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Memoria histórica
Desconocidos e imprescindibles. Los falsificadores y la clandestinidad libertaria
Saludos gente que lee. Aquí estamos de nuevo para poner a vuestra disposición información variada sobre la guerrilla libertaria. Hoy, de primeras, tocaba publicar artículo sobre el grupo malagueño de “los Pataletes”. He conseguido bastante material nuevo sobre ellos y quería actualizar mi vieja entrada. La cosa es, que al intentar consultar aquella “Miscelánea andaluza”, en la estaba integrado, he descubierto que los artículos publicados en Diagonal, por parte de un servidor, ya no se pueden consultar en red. Así que voy a hacer un cambio de planes general, y voy a tratar de recuperar los máximos posibles e irlos incluyendo en el Salto. Debido a que la cantidad de material es importante, trataré de ir colgando entradas viejas y mezclándolas con alguna nueva, y meter un mínimo de dos por mes.
Echando un ojo a todo lo que ha “desaparecido”, iré colgando las cosas que me parezcan más interesantes, hasta tratar de haber recuperado todo el material.
Así que hoy, sin habérmelo pensado, vuelvo con un clásico, y recupero la primera parte de “Falsificadores anarquistas”. Buena lectura, salud y memoria.
Hoy vamos a hacer una incursión en el peculiar mundo de la falsificación, tanto a nivel de documentación, avales, cartillas de racionamiento, loterías o billetes y papel moneda de diversos países. Por si todo esto no fuera suficiente, lo mezclaremos un poco con las redes de evasión y le añadiremos ese toque guerrillero que nos suele acompañar, finalmente y solo para gourmets, destacar el bouquet que acompaña al producto, netamente libertario. Esperamos que disfrutéis del resultado.
Empezaremos diciendo que durante los años que se perpetuó el franquismo, el estado español fue mejorando y renovando sus técnicas de identificación pese a seguir siendo un tanto subdesarrolladas. Los modelos, sellos y numeración de los salvoconductos se renovaban con cierta frecuencia para tener controlados a los españolitos de a pie mediante la supervisión de sus cédulas personales, cartillas de racionamiento, carnets políticos, certificados de excombatiente, permisos de trabajo etc.
Por su parte las organizaciones políticas clandestinas se pusieron manos a la obra. Había que conseguir una pequeña imprenta, el equipo fotográfico necesario, dibujantes expertos, ácidos y otros productos químicos, tanto para el borrado, fijado y demás tratamientos que necesitaran los papeles en cuestión. Se compraban, robaban o incluso se pedían prestados los impresos originales de los documentos que se querían falsificar. Se borraban o manipulaban ciertos datos, se hacían las fotografías necesarias y se cambiaban por las originales. Los sellos o tampones se intentaban conseguir con sobornos o lo que fuera necesario y en caso de no poder conseguirlos se tallaban en soportes que podían ser, desde una patata, a trozos de caucho, o cualquier superficie que pudiera ser tallada con facilidad y que pudiera impregnarse después con tinta.
Nuestro viaje nos lleva al final de la guerra civil, a las calles de Madrid, y más concretamente al Puente de Vallecas. Allí, dentro de la II Bandera de Falange, se había infiltrado un miembro de la FIJL apellidado Escobar, quien consiguió un variado número de certificados de buena conducta y de declaraciones de haber pertenecido a la “quinta columna”. Una vez completados con los datos, fotos y nombres necesarios supusieron la puesta en libertad de unos cuantos anarquistas que penaban en el campo de concentración de Albatera. Este grupo de la FIJL fue parcialmente desarticulado en 1940, pues fueron detenidos 33 de sus miembros y descubiertos sus depósitos de armas. Escobar fue entregado a los falangistas quienes lo ahorcaron en un descampado, aunque consiguió sobrevivir gracias a que un campesino cortó la cuerda una vez se habían ido los fascistas.
