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La vida y ya
Llenar el mundo
Leo la noticia que tiene como titular “Dos hermanas se suicidan horas antes de ser desahuciadas en Barcelona”. Dentro se cuentan más casos, con más nombres propios. “No son muertes, son asesinatos”, dicen desde la PAH.
Pienso en cómo se tomará esa decisión. La de suicidarte porque te vas a quedar sin casa. En que es diferente hacerlo tú sola o hacerlo con tu hermana. Consensuar la desesperación. Acordar que, frente a quedarte sin el techo que te lleva protegiendo años, lo que queda es saltar por el patio interior a las cuatro y media de la madrugada.
Dejaron en un lugar visible el oficio del juzgado en el que se ordenaba su desahucio. El motivo: impago del alquiler.
Esa hoja en la que ponía que, unas pocas horas después de arrojarse por la ventana, se quedarían sin casa. El desahucio estaba programado para un lunes
Busco la noticia en distintos medios. Parece que nadie más conocía lo que estaba escrito en ese papel. En la hoja que, según cuentan las noticias, dejaron para que se pudiera encontrar fácilmente. Esa hoja en la que ponía que, unas pocas horas después de arrojarse por la ventana, se quedarían sin casa. El desahucio estaba programado para un lunes a las once de la mañana.
No sé si se sentirían solas. Si habrían compartido con más gente lo que les iba a pasar. No sé si en algún momento pensaron que habría otra opción. No sé si hay opciones cuando se vive al límite.
Federico García Lorca dijo: “Hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo”. Pienso en todo lo que se quedó encerrado en esa casa donde vivían estas dos hermanas. Todo lo que no salió a la calle. Todo lo que no gritaron. Todo lo que no sabía su vecindario. Todo lo que no sabían en servicios sociales. Todo lo que no sabíamos las que sí tenemos casa. Todo lo que, en realidad, sí sabemos.
Quizás dejarlo ahí fue su forma de salir a la calle y gritar
Pienso también en lo que sí dijeron. En que decidieron mostrar en un lugar visible el papel del juzgado en el que se ordenaba su desahucio por impago del alquiler.
Quizás dejarlo ahí fue su forma de salir a la calle y gritar. Quizás fue su manera de romper el encierro que tapa detrás de muros altos la violencia estructural que despedaza vidas como las suyas. Precarizadas. Quizás fue su forma de llenar el mundo de lo que estaba encerrado dentro de las paredes de su casa.
Hay personas que recogieron su eco. Salieron a la calle el día siguiente. Salen a la calle cada día. Gritan. Llenan el mundo de otro orden posible.