Opinión
Huelga por Palestina: una medida desesperada contra la impotencia

Puede que la huelga general por Palestina del 27 de septiembre no suponga un giro de los acontecimientos en Oriente Medio, pero es una llamada de atención a un Gobierno acostumbrado a los gestos vacíos.
USConcentración represión - 25
Concentración propalestina frente al rectorado de la Universidad de Sevilla. Rafa del Barrio
Pablo Elorduy
27 sep 2024 05:19

Nadie dijo nunca que fuera fácil manifestarse contra este Gobierno. No hace falta ser un fan de Pedro Sánchez para sentir la llamada de la cautela: quien apriete al Gobierno desde su izquierda se enfrenta al vacío o a la reconvención de sus iguales. Puede que no te guste, pero piensa en las alternativas. Si tienes un problema de acceso a la vivienda, apunta a Ayuso; si te molestan las devoluciones en caliente, solo imagínate a Javier Ortega Smith de Ministro de Interior; si se trata de política internacional: is very difficult todo esto y además piensa en lo mucho peor que va a ser cuando llegue Trump.

Como el protagonista ausente de De repente, el último verano, Pedro Sánchez más que una persona es una vocación. Una idea de que todo está yendo bien, de que la gente de progreso —o la papilla política a la que se refiere ese concepto— no tiene mucho de lo que quejarse porque ya han pasado los tiempos de reclamar en las calles y estamos entrenados en el realismo. Sánchez representa el derecho a mirar la actualidad desde el distanciamiento, sabiendo que, aunque no sea mucho, el Gobierno hace lo que puede. Es fácil acomodarse en esa idea de ser como vacas que miran pasar el tren. Se llega hasta donde se puede llegar. Y punto.

Esa política de mínimos ha sido hábilmente explotada con relación al genocidio de Palestina. España no es Alemania. Los vericuetos de la historia convirtieron al Estado español franquista en uno de los que no llenó los trenes de los campos de concentración con judíos —aunque hubo españoles en esos campos, a los que, por cierto, no se ha reconocido oficial y debidamente.

Por eso, el Gobierno de Sánchez se ha podido permitir ciertas licencias, tomando las opciones más hostiles a Israel de la gama de las acciones posibles, una gama que es extremadamente limitada y vigilada por Estados Unidos, el principal apoyo del régimen de Netanyahu. Esas medidas “no del todo agradables hacia Israel” no gustan en Washington pero son toleradas por otro principio de realismo: los fantasmas de España no han pasado por la shoá y la acusación de antisemitismo no ha neutralizado a la izquierda española o la ha idiotizado, como ha hecho con la izquierda alemana.

Análisis
Análisis ¿Qué está pasando en Alemania? La izquierda alemana, la organización desde abajo y las garras del Estado
Tercera y última parte de la serie de tres artículos sobre lo que pasa en Alemania desde el 7 de octubre. La última pregunta a la que trata de responder su autora es '¿qué pasa en la izquierda alemana?'.

Reconocimiento y adhesión a la demanda de Sudáfrica

La primera de esas medidas fue el reconocimiento del Estado palestino. Nadie medianamente enterado de las circunstancias del conflicto provocado por Israel en Palestina lanzó las campanas al vuelo a finales de mayo, cuando, años después de lo anunciado y en la precampaña electoral, el Gobierno anunció dicho reconocimiento. No se trata solo de la tardanza, sino de la realidad de que esa medida —que remite a los acuerdos de Oslo— ha quedado como papel mojado, se basa en un esquema obsoleto, y se ha demostrado como completamente insuficiente tanto para parar la ocupación ilegal de Cisjordania como para evitar el castigo colectivo, la limpieza étnica y el genocidio en Gaza. 

Por ser más claros: la solución de los dos Estados es, vista desde un Gobierno como el de España, el pretexto perfecto para no hacer nada mientras se seduce a parte de la población ondeando, durante unos minutos, las banderas de Palestina en falsa igualdad de condiciones con la bandera de su verdugo. El reconocimiento de mayo es una medida que le sale gratis al Gobierno, como demuestra el hecho de que, al margen de los aspavientos de Israel, las relaciones con el régimen de Benjamin Netanyahu han seguido su curso, con periódicos recordatorios por parte de José Manuel Albares, ministro de Exteriores, de la “amistad” de España con Israel. 

El balance es así de decepcionante: dos medidas de alcance limitado, una un brindis al sol, la otra, una toma de posición que no ha supuesto más que un anuncio y, que sepamos, nada más

El otro “bello gesto” de España ha sido la declaración de intervención en el proceso que se sigue en la Corte Internacional de Justicia a instancias de Sudáfrica. El Gobierno escogió la vía menos comprometedora para participar en el juicio que se está llevando a cabo en La Haya. Se trata de una medida más relevante que el reconocimiento del Estado palestino, pero no está claro el nivel de implicación que el Ejecutivo quiere asumir en ese proceso. Y no lo está porque, desde el anuncio de la adhesión a la demanda, no ha habido ninguna comunicación en ese sentido: no se han acumulado pruebas, o al menos no se ha hecho público nada referente al caso, ni tan siquiera se ha explicado si ha habido reuniones con el equipo legal sudafricano o con algún otro país de los que participa en el proceso. No consta ninguna comunicación sobre lo que se está haciendo. 

