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Océanos
La Tierra sobrepasa otro límite planetario: la acidificación de los océanos supera niveles críticos
En 2009, un grupo de investigadores propuso una nueva forma de medir el cambio climático: utilizarían como medidor varios procesos clave para la vida en la Tierra, como la integridad de la biosfera o la capa de ozono. Estas personas especialistas descubrieron en un primer informe que tres de esos indicadores ya habían sido sobrepasados y, en 2023, elevaron la cifra a seis. Es decir, dos de cada tres límites planetarios se habían alcanzado. Y lanzaron una advertencia: de continuar la quema de combustibles fósiles, la acidificación de los océanos no tardaría en unirse a los indicadores clave superados de la crisis climática. Ahora, un estudio demuestra que ese límite también ha sido sobrepasado. “Es una bomba de relojería”, resume uno de los investigadores.
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La acidificación de los océanos es un derivado de la mayor presencia de CO2 en la atmósfera. El gran azul absorbe el dióxido de carbono y este reacciona con las moléculas de agua de forma que empieza a caer el nivel de pH —se acidifica— del agua. Esta mayor acidez daña los corales y otros ecosistemas marítimos, como se explica en el estudio publicado este lunes por especialistas del Laboratorio Marítimo de Plymouth (Reino Unido), la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica y la Universidad de Oregón, ambas últimas con sede en Estados Unidos.
En 2020, el 40% de las aguas superficiales y el 60% de las profundas habían superado el límite seguro de acidificación
El límite planetario en lo referente a la acidificación oceánica se define como una reducción del 20% en el nivel de pH con respecto a niveles preindustriales y la investigación publicada el 9 de junio explica que, ya en 2020, muchos mares habían superado ese umbral. Y a mayor profundidad, más probabilidad de acidificación: hace cinco años, el 40% de las aguas superficiales habían superado el límite seguro de saturación de aragonita; pero, a partir de los 200 metros de profundidad, el porcentaje de zonas del mundo con riesgo para sus ecosistemas aumenta hasta el 60%.
Helen Findlay, investigadora principal del estudio, explica que la mayor parte de la vida marina no habita en la superficie y que las aguas más profundas son hogar para una gran diversidad de plantas y animales. “Dado que las aguas profundas están cambiando tanto, los efectos de la acidificación podrían ser mucho peores de lo que pensábamos”, cuenta la experta británica.
The 2024 Planetary Boundaries report showed 6/9 boundaries breached with the 7th, Ocean Acidification, in danger. A new study shows that this too has now been crossed. The implications are huge! onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/... #climatechange #oceanacidification #planetaryboundaries #oceans
— Dr Tom Harris (@drtomharris.bsky.social) 9 de junio de 2025, 15:22
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Steve Widdicombe, colega de Findlay en el Laboratorio Marítimo de Plymouth, trata de dimensionar el riesgo que supone la acidificación: “No es solo una crisis medioambiental, es una bomba de relojería para los ecosistemas marinos y las economías costeras”. “A medida que aumenta la acidez de nuestros mares, estamos asistiendo a la pérdida de hábitats críticos de los que dependen innumerables especies marinas, lo que, a su vez, tiene importantes repercusiones sociales y económicas”, añade el ecólogo marino.
Los indicadores clave para la vida en la Tierra son nueve procesos que permiten que las condiciones de vida en el planeta sigan siendo las que permitieron medrar al ser humano hace miles de años. Su superación no implica cambios drásticos, pero multiplica los riesgos. Desde su medición, uno de los límites se ha revertido: el relativo a la capa de ozono, que volvió a niveles sostenibles tras la prohibición de sustancias nocivas para esta esfera protectora.
Un peligro para corales o bivalvos
El decrecimiento en los niveles de carbonato cálcico pone en peligro a una gran variedad de ecosistemas marinos. La cara visible de la acidificación son las imágenes de corales coloridos en fotografía de hace décadas y mucho más grises en la actualidad. Este tipo de estructuras, tanto si hablamos de las tropicales como de las que se sitúan en aguas profundas, proporcionan hábitats “esenciales” y zonas de cría para muchas especies, según explica Findlay.
La acidificación también afecta a ostras, mejillones o pterópodos polares, unos pequeños moluscos más conocidos como mariposas de mar. Conforme los niveles de pH bajan, estas especies sufren más y más problemas, como un debilitamiento de sus conchas, un crecimiento más lento, reducción de la reproducción o disminución de las tasas de supervivencia.
Jessie Turner: “Ya se ha perdido gran parte del hábitat adecuado para especies clave. Los gobiernos ya no pueden permitirse pasar por alto la acidificación en sus agendas políticas”
Jessie Turner, directora de la Alianza Internacional para Combatir la Acidificación de los Océanos (Alianza OA), declaraba a The Guardian que este informe “lo deja claro: se nos acaba el tiempo”. “Nos enfrentamos a la difícil realidad de que ya se ha perdido gran parte del hábitat adecuado para especies clave. Está claro que los gobiernos ya no pueden permitirse pasar por alto la acidificación en sus agendas políticas principales”, añadía.
Este estudio se ha publicado el mismo día en que ha comenzado la Conferencia sobre los Océanos de la ONU (UNOC3), un encuentro trienal que este año está poniendo el foco en la sobrepesca y durante el cual el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado que España aspira a llegar al 25,7% de aguas marinas protegidas antes de final de año. “Sin un océano sano no puede haber un planeta sano”, sentenciaba António Guterres, secretario general de la ONU, en la apertura de la cumbre copresidida por Francia y Costa Rica.