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Crisis climática
Transformación frente a evolución
Leo en el libro Modo de vida imperial de Uldrich Brand Markus Wiseen: “L no sostenibilidad es un estado muy práctico que, por lo general, se vive de forma muy inconsciente”.
Indudablemente el modo de vida imperial y la no sostenibilidad inconsciente se refiere al disfrute individual del consumismo iniciado en el norte global, mientras como sociedad si ha sido consciente de haber explotado, durante los últimos siglos con el colonialismo, los recursos naturales y la mano de obra del sur global, sin escrúpulos, imponiendo el esclavismo, la explotación laboral además de llevar al límite el ecosistema. Por otro lado el norte “democrático” ha trasmitido su modelo como la forma y estilo de vida ejemplar.
Actualmente el ejemplo occidental capitalista en su formato actual neoliberal es la forma o el proyecto de vida de aproximadamente 2.000 millones de personas en todo el planeta, tanto en estados “democráticos”, autoritarios como en dictaduras. Un estilo ligado a la utilización de energías fósiles y la generación de gases con efecto invernadero (GEI).
En 1987 se presentó en la ONU el informe Brundland Nuestro futuro común realizado por la Comisión Mundial sobre el medio ambiente presidida por la norruega Gro Harlem Brundland. En él se hace énfasis en los problemas medioambientales de la industrialización, el aumento del nivel vida de la población mundial y se registra por primera vez el término de “crecimiento sostenible”: “Aquel desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de satisfacción de las necesidades de las futuras generaciones”. Coetáneamente a esta comisión el neoliberalismo económico inicio su implementación como sistema económico de la mano, entre otros, de Margaret Tatcher y Ronald Reagan.
Desde el año 2000 algunos científicos hablan ya de la época geológica del “Antropoceno” (de griego ἄνθρωπος anthropos, ‘ser humano’, y καινός kainos, ‘nuevo’), la solaparían con la actual el Holoceno. El nombre intenta relacionar la capacidad que tiene el hombre de alterar y modificar el ecosistema por encima de la naturaleza. Su inicio podría situarse hace unos 250 años coincidiendo con la utilización del carbón como generador de energía para la industria y de GEI, ahora se encontraría en uno de sus apogeos con consecuencias claramente negativas para gran número de grupos de especies del planeta entre ellas el ser humano.
El neoliberalismo se empeña en intentar convencer a toda la ciudadanía del planeta que comprar, acumular bienes y experiencias hace feliz, intentando inventarse la evolución del Homo Sapiens hacia Homo Economicus
El neoliberalismo se empeña en intentar convencer a toda la ciudadanía del planeta que comprar, acumular bienes y experiencias hace feliz, intentando inventarse la evolución del Homo Sapiens hacia Homo “Economicus” cuyo principal deseo sería priorizar las necesidades de satisfacción sobre las de supervivencia de la especie. Frente al riesgo de perder el mercado y los beneficios justifica la generación GEI buscando un modelo de evolución a través de conceptos como la economía verde o el mercado de emisiones, entre otros.
Desde el informe Bhrundland el concepto del sistema de crecimiento sostenible se ha convertido en haber multiplicado por 4 los viajes en avión, la fabricación de automóviles, el consumo de energías fósiles, la producción de acero y hierro, el plástico la contaminación del mar, las basuras, las desigualdades…se ha eliminado cientos de millones de hectáreas de bosques de árboles que absorben el CO2 y generan oxígeno; además de ellos dependen, en parte, para sobrevivir el 90% de la población que se encuentra en pobreza extrema. La lista de despropósitos es casi infinita. Las voces en contra más altas pertenecen a científicos, investigadores, activistas, la ciudadanía, colectivos sociales o políticos a los que muchas veces se intenta desprestigiar a través del poder de los medios de comunicación.
Transformar sería crecer para favorecer, subvencionar, invertir y gestionar desde los estados y la ciudadanía en la producción de energías limpias
Gran parte de los investigadores, científicos, activista, teóricos, ecologistas que buscan soluciones prefieren el término transformar frente a la evolución. Transformar sería cambiar, por un lado para decrecer las satisfacciones y hábitos que generan GEI, desequilibrio social, injusticia, explotación, eliminando las grandes corporaciones financieras, los modelos de empresa que lo único que buscan es generar la máxima plusvalía posible para satisfacer a sus “anónimos” inversores. Transformar sería crecer para favorecer, subvencionar, invertir y gestionar desde los estados y la ciudadanía en la producción de energías limpias, investigar la forma de almacenarla sin generar GEI, también en métodos para la absorción o eliminación del CO2 acumulado, educar en la forma de vida y el estilo de vida, en la igualdad, socializar la política y la economía desde la calle desde las asambleas de ciudadanos porque ya no hay tiempo para una revolución, la prioridad debería ser recuperar el equilibrio del planeta, eliminar el segregacionismo social, económico, de procedencia, de género…, cambiar la actual deriva del Antropoceno, evitar que el Homo “Economicus” acabe con gran parte de vida en el planeta. Generar la consciencia de protección del medio ambiente y de nuestro futuro común.