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Iglesia-Estado
Si Méndez de Vigo es “el novio de la muerte”, ¿entrará la cabra de la Legión en los colegios?
Sabido es que M. Rajoy quiere que los alumnos españoles aprendan los valores de las Fuerzas Armadas.
Si el sufrido contribuyente está harto de la propagada religiosa del credo nacional-católico que esta pasada Semana Santa se ha publicitado a mansalva en los medios audiovisuales de titularidad pública y ha escuchado —aunque no quiera— alguna que otra ráfaga del himno de la Legión, en donde los caballeros del otrora Tercio de Extranjeros se declaran novios de la muerte, puede que haya tenido la oportunidad de saber —y no como consuelo— que el año pasado se lo cantaron a niños con enfermedades muy graves o terminales en algún que otro hospital del país.
Claro que también por estas fechas de capuchas, caperuzas, saetas, pasos, trompetas y tamborileros hemos tenido oportunidad de observar hasta qué punto en algunas familias se fomenta el culto legionario desde tierna edad, con criaturas de muy pocos años ataviadas con el uniforme del Tercio y en actitud todo lo marcial que pueden dar de sí los pobrecitos a tan pocos años.
Creo incluso que a estas criaturas se las ha escuchado entonar el himno de la Legión, cuyo fundador es reconocido en la historia de España por haber sido un general felón y gritar muera la inteligencia. En un país con un porvenir más halagüeño, los niños no deberían cantar himnos en los que se declaran novios de la muerte, sino de la vida, y hacerlo además con toda la entrega y vitalidad propia de quienes quieren vivir y a vivir empiezan, según escribiera nuestro Antonio Machado.
Lo mismo cabe decir de la actuación de hasta cuatro ministros del Gobierno, cuatro (“Una legíón de ministros acompaña al Cristo de la Buena Muerte”, tituló ABC), que se identificaron con las estrofas de la canción legionaria y le prestaron voz franca como asistentes a uno de los actos de la Semana Santa en Málaga. Como entre ellos estaba el de Educación, señor Méndez de Vigo y Montojo, portavoz asimismo del Gobierno, es cosa de preguntarse por la causa de tan desaforado ardor guerrero en el otoño de su edad.
La respuesta podría estar en la defensa que últimamente ha hecho su jefe, M. Rajoy, de una enseñanza en la que los alumnos aprendan en las aulas los valores de las Fuerzas Armadas. Es probable que si don Íñigo Méndez de Vigo y Montojo se ha exhibido de tan canora y marcial guisa, no tardemos en tener a las jóvenes generaciones haciendo lo propio y hasta desfilando con el pecho descubierto y cara al cielo en el patio de colegios e institutos.
Puede, incluso, que cada centro docente llegue a contar con un establo para la correspondiente cabra legionaria, bien cebada por el erario público, a fin de servir de mascota a cuantos cánticos y marchas contribuyan a la Reformación del Espíritu Nacional (aquella FEN del viejo régimen).
PS. El alcalde de Valladolid ha justificado las banderas a media asta en el Ayuntamiento diciendo que siempre ha sido así en Viernes Santo y obedecen a la escenografía de la Plaza Mayor. Al mismo tiempo no entiende que se haga en los cuarteles, como se ha hecho inconstitucionalmente bajo el Gobierno de M. Rajoy. El alcalde de Valladolid es del PSOE, la izquierda.
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No son franquistas, están enfermos de franquismo como muchos de su votantes. Les felicito por el artículo.