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1 de mayo
Bilbao reivindica la clase trabajadora con seis mítines distintos
“Urkullu, cabrón, trabaja de peón”, coreaban las personas del sector CNT a su llegada a la explanada del Teatro Arriaga. La mañana del primero de mayo en Bilbao ha sido soleada, dispersa y con opciones para casi todas las sensibilidades. Este año han convocado conjuntamente el bloque formado por CC OO y UGT y la alianza para este día formada por ESK, Steilas y CGT. Han optado por ir solos CNT, USO, LAB y ELA.
Entre las 11.30 y 13.30 horas, la ciudad era un mitin: los había en Jardines de Albia (USO), el Arenal (CC OO y UGT), antes de llegar al Ayuntamiento (LAB), en el Sagrado Corazón (ELA) y en la plaza Santiago (ESK, Steilas y CGT), además del Arriaga (CNT). Entre unos y otras, la Gran Vía ha bajado llena, pero no abarrotada —LAB llegaba de Zabalburu—. Se notaba que era puente.
Por su parte, GKS ha convocado una sola manifestación, en Iruñea. Señalan que la Guardia Civil ha parado en el peaje de la autopista a la mayoría de los autobuses desplazados a la ciudad. Miles de jóvenes se han movilizado bajo el lema Frente a la burguesía y sus partidos, construcción de la alternativa socialista. GKS ha insistido en su mitin en señalar la “farsa electoral” y en la necesidad de organizarse al margen de la política parlamentaria. “Deshecho el espejismo del antiguo estado del bienestar” a base de socialdemocracia conjugada con capitalismo neoliberal, reivindica un primero de mayo más allá del “mero folclore” y centrado en el socialismo.
El mástil que sujeta la vela
Quien lleva la palabra socialista en su nombre, el secretario general del PSE, Eneko Andueza, ha aprovechado la mañana para realizar unas declaraciones a los medios de comunicación antes de partir con el sector CC OO-UGT (y Partido Comunista). Ha defendido que los “mejores logros laborales” los ha obtenido su partido. Paradójicamente, a pesar de que el PSOE es el palo que sostiene la vela del barco de la monarquía, que podría hundirse con cierta facilidad mediante un referéndum si los socialistas quisieran convocarlo, este era el sector de la manifestación que ha mostrado, como es habitual, más banderas republicanas.
La secretaria general de CC OO, Loli García, ha destacado en el quiosco del Arenal sobre el “riesgo reaccionario” que supone la derecha y ha apelado al voto, en un año de múltiples convocatorias. Ha defendido el trabajo llevado a cabo en la mesa de diálogo social —reforma laboral y de pensiones, aumento del SMI y de las prestaciones de desempleo e Ingreso Mínimo Vital— y en la negociación colectiva provincial, en la que Comisiones y UGT han renovado los convenios del metal, de Bizkaibus y de las trabajadoras del SAD. Asuntos a los que se ha referido como “hechos”, en vez de “palabras huecas ni huelgas vacías de contenido”.
En la Gran Vía, unas trabajadoras del SAD han esperado a ver pasar precisamente a Comisiones Obreras y UGT para darles la espalda. Aseguran que el convenio que han firmado ambos sindicatos no es el que merecen y que se están organizando de forma independiente fruto del desencanto. “Nos han traicionado”, aseguran.
Subtextos y discursos
Sin tanta claridad y con más subtexto, desde el escenario de LAB, su secretario general, Igor Arroyo, afirmaba en un mensaje dirigido a ELA que “para ganar el pulso a la patronal hay que organizar luchas intersindicales, porque el objetivo de la acción sindical no es sacar réditos como sindicato, sino avanzar como clase”. Asimismo, Arroyo ha defendido que LAB “representa al nuevo sindicalismo vasco”, y que, tal y como reflexionaron hace unos años, se han acercado a “colectivos precarizados como trabajadoras del hogar, riders, del ámbito de la cultura y trabajadoras y trabajadores del campo migrados”.
