Energía nuclear
La nuclear en la COP26: una agenda oculta

El lobby nuclear concibe la COP26 como una oportunidad para imponer su agenda y conseguir miles de millones en financiación como parche para una industria en franco declive.
COP26 Marcha a Glasgow
Beyond Nuclear International
1 nov 2021 02:23

Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.

El argumento privado en favor de más nuclear

Aquí estamos, con una nueva COP (conferencia entre varias partes). Algunos nos hemos desplazado a Glasgow, algunos nos hemos quedado en la distancia.

Pero esta es la COP26. Lo que quiere decir que ha habido 25 intentos de afrontar la crisis climática que afrontamos. 25 rondas de “bla bla bla”, como lo resumió Greta Thunberg.

Así que si algunos no nos mostramos muy optimistas, se nos puede perdonar. Quiero decir, incluso la Reina de Inglaterra se muestra exasperada ante tanto ruido y pocas nueces por parte de los líderes mundiales. Hasta ahora, al fin y al cabo, se han mostrado inútiles. Algunos, incluso, literalmente ausentes. Y otros, han sido aún peores. 

No actuar de manera radical es un crimen contra la humanidad. Y contra toda forma de vida. Sería causa suficiente para aparecer ante el Tribunal Criminal Internacional. Rumbo de sentencia.

Resulta interesante preguntarnos las prioridades de los mayores emisores del planeta. La respuesta: expandir y actualizar sus arsenales de armas nucleares. Otro crimen contra la humanidad. Es como si no se percataran de lo rápido que avanzamos hacia el infierno. Como si quisieran complicar aún más las cosas con un apocalipsis nuclear.

No actuar de manera radical es un crimen contra la humanidad. Y contra toda forma de vida. Sería causa suficiente para aparecer ante el Tribunal Criminal Internacional. Rumbo de sentencia.

No es que las dos cosas carezcan de relación. La industria nuclear civil se halla desesperada por presentarse como una solución climática en la COP. Se ha rebautizado como “cero carbón”, lo cual es una mentira. Y nuestra clase política no cuestiona esta afirmación, la mayoría se limitan a repetirla sin fundamentos. Tal vez por estupidez, tal vez por pereza. Tal vez no. Sigamos.

La energía nuclear no es una solución climática, claro. No tiene ninguna argumentación económica, en comparación con las renovables o la eficiencia energética. Ni puede producir la suficiente energía a tiempo como para evitar la catástrofe climática. Es demasiado lenta, cara, peligrosa, no ha resuelto su problema con los residuos y supone un problema por el riesgo de proliferación y la seguridad.

La energía nuclear es tan lenta y cara que no importa que sea 'baja en carbón' (mucho menos 'cero carbón'). Como el economista Amory Lovins dice: “Ser 'cero carbón' no implica eficiencia climática”. Si una fuente de energía es demasiado lenta y costosa, “reducirá y retardará la protección climática potencial”, sin importar lo 'baja en carbón' que sea. 

Esto deja con un único motivo para la obsesión política que busca prolongar la agonía de la industria nuclear: su indispensabilidad para el sector de las armas nucleares

Los nuevos reactores, menos grandes, menos lentos, harán plutonio, esencial para la industria de armas nucleares, como insisten Henry Sokolski y Victor Gilinsky del Nonproliferation Policy Education Center (Centro de Educación de Poltica de No-Proliferación). Algunos de estos supuestos micro-reactores acabarían generando energía para el complejo militar. La Tennessee Valley Authority (Autoridad del Valle de Tennessee) ya utiliza dos de sus reactores civiles para producir tritio, otro “ingrediente” clave para generar armas nucleares, y un terrible emborronamiento de las diferencias entre las esferas militar y civil. 

Mantener los reactores existentes activos, construir otros nuevos, mantiene el personal y conocimiento necesarios para el sector armamentístico nuclear. En los grandes despachos se avisa constantemente del riesgo para la seguridad nacional de decomisionar las centrales nucleares.

Mantener los reactores existentes activos, construir otros nuevos, mantiene el personal y conocimiento necesarios para el sector armamentístico nuclear. En los grandes despachos se avisa constantemente del riesgo para la seguridad nacional de decomisionar las centrales nucleares.

Esto es más que una hipótesis. Queda claro en varios documentos procedentes de The Atlantic Council o The Energy Futures Initiative (Concilio del Atlántico e Iniciativa por los Futuros de la Energía, respectivamente). Dos académicos de la Universidad de Sussex, Andy Stirling and Phil Johnstone, han investigado este tema. Y sin embargo, la inmensa mayoría no hablamos de la asociación militar-comercial de la nuclear, para la consternación de estos académicos.  

Pero, de alguna manera, es más que obvio. Mientras en el movimiento antinuclear nos obsesionamos ante el hecho de que nuestros argumentos, tan convincentes y empíricos, no convencen a nadie, quizás nos estemos olvidando de que la defensa pronuclear que nos llega no es más que una cortina de humo. 

Esperemos que ese sea el caso. Porque si no, la clase política de verdad que es así de tonta y perezosa, controlada por los grandes emisores, nucleares o fósiles. O todos a la vez. Y, si ese es el caso, nos aguarda más “bla bla bla” en la COP26 y un terrible destino para las generaciones presentes y futuras. 

Agradecemos, por tanto, a quienes acuden a la COP26 para recordar que la energía nuclear no tiene lugar entre las soluciones climáticas. Y espero que también insistan en lo caras y obsoletas que son las centrales, y que solo servirían como una excusa para perpetuar la industria armamentística nuclear. 

Traducción de Raúl Sánchez Saura.

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