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Reino Unido
El laborismo sueña con una remontada para ganar las elecciones del Reino Unido
Desde las siete de la mañana, la población de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte vota a la nueva cámara de los comunes. Los laboristas, dirigidos por Jeremy Corbyn, aspiran a una victoria cimentada en la diversidad étnica y la recuperación de los valores socialistas.
Siete puntos separan en las encuestas al actual primer ministro británico, Boris Johnson, de su principal rival en las elecciones que tienen lugar hoy, 12 de diciembre, en Reino Unido. El partido conservador ha ampliado su ventaja en el último mes de campaña y Johnson aspira a no depender de otros partidos para llevar a cabo su programa: un Brexit exprés —a pesar de que esto sea un oxímoron— al que suceda una negociación igualmente rápida de acuerdos comerciales que reestablezcan cierto equilibrio con el continente o arroje, definitivamente, a las islas en la esfera económica de Estados Unidos en el contexto de la guerra arancelaria. El último arreón del partido de Jeremy Corbyn puede no ser suficiente en un sistema electoral en el que el ganador —por distritos— se lo lleva todo.
Repetir los resultados que obtuvo la expremier Theresa May en las elecciones de 2017 sería suficiente para los conservadores. Los laboristas, que en aquella ocasión obtuvieron el 40% de los sufragios, se sitúan en las encuestas en torno al 34% de los votos, a siete puntos de Johnson. El exalcalde de Londres opta a superar la mayoría absoluta en la cámara de los comunes, que se sitúa en 326 escaños. Se apoyará para ello en el hundimiento hasta la total irrelevancia de Ukip, el partido supremacista de Nigel Farage, que ha desaparecido como consecuencia de la asunción por parte del Conservador del programa con el que emergió la formación. El resultado, como de costumbre, dependerá de las personas que no han decidido su voto hasta última hora.
Por su parte, Corbyn, que ha mantenido un perfil duro en lo económico y social para postergar el debate interno de los laboristas sobre la salida de la UE, confía en dar un último bocado al voto del partido liberal Lib Dem, que se ha desinflado a medida que ha transcurrido la campaña.
Reino Unido
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Los laboristas aspiran a revertir la situación en departamentos como Southampton Itchen, Hastings y Rye y Chingford y Woodford Green, donde la diferencia en 2017 a favor de los conservadores fue exigua. La situación es exactamente la contraria en Wrexham, Derby North, West Bromwich East y Great Grimsby, circunscripciones en las que el partido tory aspira a obtener un escaño que hace dos años fue para los laboristas de Corbyn.
Puntos débiles
El estado de excepción político en el que Reino Unido vive desde junio de 2016, cuando se celebró el referéndum del Brexit, impide, en cualquier caso, sostener predicciones sobre lo que va a pasar a partir de que las urnas se abran a las 7 de la mañana. Los analistas apuntan a que Johnson tiene problemas para ganar el voto de las mujeres y recuerdan su historial de declaraciones sexistas. La firma de análisis e investigación Yougov —la más prestigiosa de cuantas hacen encuestas— sitúan la popularidad de Johnson entre las mujeres en un 38%, frente a un 46% de varones que muestran simpatía hacia el candidato tory.En contra de Corbyn ha funcionado, básicamente, el establishment británico al completo. En marzo de 2018, The Sun destapaba una “exclusiva”: un exespía checoslovaco afirmaba haber contactado con el líder de la oposición laborista en los 80. Pese a que el escándalo se fundió rápidamente por falta de pruebas y de sustancia, la noticia marcó una tendencia que apuntaba desde 2015, cuando el candidato labour se erigió como jefe de su partido. Los resultados de 2017 fueron una señal de alarma para el partido conservador y para la oligarquía británica. La llegada de Corbyn al poder era un objetivo que había que torpedear a toda costa. Como muestra, el “marco” en el que se ha movido la campaña ha sido el de las acusaciones tories de antisemitismo por parte del candidato laborista.
Se trata, sin duda, de uno de los puntos débiles de la candidatura laborista. Una acusación de antisemitismo que responde, según el argumentario de los socialistas, a la campaña islamófoba que descaradamente han llevado a cabo los partidarios del Brexit y destacados miembros de la aristocracia tory, especialmente Boris Johnson. Como sea, tres tabloides británicos Jewish Chronicle, Jewish News y el Jewish Telegraph se pusieron de acuerdo para denunciar en un editorial conjunto la “amenaza existencial para la vida judía en este país que sería planteada por un gobierno dirigido por Jeremy Corbyn”. Algo que ha dejado tocado al candidato dentro de su propio partido, pese al rechazo de la acusación y a iniciativas como No Place For Antisemitism (no hay lugar para el antisemitismo) promovidas por el partido laborista en los últimos tiempos.
