Marc Torices: “Proclamarse creador es una cosa muy extraña”

Marc Torices firma ‘La alegre vida del triste perro Cornelius’, un cómic prodigioso y mutante sobre intentar hacer las cosas bien… y fracasar.
Marc Torices
Marc Torices, creador de la saga del perro Cornelius.

Recuerdo bastante bien la tarde que conocí a Marc Torices. Fue la primera vez que mi amigo Néstor F. me llevó a Fatbottom. Entonces, en 2011, aquella librería era un pequeño secreto; hoy es la meca barcelonesa del cómic y la autoedición underground. Empezamos a vernos allí casi cada viernes, mientras una comunidad iba tomando forma. No recuerdo exactamente la primera vez que vi una viñeta de su personaje estrella, el perro Cornelius, pero es como si siempre hubiera estado ahí, delineando nuestros tropiezos pasados y previendo quizá futuras debacles. Empezó a aparecer en las páginas de La Cultura del Duodeno, el fanzine colaborativo que Marc coordinaba junto a su compinche Pau Anglada, con quien, de hecho, ha coescrito las hilarantes y sucintas notas del cómic que acaba de lanzar, La alegre vida del triste perro Cornelius.

Y es que, desde hace unas semanas, Cornelius deambula, ocasionando alguna que otra desgracia, por las páginas de un voluminoso tomo publicado, con el mimo y la perseverancia habituales, por la editorial Apa Apa Cómics. “Es un libro de ideas, aunque no de una única idea”, apunta su autor, ante mi torpe intento de sacarle una tesis que defina la naturaleza de su cómic. “Supongo —añade— que lo que sobresale es esta cosa de cómo afrontar la vida, cómo lidiar con los problemas reales”. En un pasaje del libro, un Cornelius hundido hasta las cejas en problemas gordos se ve inmerso en una juerga interminable. Sus palos de ciego me hicieron pensar en alguna vez que salimos por ahí con Marc y al día siguiente nos escribíamos algo abochornados por las malas decisiones. “Siempre hay remordimientos”, confirma.

Nos sentamos en una terraza de Sants para conversar sobre un cómic que hace aflorar la risa en los territorios del quebranto y muda de piel a cada rato. Es, sin duda, un lanzamiento importante y no exento de ambición: cuando menos, la de dejar constancia del anhelo incorruptible y sostenido de no hacer otra cosa que dibujar. Vayámonos, pues, a la ficticia república de Maiame, que nos resulta a un tiempo lejana y cercana.

El prólogo del cómic nos sitúa en un universo en el que las urgencias de la actualidad parecen no tener cabida. ¿Había una voluntad de rehuirla?
En general, sí. Intento evitar hablar de mí mismo o hacer sátira, más que nada porque no tengo mucha información. Hay que estar muy al día y yo no lo estoy: hay veces que no sé cosas que todo el mundo sabe. Si cada vez que publicas algo ya te estás desnudando, en cierto modo, al menos que sea algo sobre lo que puedas responder. Sobre esto puedo responder porque me lo he inventado yo. Aunque claro que, indirectamente, tiene relación con el mundo en que vivimos.

Al fin y al cabo, a menudo nosotros somos esa persona a la que denigran…
O el otro, el que denigra. Todos nos movemos entre ambos polos, estando a un lado o al otro en ocasiones.

La hostilidad de la época del instituto y ese tipo de cosas han ido permeando en mi imaginario y hay cosas que me hacen gracia de forma automática, como cuando se le falta a alguien de forma gratuita

¿Puedes hablarnos de la génesis del personaje?
Cuando tengo que hacer chistes, lo primero que me viene son situaciones en las que una persona se sobrepasa con otra, y se trataba simplemente de darle un nombre a ese alguien. Supongo que la hostilidad de la época del instituto y ese tipo de cosas han ido permeando en mi imaginario y hay cosas que me hacen gracia de forma automática, como cuando se le falta a alguien de forma gratuita. Luego ocurrió que, en un momento en el que estuve un poco fastidiado, acumulaba mucho gasto psíquico del que tenía que deshacerme y me iba muy bien tener una forma de desahogarme. Cornelius era el típico personaje al que había dibujado para La Cultura del Duodeno, el Adobo y otros fanzines, y empecé a centrarme en él.

Al cabo de un tiempo tuviste que aparcarlo para dibujar Cortázar, que se convertiría en tu primer cómic largo.
Eso me hizo tenerle todavía más estima a Cornelius. Había estado a punto de dejar los cómics, y fue el encargo de Cortázar lo que me mantuvo ocupado. Pero lo que hacía no era otra cosa que trabajar. Fue un proceso largo, sufrido, y cuando terminé sentí que, si había dedicado tanto tiempo a creerme biógrafo de Cortázar, a hacer algo que no me apelaba tanto, ahora me debía a mí mismo dedicar idéntico esfuerzo, o más, a un proyecto personal. Si no, me daría rabia haber regalado un chorro ingente de energía juvenil únicamente a cambio de dinero. Entonces fui a por lo que tenía más a mano.