Uno de los que consiguió salir con estos abales fue Esteban Pallarols “Riera”, quien aparte de constituir el primer comité nacional clandestino de la CNT, se puso manos a la obra para sacar a cuantos más compañeros mejor del campo de prisioneros. Con la ayuda de José Riera García, “Riereta” y Amadeo casares Colomer “Peque”, el primero de ellos por ser impresor y estar empleado en una imprenta donde se fabricaban los sellos de goma para el gobierno civil y centros y distritos de Falange. El segundo, por ser un hábil dibujante y ser capaz de reproducir exactamente cualquier membrete, para poder así falsificar a la perfección los carnets de Falange. También dentro de este grupo encontramos a Génesis López, Leoncio Sánchez y Raimundo Jiménez, militante valenciano de artes gráficas. Consiguieron una “Boston”, los tipos de imprenta necesarios, papel adecuado y un valioso pliego de 200 sellos a cuatro tintas de excombatiente, que significaron o la liberación o la reducción de pena para 200 compañeros. Liberaron a todos los compañeros que fueron capaces, pidieron apoyo económico a la cúpula cenetista en Francia, que fue respondido de una manera bastante rácana si hay que ser sinceros para la urgencia de la situación. El comité Pallarols fue desarticulado en febrero de 1940 siendo este, José Riera y otros tres compañeros ejecutados y varios de sus colaboradores condenados a largas penas de prisión. En esta red de evasión/falsificación, colaboraron varias mujeres activamente, entre ellas Julia Miravé, Carmen Herrera o Trinidad Llorens
En el campo de Albatera, tenemos noticia de que Segismundo Martínez, miembro de las J.J.L.L. consiguió prodigiosas imitaciones de los sellos necesarios para conseguir la libertad con una simple suela de alpargata y una cuchilla de afeitar.
Tras la caída del comité de Pallarols, este fue sustituido por Manuel López, quien también había salido de Albatera con papeles falsificados. El comité que formó se dedicó sobre todo, como el de su antecesor, a la falsificación de avales y salvoconductos para seguir liberando compañeros de cárceles y campos.
Sabemos también de quien hiciera la guerra al lado de Cipriano Mera, Antonio Verardini. Estando este encarcelado en la navidad de 1932 en la Modelo madrileña, aprovechando que el banquero y millonario Juan March compartía prisión con él, copió su firma para pedir comida y bebida para la cena de noche buena al Hotel Palace (propiedad del citado March) Posteriormente, ante las preguntas de este, del hotel respondieron que solo habían obedecido las ordenes que les había enviado por carta firmada en persona. A Verardini lo encontramos falsificando cheques en 1935 y colaborando con Cerrada en Francia después de la guerra mundial.
Por otro lado tenemos a Francisco Ponzán y a sus hombres, quienes ya en mayo de 1939 iban pasando con diferentes actividades en dirección sur hacia el estado. Fue Ponzán quien envió a los grupos de acción de Gómez Talón y José Tarín a Barcelona, con la intención de liberar presos del campo de Horta y de la fábrica de cáñamo de Poble Nou antes o durante su traspaso a la cárcel modelo. Ante la falta de medios económicos tuvieron que simultanear los atracos con la liberación de presos. Contactaron con Mario Marcelo Goyeneche, un impresor de la calle del Carmen. Otro de los colaboradores era Manuel Benet Beltrán. Grabador de profesión, quien se puso a falsificar sellos y cuños de la Jefatura de Falange del distrito IX, de la Tenencia de alcalde, del campo de concentración de Horta y de la guardia civil. Con estos medios, disfrazándose de guardias o militares y presentando falsas órdenes de traslado a la modelo fueron liberando presos hasta que fueron descubiertos, entablándose tiroteo que terminó con la muerte del soldado José López y el sargento Antonio Garrijo herido de gravedad. Mientras, las actividades de Ponzán seguían en territorio tanto francés como español y se hizo necesaria la falsificación de gran cantidad de papeles. La red se dedicó sobre todo a la creación de documentación española de identidad, sin olvidar las cartillas de racionamiento o diversos salvoconductos, e incluso se atrevieron con las pesetas, no sabemos si en colaboración con Cerrada o no.
De nuevo pasamos los Pirineos y nos internamos en la Francia arrasada y dividida por la 2ª guerra mundial donde vamos a encontrar por un lado al argentino descendiente de rusos exiliados Adolfo Kaminsky, al que incluimos por dos razones, la primera por su cercanía con la ideología libertaria y la segunda, porqué tras la guerra mundial estuvo falsificando para los antifranquistas españoles, tanto para los anarquistas, los trotskistas como los comunistas. Durante la contienda mundial trabajó para la resistencia, concretamente para la 6ª sección. Dispuso de dos pequeños laboratorios en la zona de París, uno en la Rue Jacob y otro en la Rue Saint Peres y se dedicó sobre todo a falsificar documentos para salvar niños judíos. Usando ácido láctico borraba el nombre, apellidos y el tampón rojo que certificaba como judío en las cartillas de racionamiento a la persona que la portaba. Entre sus problemas, el ácido úrico del sudor, que hacía reaparecer la tinta borrada y que solucionaron con la incorporación de un químico al equipo. Por suerte, los alemanes se dedicaron a buscar grandes laboratorios y los de Kaminsky pasaron inadvertidos.
