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Las cuentas del gran concejal
Cuenta el anecdotario de la historia que, cuando el rey Fernando pidió explicaciones a Gonzalo Fernández de Córdoba por sus gastos en la guerra de Nápoles, el Gran Capitán respondió con bravuconería, quejándose de que el monarca se atreviera a cuestionar esas cuentas que habían añadido nuevos territorios a la corona aragonesa. Similares son las ínfulas que se gasta Pepe Aniorte, delegado de Familias, Igualdad y Bienestar Social en el Ayuntamiento de Madrid, cuando alguien se atreve a cuestionar sus políticas LGTB. Pero, aunque este ‘Gran Concejal’ se considere un gran estratega, y así lo jaleen los pocos acólitos de Ciudadanos que aún quedan, lo cierto es que Fernández de Córdoba conquistó un reino y Aniorte lo está desmantelando mientras finge protegerlo.
Hace un año ya, cuando se hizo público el proyecto de Presupuestos para 2021, descubrimos que iban a desaparecer las subvenciones nominativas para los colectivos LGTB. Decía entonces Aniorte que, en realidad, iban a transformarse en competitivas, ya que eso aumentaría la transparencia de las subvenciones públicas municipales. Hay que recordar que para obtener una ayuda en clave competitiva las asociaciones deben presentar un proyecto que se evalúa por un grupo de técnicos y se aprueba o no, en tanto que una subvención nominativa depende únicamente del interés que tenga el Consistorio en un programa particular desarrollado por un colectivo. Teniendo esto en cuenta, es cierto que aumentaría la transparencia convirtiendo las subvenciones nominativas en competitivas, pero descubrimos muy pronto que lo que a priori parecía una buena idea encerraba una oscura triquiñuela por parte del ‘Gran Concejal’: algunas entidades seguirían disfrutando de subvenciones nominativas mientras que otras deberían someterse al escrutinio competitivo.
Algunas entidades seguirían disfrutando de subvenciones nominativas mientras que otras deberían someterse al escrutinio competitivo
Transexualia, Fundación 26 de diciembre e Imagina Más han recibido este año de forma nominativa 41.000, 85.000 y 155.000 euros respectivamente, mientras que el resto de las entidades a las que se concedían esas subvenciones han tenido que presentarse a una línea de subvenciones LGTB específica que, aunque Aniorte hace pasar por invención propia, ya existía en sus principios fundamentales durante el mandato de Manuela Carmena. Y, aunque el concejal afirma que se ha destinado a esa competición un total de 250.000 euros, no hace falta más que acercarse al portal de transparencia del Ayuntamiento para encontrar que solo se han repartido 194.800,16 euros, quizá porque algunas entidades hayan preferido no postularse a unas subvenciones que solo se otorgarían a cambio de algunas condiciones un tanto cainitas, como que, en caso de que la cuantía concedida no alcanzara a cubrir el total del proyecto, la entidad solicitante lo complete con sus propios fondos.
Es fácil hacer la cuenta del total de las subvenciones de este año. Si a las ayudas nominativas antes mencionadas sumamos las competitivas que se han concedido —45.000 euros para Kif-Kif, 31.200 a Cogam, 35.000 euros para Transexualia, 33.600,16 euros para Fundación Triángulo, 15.000 euros para Apoyo Positivo y 35.000 euros a Triángulo Juventud—, encontramos una inversión total por parte de la Delegación de Familias, Igualdad y Bienestar Social de 475.800,16 euros. Mucho dinero, no hay duda, pero menos de los 492.323 euros que solo en subvenciones nominativas se destinaron a seis entidades LGTB en 2019 y los 497.323 euros que se repartieron a siete organizaciones en 2020; y, además, menos recursos en clave competitiva (194.800,16 euros) que los que se han repartido de forma nominativa (281.000 euros).
