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Elecciones
Yolanda Díaz afronta la necesidad de sumar sin dividir
Con el registro el pasado miércoles de la marca “Sumar” en el registro de asociaciones se ha generado una nueva noticia en torno al esperado proceso político “de escucha” con el que Yolanda Díaz quiere medir las posibilidades de presentarse como cabeza de lista de un proyecto político en las elecciones generales que, a fecha de hoy, tendrán lugar a finales de 2023 o incluso en 2024.
No ha sido premeditado, desde el entorno de Díaz se explica que la filtración no era un hito planificado y que fue extemporáneo. La confirmación por parte del Ministerio de Interior del registro de la asociación, a la que la ministra de Empleo no pertenece oficialmente, se esperaba para finales de junio, pero la noticia de que este se había solicitado ha sido un momento más de lo que, al menos desde fuera, parece un proceso pausado, sea lo que sea que significa eso.
Díaz ha apuntado poco sobre qué es Sumar. Se sabe que busca perfiles independientes, en su mayor parte, mujeres. Como subrayaba recientemente en un vídeo en Ctxt, la ministra cree que las mujeres buscan más el encuentro que los políticos varones. Basa su propuesta en el “contacto directo” y en que los partidos no sean protagonistas.
La política de Ferrol será la única candidata con posibilidades de alzarse por encima del 10% del voto en las generales frente a un trío formado por Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, pero está lejos de ser la candidata favorita de las mujeres en el último CIS: una de cada cuatro quieren que Sánchez siga siendo presidente, el 14,2% apoya al candidato del PP y el apoyo de Díaz no llega a una de cada diez. Entre los varones, sin embargo, el 11,5% apuesta por Díaz.
Su valoración general, sin embargo, es muy alta entre las mujeres, que le dan una media de 5,3 y entre las personas mayores de 65 años. El público con el que menos conecta es el de las personas entre 45 y 54 años.
Esa firmeza de Díaz en cuanto a su valoración, contrasta con los malos resultados de Unidas Podemos en el mismo barómetro. La intención directa de voto de la coalición en el Gobierno —que se integrará en el proceso de Díaz salvo nueva crisis— se queda en un 7,7%, lejos del 8,4% estimado en el sondeo de marzo y de los dobles dígitos que mantenía hasta febrero. Los datos después de la “cocina” del CIS son aun peores: Unidas Podemos cae por debajo del 10%.
Andalucía y más allá
El próximo hito marcado por la propia ministra de Trabajo tendrá lugar después del 19 de junio. Esa fecha está marcada en el calendario electoral y parece poco propicia para la izquierda. El PP de Juanma Moreno, junto con Vox, que ha irrumpido con Macarena Olona al frente, aspiran a mantener al PSOE fuera del Palacio de San Telmo por segunda legislatura consecutiva.
En este contexto, el proceso de Yolanda Díaz llega verde, sin rodaje y como una declaración de intenciones antes que como una hoja de ruta. Sorteado el primer momento de desencuentro, que ha provocado una crisis entre Izquierda Unida y Podemos, y que este partido no aparezca oficialmente en las listas de la coalición en las elecciones andaluzas.
Desde el equipo de Díaz se resta protagonismo a la ministra en la agónica negociación del 6 de mayo, que se produjo en términos clásicos de discusión de partidos. Se recalca asimismo que ella prefería otro perfil independiente para encabezar la candidatura y que su papel se limitó a intentar que las distintas partes se cogiesen el teléfono en las horas críticas.
La ministra de Trabajo es la más valorada entre el que será nuevo electorado en las próximas generales y que no tuvo derecho a voto en las de 2019
El miércoles, la ministra acompañó a la líder de Más Madrid y cabeza de la oposición en la Asamblea regional madrileña, Mónica García, en la presentación de su libro Política sin anestesia (Plaza y Janés, 2022). En el acto, en el espacio Espacio Bertelsmann de la calle O’Donnell se encontraban también Rita Maestre, jefa de la oposición en el Ayuntamiento, y el diputado en el Congreso y número uno por Madrid, Íñigo Errejón. No es el único acto en el que ha estrechado los lazos con Más Madrid, aunque durante las fiestas de San Isidro también se fotografió con Alejandra Jacinto, portavoz de Unidas Podemos.
Fuera de Madrid, Díaz cuenta con la complicidad de algunas de las veteranas del “cambio” político. En el País Valencià, Mónica Oltra ha demostrado en distintas ocasiones su disposición a ir en una marca compartida a nivel estatal y ha demostrado ya su sintonía con la política ferrolana. No obstante, la reciente dimisión del conseller de Educación, Vicent Marzà, abre la puerta a una profunda remodelación de Compromís, en la que Marzà podría sustituir a Oltra en las próximas autonómicas. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que ayer 19 de mayo anunció que se presentará a su segunda reelección en las locales de 2023, junto con la estructura de los Comunes en Catalunya, es uno de los principales baluartes de Díaz en los inicios de su proyecto. En el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas publicado ayer, los votantes de En Común Unidas Podemos son los más entusiastas a la hora de “preferir” que Díaz sea la presidenta, seguidos de los de Más País y, en tercer lugar los de Unidas Podemos, a siete puntos de los anteriores votantes de la coalición en Catalunya.
La ministra, que destaca entre sus rivales políticos en grado de aprobación, supera el notable entre los votantes de Unidas Podemos y de En Comú, roza el siete entre quienes votaron a Más País y el 6,5 entre las votantes de Compromís, supera el 6 de valoración entre los votantes del PSOE y EH Bildu y aprueba entre los públicos electorales de ERC y BNG. Solo la base electoral de la CUP suspende rotundamente a la ministra entre los partidos situados a la izquierda del PSOE. Por último, la ministra de Trabajo es la más valorada entre el que será nuevo electorado en las próximas generales y que no tuvo derecho a voto en las de 2019.
Sin embargo, los números para una suma pasan porque no se produzcan más choques, no al menos como el de Andalucía, entre Díaz y sus posibles socios, comenzando por Podemos. La situación desde la semana post-pacto, al menos, no ha empeorado. Díaz no quiso contestar a las declaraciones de Pablo Iglesias, exsecretario general de Podemos, sobre la indefinición del “frente amplio”, una etiqueta que hoy por hoy nadie reivindica.
Una vez pasado el proceso en Andalucía, Díaz no tendrá mucho más margen para concretar cuál es su plan para 2023, año en el que se celebran elecciones locales, europeas y se elige la mayoría de los parlamentos autonómicos, incluidos algunos de peso como Madrid o el País Valencià. Un mal resultado general en esas citas puede dejar muy tocada a la coalición Unidas Podemos pero, en clave de elecciones generales, será un lastre importante para una Díaz que afronta su primera gran reválida como candidata a todo.