Paradójicamente, es en la diversidad del electorado el punto en el que los laboristas basan sus esperanzas de dar la sorpresa en la jornada de hoy. “Hay alrededor de cinco millones de votantes pertenecientes a minorías étnicas en Gran Bretaña, y la etnia es quizás el predictor más fuerte de elección de voto: más que la clase, más que la edad e incluso más que la educación”, explicaba ayer en un artículo en The Guardian Omar Khan, director de Runnymede Trust, un think tank por la igualdad étnica. Para Khan, las elecciones británicas cada vez están siendo más marcadas por el incremento de la población de origen no anglosajón o población Bame (siglas de black, asian y minority ethnic) y la infrarrepresentación de esas personas en las encuestas tradicionales distorsiona los datos con los que se cuenta a día de hoy.
El apoyo a Corbyn de actores principales de estas comunidades se plasmó en una carta publicada este martes, en las que personalidades como el poeta Linton Kwesi Johnson o los novelistas Hanif Kureishi y Ahdaf Souei, firmaban junto a grupos como Jewish Socialists’ Group o Women of Colour in the Global Women’s Strike un manifiesto de adhesión en el que se recordaba el activismo contra el fascismo y la discriminación del candidato laborista.
This man is running to be your Prime Minister.
— Jeremy Corbyn (@jeremycorbyn) December 11, 2019
You can stop him. pic.twitter.com/7a9tOZrlUG
Noticias falsas
La campaña ha transcurrido como corresponde al tiempo de crisis de la representación que se extiende en toda Europa. La técnica comunicativa de altos vuelos ha sido definitiva para que Johnson consolide su ventaja en los sondeos. Como señalaba recientemente Roy William Cobby en El Salto, “sea o no tan capaz de manipular la opinión pública como se supone, el objetivo comunicativo del ejecutivo Johnson (...) no es realmente lo que tradicionalmente se asocia con partidos de gobierno: proponer políticas y defenderlas. Al contrario, lo importante es que el electorado desconozca en todo momento lo que uno realmente pretende. Pero no es exactamente “mentir” lo que se hace, por lo que los fact-checkers son inútiles”.A pesar de estas técnicas, Johnson no pudo evitar cometer un error en la recta final de campaña que puede suponer, al menos, que no alcance la mayoría que desea. Ocurrió al intentar escurrir el bulto sobre una crítica a los recortes en el Sistema Nacional de Salud. Johnson no quiso ver la foto de un chico que pasaba horas de espera en un hospital de Leeds. Las críticas han llegado no solo por el error comunicativo sino por la denuncia por parte de los laboristas de la “agenda oculta” conservadora para desmantelar el sistema público de salud, uno de los escasos territorios no totalmente conquistados por las multinacionales. Una serie de documentos confidenciales han probado, según Corbyn y el partido laborista, que las conversaciones comerciales entre Estados Unidos y el gabinete de Johnson contemplan aspectos sobre gasto farmacéutico, patentes y cobertura de seguros, en una serie de pasos destinados a desmantelar el NHS en el marco del futuro acuerdo comercial Johnson-Trump.
El Brexit, paso intermedio para ese acuerdo, es el último aspecto clave de unas elecciones que pueden cambiar el signo de la historia para los laboristas o redoblar la apuesta por convertir a Reino Unido en un paraíso fiscal en aun mayor competencia con sus todavía socios de la Unión Europea.
La calculada ambigüedad de Corbyn respecto a la posible salida y sobre su “neutralidad” si se produce un segundo referéndum —algo que promoverá si es primer ministro— se corresponde con las triunfalistas declaraciones de Johnson sobre una salida limpia y clara que, plagadas de mentiras y datos difíciles de contrastar, prometen un Brexit a medida de cada uno de sus electores, algo básicamente imposible de conseguir.
Sin embargo, no son las políticas sino la comunicación política lo que puede aupar hoy a Johnson a una mayoría absoluta que tendría un efecto inmediato de todavía mayor calado que la validación de su “hoja de ruta” hacia un Brexit neoliberal: la apertura de una crisis en el renacido partido laborista. Después de la derrota por la mínima de 2017, el liderazgo de Corbyn se vio fortalecido. Si la ventaja de Johnson se amplía, algunos de los debates sobre fiscalidad, nacionalización de sectores estratégicos o diversidad que ha abierto Corbyn pueden correr riesgo de cerrarse. Algo que, más allá de la designación de Johnson, puede suponer la gran victoria del poder financiero de la City.
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Apoyo y solidaridad total a Corbyn y a todos los trabajadores que lejos de experiencias capitalistas como el Brexit, los fake news o el poder corporativo, han creído y revitalizado a un partido sumido en el oscurantismo y derechismo. El laborarismo vuelve a ser del pueblo, y espero que dejen con la sonrisa torcida a los totales y sus amos