Iglesia-Estado
22 colectivos andaluces rechazan el galardón del Ayuntamiento sevillano al “mayor inmatriculador de Andalucía”

El Ayuntamiento de Sevilla, gobernado por el socialista Juan Espadas, ha decidido otorgar la distinción de Hijo Adoptivo de la ciudad al Arzobispo de la Archidiócesis sevillana, Juan José Asenjo, bajo cuyo mandato se inmatriculó la Catedral con el Patio de los Naranjos y la Giralda, así como la Mezquita de Córdoba en su tiempo como responsable de la diócesis cordobesa.

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El presidente Aznar y el arzobispo Asenjo, parodiados en una acción de protesta de la Plataforma en defensa del patrimonio de Sevilla. Francisco Javier Huete
El Salto Andalucía
9 sep 2020 12:00

“Es un ataque al patrimonio de la humanidad que Asenjo se jubile de la jerarquía católica como uno de los mayores inmatriculadores de nuestra tierra y, además, con el honor de ser hijo adoptivo de Sevilla”. Así de contundentes se han mostrado 22 colectivos andaluces ante la noticia de que el actual arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, será distinguido con la medalla de la ciudad como hijo adoptivo, un premio concedido por el gobierno socialista de Juan Espadas.

Las organizaciones firmantes denuncian que, al poco de ser nombrado arzobispo de la Archidiócesis sevillana, Asenjo inscribió en el Registro de la Propiedad la Catedral de Sevilla “incluyendo a la Giralda y al Patio de los Naranjos como simples anexos de la finca, despreciando a estos dos símbolos de la ciudad y haciendo negocio con ellos cuando siempre fueron espacios públicos”. Una práctica que exportó de sus tiempos como obispo de Córdoba, donde inmatriculó la Mezquita de la antigua capital califal.

La trayectoria de Juan José Asenjo lo vincula de forma directa con la práctica de las inmatriculaciones. Secretario General de la Conferencia Epíscopal entre 1998 a 2003, cuando el gobierno de Aznar eliminó el artículo de la Ley Hipotecaria que impedía inmatricular bienes de dominio o uso público

Además, recuerdan que el arzobispado de Asenjo incumple el mandato democrático del ayuntamiento, que en febrero de 2018 acordó “recabar de los Registros de la Propiedad, la lista completa de los bienes inmatriculados en la ciudad al amparo del artículo 206 de la Ley Hipotecaria desde el año 1978 por la Iglesia católica”. Una reclamación que dos años después no ha tenido respuesta, a pesar de que “Asenjo afirmó no tener ningún inconveniente en hacer pública la información cuando se aprobó la moción en el ayuntamiento”. Lo que pone de manifiesto para las organizaciones “el escándalo de las inmatriculaciones sigue dominado por el oscurantismo y la falta de transparencia”.

Entre las entidades firmantes figuran varias dedicadas a la denuncia de las inmatriculaciones eclesiásticas como la Plataforma en defensa del patrimonio de Sevilla, la Coordinadora estatal “Recuperando” y la Plataforma “Mezquita de todas y todos”. También las asociaciones laicistas de Sevilla, Jerez, Córdoba y Andalucía y varios colectivos republicanos: Asociación Nuestra Memoria, Foro Construyendo REDpública de Utrera, Ateneo Republicano de Andalucía, Asociación Memoria Histórica PTE-JGR, Asociación “El olvido está lleno de memoria” y Unidad Cívica Andaluza por la República (UCAR). Además se adhiere la Coordinadora Andaluza de Comunidades Cristianas Populares y su asamblea local de Sevilla, junto al grupo de apóstatas de la ciudad. Otras organizaciones que firman el manifiesto son la Asamblea de Andalucía (ADA), la Plataforma “Gambogaz para el pueblo”, los colectivos feministas Mujeres Supervivientes y Mujeres de Negro contra la guerra – Sevilla, así como Ítaca – Asociación para la Defensa de la Naturaleza y el Medioambiente y Colectivo Ecopacifista Solano.

La trayectoria de Juan José Asenjo lo vincula de forma directa con la práctica de las inmatriculaciones. Secretario General de la Conferencia Epíscopal entre 1998 a 2003, miembro de la Comisión de Patrimonio Cultural desde un año antes y presidente de la misma a partir de 2005. Fue precisamente en ese periodo cuando el gobierno de José María Aznar eliminó el artículo de la Ley Hipotecaria que impedía inmatricular bienes de dominio o uso público, lo que abrió la veda a las diócesis para registrar a su nombre templos pero también otros espacios públicos de pueblos y ciudades de todo tipo.

Adscrito al sector conservador de la Iglesia por su cercanía con el jerarca Rouco Varela, con el que colaboró durante su primer mandato al frente de la Conferencia Epíscopal (1998-2005). En su tiempo como obispo de Córdoba, no solo inmatriculó la Mezquita, sino que además rechazó la petición de la Comunidad Islámica en España de permitirles la oración a los musulmanes en la misma y fue uno de los artífices de la fusión de Cajasur, entidad vinculada a la Iglesia, con Unicaja. Ya en la archidiócesis sevillana, en la que sustituyó al progresista Carlos Amigo en 2009, ha protagonizada varias polémicas por sus declaraciones contra la homosexualidad y su negativa a que un joven gay de Écija fuese padrino en el bautizo de su sobrino.

Alfonso Guerra, hijo predilecto

La otra distinción anunciada por el Ayuntamiento sevillano, nombrar al exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra hijo predilecto de la ciudad, también ha causado polémica. Adelante Sevilla, la coalición de izquierdas socia de presupuestos de 2019 del alcalde Espadas, la ha criticado duramente. Su portavoz, Daniel González, valoró la condecoración a Guerra como un “auténtico disparate” y recuerda que la trayectoria del político socialista estuvo salpicada por los GAL, así como los casos de corrupción Filesa y Guerra, este último que le obligó a dimitir de la vicepresidencia. La coalición considera que este premio, junto con el del arzobispo Asenjo, supone un “giro a la derecha” y un “mercadeo de las medallas de la ciudad a los amigos de turno” del alcalde.

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