Por el contrario, lo que se sospecha, es que la autoridad portuaria ha seguido otorgando permiso para atracar en los puertos españoles a barcos que transportan armas para su uso por parte de Israel. Y lo que sí se ha sabido este verano es que, desde el inicio del genocidio, el Gobierno ha mantenido compras de armas israelíes por valor de mil millones de euros. También que estos y otros intercambios se sellaron bajo el amparo de un acuerdo de confidencialidad firmado en 2014. Un acuerdo que no se ha roto. Porque, en lo referente al comercio de armas, la postura oficial sigue siendo la de que no se venden armas, pero, como todo está amparado por el silencio, todo es cuestión de fe. Como la que la gente de progreso le rinde a su vocación, Sánchez.

El balance es así de decepcionante: dos medidas de alcance limitado: una un brindis al sol, la otra, una toma de posición que no ha supuesto más que un anuncio y, que sepamos, nada más. De cuando en cuando, cada vez menos, unas palabras de apoyo al pueblo palestino. No se atendieron ni por un segundo las propuestas de boicot en los juegos olímpicos, ni en Eurovisión. Lo mismo se ha movido en la UE para romper el acuerdo comercial y académico con Israel: nada. No se ha emitido una palabra más alta que otra después de un ataque terrorista con buscas y walkie-talkies. En todo este tiempo no se ha llamado a consultas a la embajadora española en Israel, y esta misma semana se ha emitido un comunicado sobre la masacre de Israel contra la población libanesa en la que se refieren a estos como la represalia israelí unos ataques de Hezbolá que no causaron víctimas mortales. Más de 500 civiles asesinados y la sensación de que lo peor está por venir en Líbano no merecen esa reacción por parte del Gobierno de coalición.

Líbano
Guerra contra Líbano Israel mata en pocas horas a 500 personas en Líbano y expulsa centenares de miles del Sur del país
Israel desplaza la ofensiva contra Gaza hacia territorio libanés y lanza el mayor ataque contra este país desde 2006: 492 muertes en 24 horas (35 eran niños), marcan la jornada más mortífera desde el fin de la guerra civil en 1990.


La presión sobre el Gobierno disminuye a medida que la impune expansión de la maquinaria de muerte israelí deja a la sociedad paralizada, como un corzo mirando los faros del coche que lo va a atropellar. Así las cosas, los llamamientos al realismo, el recordatorio periódico de que solo los políticos estadounidenses (o la sociedad israelí) pueden cambiar realmente las cosas, solo sirven para incrementar la frustración y absolver al Gobierno de la responsabilidad que tiene de hacer todo lo que está en su mano, como romper acuerdos de suministro de armas, para parar el genocidio. 

Una apuesta como la huelga general que tiene lugar hoy 27 de septiembre puede, en ese sentido, parecer lo menos realista del mundo; una idea alejada de las capacidades reales de Sánchez, o de cualquier otro, para frenar la impunidad del régimen de Tel Aviv. Pero la pregunta que plantea la huelga es si ya se ha terminado el tiempo de esperar algo de este Gobierno. Y si eso lleva a tomar medidas desesperadas, que se basen en la defensa de los derechos humanos y en la incansable persecución de un mundo en el que no haya partes de guerra con 14 páginas de niños y niñas muertas.

En ese sentido, si el Gobierno no puede aportar soluciones reales, lo normal es que cada vez más se lo señale como parte fundamental del problema. Como se le señalará en otras problemáticas: la vivienda, las fronteras, la desigualdad. Da igual el porcentaje de seguimiento a la política genocida, alguien pagará, en las urnas o en las calles, la acumulación de rabia e impotencia que ha generado un año de masacres. Todo es susceptible de empeorar, sí, también para un Ejecutivo que está perdiendo su fotogenia a la velocidad a la que se expande la desesperación de ver un genocidio que transcurre ante nuestros ojos desde hace ya casi un año.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Opinión
Opinión Alemania como Israel
Un análisis personal y colectivo sobre las próximas elecciones en Alemania, un país en proceso de militarización de creación del enemigo y en un momento de rearme armamentístico y hundimiento moral.
Opinión
Movilización 23-F Cuaderno de quejas o por qué los profesores debemos defender la universidad pública madrileña
Tendemos a pensar que somos una élite intelectual, cuando en realidad somos muy parecidos a los comerciales que trabajan por comisión: vendemos másteres, títulos, resultados de investigación.
Opinión
Expansionismo El Golfo de América
Todos los presidentes norteamericanos han representado la encarnación del espíritu colonial norteamericano.
Humanista
30/9/2024 22:55

El llamado mal menor, es una consecuencia del debilitamiento y crisis de las ideologías del siglo XX. Mal asunto que en el XXI, se carezca de referente.