Ya que estamos en Francia, volvemos con la red Ponzán. Comentar que no solo falsificaron papeles al sur de los Pirineos, si no que fue en el país vecino donde se especializaron en ello.Para que las personas que necesitaban salir de los territorios dominados por las fuerzas nazis pudieran hacerlo, se necesitaban documentos. Entre ellos, documentos de identidad, salvoconductos, pases para la linea de demarcación o de fronteras, en fin, un montón de papeles. Para dichos menesteres se contaba con un taller propio de falsificación en la ciudad de Lyon, dirigido por el impresor Biñals. Se contaba con el taller fotográfico clandestino de Agustí Centelles en Carcasonne, e incluso tuvieron su taller propio, en casa de la enlace Margarita Sol y de su padre, también colaborador de la red, Miguel Sol, residentes en Toulouse. Cedo la palabra a Margarita: “Y Casares, que provenía de Bellas Artes, montó allí un taller de falsificación de toda clase de documentos franceses y alemanes...todo lo que hacía falta para moverse por la Francia ocupada con cierta soltura”. Casares era Amadeo Casares Colomer “el Peque”, que compatibilizaba sus labores de guía con las de falsificador para la red. También el abad Pierre Carpentier, miembro de la misma red, en Abbeville, situado en la zona ocupada tenía su propia prensa, lo que le permitía imprimir variedad de documentos o salvoconductos. La producción de falsificaciones fue tan masiva, que acabo con Ponzán y varios de sus colaboradores en campos de concentración franceses en octubre de 1942. Joan Català daba como motivo de la gran caída de la rue Limayrac, y una parte de la red, la cantidad de papeles que se estaban falsificando, y la numerosa gente que conocía la existencia de dichas falsificaciones.
El libertario Manuel Solsona Albiac, hermanastro del destacado anarquista Ramón Rufat, estuvo en la división azul y después fue un destacado falangista. Esta cobertura le dio, entre otras cosas, libertad para colaborar tanto con el maquis del AGLA, que es el que funcionaba por su zona, como para ayudar a los miembros de la CNT clandestina. Se dedicó a extender cantidad de carnets de la falange maellana como otros documentos falsos tanto a la guerrilla como a la confederación hasta que fue detenido en primavera de 1948. Condenado a 30 años de reclusión mayor fue puesto en libertad tras haber penado 11 de ellos.
Otras veces no hacía falta el falsificar los papeles, bastaba con cierta cantidad de dinero. Como ejemplo, el que le ocurrió al guerrillero y posteriormente escritor Pons i Prades, que consiguió su salvoconducto especial de fronteras gracias al soborno realizado a dos policías del gobierno civil de Girona.
Continuará...
Fuentes: La oposición política al franquismo. De 1939 a 1952 (Hartmut Heine), Los atentados contra Franco (Eliseo bayo), Laureano Cerrada, el empresario anarquista (Cesar Galiano), CNT: 1939-1952 (Abel Paz), Adolfo kaminsky, una vida de falsificador (Sarah Kaminsky), La red de evasión del grupo Ponzán (Antonio Téllez), El eco de los pasos (Juan García Oliver), Ramón Álvarez Palomo: una biografía militante (Reyes casado), archivo de Stuart Christie, Diario El Sol 14-10-1928, Los senderos de la libertad (Pons i Prades), Republicanos españoles en la 2ª guerra mundial (Pons i Prades), El exilio invisible. Los falsificadores del PCE (Mikel Rodríguez), La resistencia libertaria (Cipriano Damiano), Autobiografía de un falsificador (Mariano Asenjo y Victoria Ramos), Viva el maquis (Amadeo Barceló), Lucio: el anarquista irreductible (Bernard Thomas), https://memoriadelsbarris.blogspot.com/, https://losdelasierra.info/ y archivo personal.