Cuando te conocí, trabajabas a jornada parcial en un museo. ¿Hay algo de esa experiencia en la anodina rutina laboral de Cornelius?
Evidentemente que todo lo que cuentas tiene que salir de algún sitio. Yo era muy precario cuando estaba en el museo, y ahora, trabajando en publicidad, también. Son otras condiciones, por supuesto, pero los cambios de horario de un día para otro irritan, y persiste esa sensación de que te pueden hacer ir por donde quieran. Con el añadido de que los jefes de ahora quieren ser tus amigos, hablarte de lo puteados que están…

Y Cornelius descubre que lo que quiere es ser escritor.
Proclamarse creador es una cosa muy extraña, y él lo hace con mucha ligereza. Casi que lo dice antes incluso de haberse puesto a escribir. Cuando, en realidad, normalmente pasas un tiempo haciendo algo hasta que decides que quizá se te da bien.

El contexto condiciona mucho el humor, en los últimos años ha habido debates intensos sobre esto

El cómic va deteniéndose en los detalles y en algunos personajes hasta que ocurre algo dramático que se convierte en un punto de inflexión. ¿Ese acontecimiento te ayudó a estructurar la narración?
Inicialmente, el libro iba a ser una recopilación de historietas autoconclusivas. Pero también me atraía la idea de que esos chistes pudieran llegar a contar algo más. Y descubrí que, si introduces un evento mucho más dramático en la superficie, todo lo demás cambia: una situación en la que Cornelius es una víctima, de repente, se percibe diferente. En mitad de toda esa trama piensas, bueno, este perro es un poco idiota. Quise plantear una situación que cambiase el significado de las cosas. El contexto condiciona mucho el humor, en los últimos años ha habido debates intensos sobre esto.

Háblanos de esa estructura tan ágil, en la que el estilo muta constantemente. Me hizo pensar en Chris Ware o en el Wilson de Daniel Clowes.
Mi forma de dibujar siempre ha sido así, me cuesta mucho casarme con un estilo. En cuanto a Clowes, hay más de Ice Haven, donde los cambios de estilo formaban parte de la sintaxis del libro, que de Wilson, donde el dibujo simplemente variaba con el tono. Chris Ware es uno de esos autores que no solo traumatizó a los que eran más jóvenes que él sino también a sus contemporáneos: Ice Haven, que era apaisado y en formato comic-book, fue la respuesta de Clowes al lanzamiento de Jimmy Corrigan, que había salido el mismo año que David Boring. Digamos que Ware le abrió a todo el mundo un nuevo campo de posibilidades en las que hurgar, y está muy presente en este cómic pero también en muchos otros de los que se publican hoy en día. Dejó una huella muy grande.

Me decías que las ganas de seguir contando historias de Cornelius son infinitas, y hay hasta un corto de animación en proceso.
Es que podría hacer otro tomo, además sobre el mismo arco temporal: volver a contar la misma historia desde otros puntos de vista, mostrar que más sucede durante la mudanza o ahondar en la relación de Cornelius con Alspacka, por ejemplo. Lo importante es la energía que le pongas. Ahora mismo también tengo entre manos un fanzine de Avalutsa, que quiero terminar, y me gustaría adaptar un par de guiones de mi hermano, más de ciencia-ficción. Son trabajos algo más canónicos, mientras que con Cornelius puedo hablar de las cosas que me interesan. Tampoco es que el personaje me caiga tan bien, pero sigue habiendo algo ahí que me es difícil de explicar.

Cargando valoraciones...
Comentar
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...

CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.
El Salto n.79
A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
O xoves 17 de xullo esperámosvos no CS 'A Nubeira' de Vigo para presentar o último número da revista El Salto xunto a algunhas das súas principais protagonistas: as que loitan contra o macroproxecto de celulosa liderado por Altri e avalado pola Xunta.
AGANTRO
O desprazamento forzoso en Chiapas: metáfora da vida núa
Conversamos coa investigadora América Navarro sobre o desprazamento forzoso en Chiapas.
Altri
Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.

Últimas

El Salto n.79
Galicia dice 'no' al capitalismo verde y en el último número de la Revista El Salto te lo contamos
Ya está disponible el número 79 de nuestra revista, en el que destacamos la investigación y el rechazo social que encuentra el proyecto de macrocelulosa de la multinacional Altri.
Orgullo
O Orgullo Crítico enche de diversidade e de humanismo Galiza: “Transfeministas con Palestina”
Crónica visual de como unha enorme multitude encheu de diversidade o centro da cidade de Vigo.
O Teleclube
'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria
O Teleclube
'O Teleclube' pecha a temporada cos supervivintes de '28 anos despois'
Danny Boyle e Alex Garland volven ao mundo dos infectados que inspirou o renacemento dos 'zombis'.

Recomendadas

Medio rural
A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Migración
A veciñanza mobilízase para acoller migrantes tras o peche de centros de Rescate Internacional en Galiza
Tras o progresivo desmantelamento de varios dispositivos de acollida, moitos refuxiados foron trasladados a outros puntos do Estado sen aviso previo. Outros son simplemente desaloxados trala denegación da súa solicitude de asilo.
Ourense
Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
Comentarios

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...