También ha reivindicado la necesidad de crear la República Vasca, articulando un marco sindical, social y político que tenga la voluntad de construirla, “cada cual desde su autonomía, configurando una agenda compartida para el cambio social y político”. “Porque nosotros no nacimos para crecer como sindicato; sí que crecemos, pero nacimos para otra cosa: para liberarnos como clase y como pueblo. Y seguiremos luchando con esa ambición”, ha concluido.
La tensión entre la primera y segunda fuerza sindical, ELA y LAB, respectivamente, es patente desde hace meses. El año pasado tampoco marcharon juntos. Desde el escenario de ELA, su secretario general, Mitxel Lakuntza, no ha ahondado en la disputa y ha centrado su discurso en el marco político, económico y sindical.
Políticamente ha vuelto a subrayar que una izquierda sin ser izquierda de poco sirve para la clase trabajadora, que para ello hay que confrontar —a los partidos políticos en el ámbito institucional, a las empresas y patronales en los centros de trabajo y en los sindicatos—. Económicamente ha recordado que las grandes empresas que tributan en la CAPV solo pagan de media un 7% y que la recaudación del impuesto de sociedades se ha reducido a la mitad en los últimos años. “Es ahí donde hay que mirar cuando echamos en falta recursos en Osakidetza, educación y vivienda”, ha apuntado.
Ha recordado que el precio de los alimentos ha subido un 15% y las hipotecas, una media de 3.600 euros al año. “Ante la inacción política, lucha sindical”, ha insistido sobre la dejadez de los gobiernos por no incidir en la carestía de la vida mediante políticas. Y ha defendido la huelga como instrumento de presión. En lo que ambos sindicatos vascos están de acuerdo, ya que cada uno lo ha destacado, es en que ambos apoyan la huelga que el movimiento feminista anunció el 8 de marzo y prepara para otoño.
Coser los derechos
En la plaza Santiago, un grupo de trabajadoras del hogar había cosido una pancarta (Eskubide guztiak, etxeko langileentzat) y aguardaba el mitin de tres mujeres: Vanesa Deacosta (ESK), Haizea Arbide (Steilas) e Iratxe Vicente (CGT). “Estamos hartas de seguir esperando, de seguir asumiendo decisiones y de conformarnos con sus migajas. Porque por más que miren para otro lado, sabemos bien quiénes son los responsables. No engañan a nadie”, han expresado.
Han criticado el sistema capitalista y patriarcal. Han defendido que los cuidados dejen de ser un negocio, dejar de jugarse la salud, física y mental, en el trabajo, a costa de aumentar los beneficios de unos pocos. Y han señalado “a quienes privatizan todo lo que tocan, pero que cuando vienen mal dadas, no dudan en tirar de los fondos públicos”.
Desde CNT, han defendido “organización” frente a folclore, ejerciendo “contrapoder” frente a la patronal y al sindicalismo de concertación social. Organización tanto de clase como sindical, pero respetando la “diversidad de la clase trabajadora”. Y ha recordado el “franquismo sociológico” que dejó de herencia la Transición: “Hemos pasado hoy al fiscismo sin complejos que se blanquea a través de los grandes medios de comunicación como otra opción política respetable”.
La secretaria de Acción Sindical de USO Euskadi, Nerea Cabrera, ha sido mucho más concisa en su discurso final: este sindicato ha escogido la incapacidad temporal como eje de la campaña de este año. Sostiene que la incapacidad temporal es una situación imprescindible para la recuperación de la salud, por lo que debe recibir cobertura económica y asistencial, pero que esta es “mejorable en muchos aspectos”.
Llama a no criminalizar a los trabajadores que se encuentren en esta situación y que los convenios deberían contemplar mejorar económicas para las bajas laborales, ya que “nuestra salud merma, pero los gastos, lejos de disminuir, incluso pueden aumentar”. Por último, ha recordado que su sindicato tiene en marcha la campaña Stop Ley de Mutuas.