música negra y el flamenco
La 24ª edición del Festival de Flamenco de Nueva York abrió un espacio de debate para analizar el impacto que tuvo el movimiento cultural del Renacimiento de Harlem en la obra del poeta granadino.
Ecuador
Hacia el 13 de abril Acuerdo histórico de la izquierda y el movimiento indígena para la segunda vuelta de las elecciones en Ecuador
La alianza entre la Revolución Ciudadana y Pachakutik, el brazo político del movimiento indígena, no se producía desde 2006 y podría ser determinante para la victoria de la candidata correísta, Luisa González, en las elecciones del 13 de abril.
Análisis
Análisis Algunas preguntas incómodas sobre el rearme europeo
Si la UE ha de librar un conflicto con Rusia o China, no sería convencional y en teatro europeo, sino con más seguridad en África, donde se desplazarán con toda probabilidad gradualmente buena parte de las contradicciones del sistema.

Últimas

Aviación
Travel Smart Las multinacionales españolas, a la cola de la reducción de emisiones por vuelos de negocios
Un estudio publicado este martes por organizaciones ecologistas señala que las emisiones por vuelos de negocios a nivel global se han reducido un tercio, pero las empresas españolas van a la zaga y suspenden en transparencia u objetivos concretos.
Desempleo
Empleo El paro en mujeres marca un mínimo histórico desde 2008
El desempleo se ha reducido en 146.865 personas en los últimos 12 meses, de los que casi 79.000 son mujeres. La tasa de población activa femenina llega al 47%.
Universidad
Educación El Gobierno anuncia el endurecimiento de la normativa para la creación de universidades privadas
El Consejo de Ministros aprueba la tramitación urgente de una modificación en la legislación que regula la creación de centros privados de enseñanzas universitarias.
Represión
Policía infiltrado La Directa destapa un nuevo caso de policía infiltrado, esta vez, en el activismo de Lleida
Bajo la identidad falsa de Joan Llobet García, un agente de la trigesimosegunda promoción de la Academia de Ávila, pasó dos años infiltrado en espacios independentistas, estudiantiles y ecologistas.
Maltrato animal
Maltrato animal Lidl denuncia a los animalistas que detectaron afecciones en la carne de pollo de la cadena
El Observatorio de Bienestar Animal asegura que el departamento legal de la cadena les pidió que eliminaran todas las publicaciones sobre ellos y creen que es una estrategia legal para silenciarles.

Recomendadas

Violencia obstétrica
Violencia obstétrica Helena Eyimi, matrona: “El parto es un misterio y queremos controlarlo todo, pero no podemos”
Consentimiento informado, trato personalizado y libertad de elección. Para Helena Eyimi (Madrid, 1975) , matrona asesora de Naciones Unidas, es fundamental que las mujeres se sitúen en el centro de las decisiones durante el parto y esos tres conceptos son clave.
Redes sociales
El asesino de los CEO El fenómeno fan Luigi Mangione, ¿por qué tanta gente apoya a un asesino?
El caso del chico de clase alta que disparó sobre un CEO de una aseguradora médica ha desatado una ola cultural y de apoyo como no se había visto antes.
Militarismo
Alejandro Pozo “El oportunismo de la industria militar española aprovechando lo que pasa en Gaza es grave”
Este investigador sobre paz, conflictos armados, desarme y acción humanitaria denuncia que el rearme ya está teniendo lugar y que el Ejecutivo escamotea información sobre las relaciones comerciales de la industria con Israel.
Literatura
Silvia Nanclares “Moratalaz nace como barrio franquista, solo que no contaban con la presión vecinal”
Con ‘Nunca voló tan alto tu televisor’ la escritora madrileña regresa a su barrio y examina lo que quedaba debajo de la cáscara de progreso que supuso la construcción del edificio de Torrespaña, aun hoy uno de los más reconocibles de la ciudad.