0
0
Paco Caro
27/9/2024 12:47

La impotencia de la Humanidad. Gobernada por los Netanyahu, los Putin, los Biden, los Trump, los Bolsonaro, los Meloni, los Milei, los Ayuso, etc. Una Humanidad, que, incluso en los estados democráticos, es ninguneada de manera decidida. ¿Qué europeos hemos votado apoyar a Ucrania o a Israel? La Humanidad espera sentada que le den el gobierno de su destino, pero sólo es una observadora impotente mientras la matan. Para que la Humanidad se gobierne a sí misma, necesita una Gobernanza Global, someter a las naciones, necesita una nueva ONU, con capacidad ejecutiva plena. No reformar la ONU, porque es irreformable, sino crear una nueva, paralela, igualitaria y democrática, a la que vayan migrando las naciones a la vez que abandonan la vieja.

4
0
HERRIBERO
27/9/2024 18:24

Estas organizaciones se crearon en momentos de gran debilidad delnazismo y fascismos en el mundo. Precisamente son los cinco fundadores los que tienen derecho al "veto", cuales defienden ciertas doctrinas que quedaron "enterradas" con la II Guerra Mundial. Ahora, están siendo convertidas y ser desenterradas por intereses del capital armamentístico, e introducidas por sus medios fáctico mediáticos, junto al "neoliberalismo" y gobiernos "bipartidistas", que obedecen al amo yankee, ya sea negro, o blanco, republicano, o demócrata.
Los únicos que lanzaron bombas atómicas en Nagasaki, y Hiroshima. . . ¡Tienen 600 "vetos" contra el Sionismo y su gobierno!

3
0
Xunta de Galicia
Sanidade A Xunta de Feijóo, condenada por negar as visitas a unha muller falecida de cancro por ter covid-19
A xuíza di que a situación requiriu medidas de prevención “flexibilizadoras”. Faleceu a principios de 2022 no Hospital Álvaro Cunqueiro durante os últimos meses de administración do xefe do PP con Julio García Comesaña como conselleiro.
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.

Últimas

Historia
Descifrando a historia Así foi a rebelión antifiscal galega de 1790 contra a burocracia española
A monarquía española quixo implantar a Contribución Única, algo que provocou fortes protestas. A máis coñecida foi o motín da Ulloa, chamado así porque se produciu nas zonas desta comarca. Foi a maior revolta antifiscal do Antigo Réxime en Galiza.
Xunta de Galicia
Vivenda O ‘teléfono antiokupas’ da Xunta recibiu só tres chamadas por ocupacións en 2024
O servizo foi renovado este ano cun orzamento de 61.000 euros, coa colaboración do Consello da Avogacía Galega e 135 avogados para atender as consultas. O pasado ano atenderon 109 consultas, a maioría sobre desafiuzamentos.
Madrid
Acusaciones de violencia sexual Monedero, bajo investigación de la Universidad Complutense por la denuncia de acoso sexual de una alumna
La confidencialidad del expediente no permite saber cuándo se presentó la denuncia ante la Unidad de Igualdad o cuánto se demorará la resolución. La Complutense afirma que la Inspección de Servicios está tramitando la acusación.
Más noticias
Justicia
Justicia Rubiales, condenado por agresión sexual y absuelto del delito de coacciones
18 meses de multa con cuota de 20 euros al día por un delito de agresión sexual. Es la condena al expresidente de la RFEF Luis Rubiales por los hechos ocurrido en la ceremonia de entrega e medallas del pasado mundial celebrado en agosto en Sidney.
Egipto
Egipto Ashraf Omar continúa en prisión provisional por dibujar
Ashraf Omar, caricaturista político del medio digital AlManassa, sigue en prisión preventiva indefinida tras ser arrestado violentamente en su domicilio el 22 de julio de 2024.
Fascismo
Memoria antifascista Allí donde hay humo, hay fuego
A unos días de las elecciones alemanas, donde la ultraderecha acude fortalecida, un repaso sobre el proceso de desnazificación posterior a la Segunda Guerra Mundial y sus medias verdades.

Recomendadas

Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.
América Latina
Extrema derecha Los soldados de Donald Trump en América Latina
Mientras algunos presidentes latinoamericanos, con mayor o menor ímpetu, intentan ponerle freno, otros tantos se arrodillan y le rinden pleitesía sin recibir nada a cambio. ¿Quiénes son los súbditos latinoamericanos de Trump?