Pero ¡ay de quien se atreva a cuestionar esta decisión de Aniorte! El ‘Gran Concejal’ defiende con vehemencia su decisión y no deja de difundir lo que él llama “la verdad” (su apoyo a las entidades LGTB de la ciudad) tanto en público como en privado. Parece ser que es habitual no solo que responda a los comentarios en redes sociales, sino que es también frecuente que escriba a quienes osamos poner en duda ese compromiso LGTB. Somos ya bastantes los sufridores de su insistencia a través de mensajes privados en los que insiste por activa, pasiva y hasta voz media en que la situación de los colectivos ha mejorado. Y supongo que también somos bastantes quienes, cuando no nos creemos esa verdad tan cuestionable, recibimos el clásico “sectario” o hemos de leer afirmaciones tales como que realmente no nos interesa el colectivo LGTBI. Lo mismo hace en público, claro está, aunque de un modo algo más elegante.
Si no es por “amiguismo”, ¿por qué motivo se mantienen tres subvenciones nominativas para tres entidades LGTB cuando se afirmó tajantemente que todas desaparecerían en pos de la transparencia?
“Llegamos a más entidades, pero sin amiguismos”, decía Aniorte en un tuit el pasado 17 de noviembre. Cabe preguntarse, si no es por “amiguismo”, ¿por qué motivo se mantienen tres subvenciones nominativas para tres entidades LGTB cuando se afirmó tajantemente que todas desaparecerían en pos de la transparencia? Y aquí permítame quien lea estas líneas que haga como nuestro Lázaro de Tormes y diga que “no sé qué y sí sé qué”, porque hay cartas variadas que allí habría que barajar para desvelar qué intereses puede haber tras esas ayudas que son nominativas quizá por algún que otro nombre propio.
Diga lo que diga, insista cuanto insista este ‘Gran Concejal’, aunque el sistema de subvenciones públicas puede ser mejorable, la verdad es que la única transformación que ha tenido lugar consiste en que Pepe Aniorte mantiene ayudas directas a una serie de colectivos mientras expulsa a otros de las subvenciones nominativas del Ayuntamiento de Madrid. Y así seguirá siendo el próximo 2022, en cuyos presupuestos ya figura que esas tres entidades seguirán disfrutando de la financiación directa y sin competición alguna.
Lo que aquí se perjudica verdaderamente es el trabajo de tantos colectivos LGTBI cuyos programas sociales quedan desamparados por el Ayuntamiento de Madrid
Dicen que una mentira repetida mil veces acaba siendo creída como verdad, pero, y así señala el refranero en este caso, la falsa verdad de Aniorte es como aquel cántaro que tanto iba a la fuente que acabó por romperse. Entre sus pedazos no solo queda la mentira evidente de un ‘Gran Concejal’ cuyas acciones lo empequeñecen, sino también la credibilidad del Consistorio. Uno se pregunta si tanto el alcalde Almeida como la vicealcaldesa no tienen a mano a alguien más capaz para tapar las vergüenzas de una política municipal que da la espalda a las asociaciones mientras finge protegerlas. Porque, y eso es lo más doloroso y terrible, lo que aquí se perjudica verdaderamente es el trabajo de tantos colectivos LGTBI cuyos programas sociales quedan desamparados por el Ayuntamiento de Madrid. Con la puesta en peligro de esos programas, somos todas las personas LGTBI que vivimos en Madrid quienes perdemos recursos. Debe ser más importante colocar una “bandera arcoíris permanente”, que duró solo unas horas —pero permitió un publirreportaje a Begoña Villacís por el módico precio de 9.000 euros—, que garantizar la seguridad de vecinos y vecinas LGTBI de Madrid a través de programas de subvenciones que aseguren el trabajo de las asociaciones “sin amiguismos”, con objetividad. Porque a estas alturas ya es evidente que, mientras el Gran Capitán fue famoso por sus cuentas, Pepe Aniorte solo tendrá fama —y mala— por sus cuentos.