Universidad
La Xunta de Galicia extingue grados y másteres en artes y humanidades

El cierre de los másteres en Arte Contemporáneo y Artes Escénicas, más la crisis del grado en Ciencias del Lenguaje y Estudios Literarios, muestran una dinámica de desmantelamiento general. La Xunta no es capaz de comprometerse en materia de derechos culturales.

15 oct 2020 08:00

La realidad de los estudios en humanidades y artes en Galicia es alarmante. Se tiene registro del cierre de casi diez grados y mestrados en los últimos años. Según exponen especialistas, las causas son casi las mismas: la falta de demanda y el tipo de exigencias que la Xunta le hace a las instituciones universitarias. La situación despierta las primeras reflexiones: ¿cuál es el papel del gobierno en la promoción, producción e investigación en el ámbito de las humanidades y las artes?

LAS CAUSAS DEL CIERRE

Javier Tudela, miembro de la comisión del máster en Arte Contemporánea, explica de esta manera las dificultades que presenta la Xunta para conservar los másteres en artes: “Actualmente, hay una normativa de la Xunta que se basa en criterios de empleabilidad e inserción en el marco del contexto económico del mercado laboral. En el caso de los másteres en artes y humanidades es muy difícil justificar, primero, la vinculación de un máster a una profesión regulada y, después, es muy difícil justificar un máster en arte, historia o filosofía que esté vinculada a un contexto económico”. Esto demuestra una parte importante del problema: sugiere que la demanda en el ámbito cultural no proporciona el soporte para fortalecer los espacios de producción artística o de investigación humanística.

Por otra parte, sumado al soporte laboral, es notoria la falta de demanda estudiantil que padecen estas titulaciones. Así describe Manuel Ángel Candelas Colodorón, coordinador del máster en Artes Escénicas, el cierre de la titulación: “Ese máster comenzó en el año 2010 y tuvo una existencia efímera porque duró siete u ocho años. Lo lanzamos conjuntamente con la Escuela Superior de Arte Dramática (ESAD). Al principio teníamos buena relación, pero dejó de tener demanda. Y aunque había gente del conservatorio, al final no logramos cumplir el número mínimo de alumnado para llevarlo adelante y tuvimos que clausurarlo”. En este contexto, el gobierno de Galicia muestra su fuerte interés por evaluar el papel del sistema educativo en el marco de la oferta y la demanda de estudiantes como el eje de los programas.

“La vida natural de un máster dura entre ocho y diez años. Necesitan actualizarse en cuanto a los contenidos e intereses del alumnado”

Además, los estudios profesionales en artes precisan de una constante actualización en sus programas, lo que exige un compromiso todavía mayor del gobierno gallego. Tal y como lo explica Juan Carlos Román Redondo, profesor de la facultad de Bellas Artes: “La vida natural de un máster dura entre ocho y diez años. Necesitan actualizarse en cuanto a los contenidos e intereses del alumnado. No podemos mantener materias del siglo pasado perpetuamente. El pensamiento y discurso del arte contemporáneo ha cambiado y tenemos que actualizar los contenidos. Simplemente, hay una muerte natural y ahora estamos trabajando en un nuevo máster con contenidos actualizados”.

Frente a esto, las instituciones universitarias han elaborado estrategias de adaptación que les permitan ampliar su oferta de titulaciones y encontrar un hueco en el modelo actual. Así lo explica Candela respecto al caso del mestrado en Artes Escénicas: “Aquí la ESAD quiso sacar un máster para poder formar a un grupo de docentes con vistas a un doctorado que les permitiera incorporarse como profesores a la universidad. En un principio tuvo mucho éxito porque le interesó a la mayoría de la plantilla de la ESAD y se inscribieron, pero luego abandonaron los estudios de doctoramiento”, narra. “No veían que eso pudiera servir a corto plazo para poder incorporarse a la universidad, que pide una serie de requisitos como el doctoramiento, cosa que no es necesaria en la ESAD. Está el máster detenido por completo y necesita que la gente vea que pode valer para algo. Podría hacerse un máster que no estuviera vinculado a la investigación, uno profesionalizante. Pero no hay una iniciativa clara. Yo creo que sería beneficioso para Galicia tener un máster en artes escénicas”. 

Sumado al poco compromiso demostrado por el gobierno, la lógica de la demanda también se encuentra con la realidad demográfica y económica de Galicia

Sumado al poco compromiso demostrado por el gobierno, la lógica de la demanda también se encuentra con la realidad demográfica y económica de Galicia. Así lo describe Javier Tudela: “Seguramente el contexto demográfico y socioeconómico hace que determinadas titulaciones sean más exigidas que otras. No es lo mismo poner un máster en Madrid que en Pontevedra. Hay sociedades que demandan un tipo de estudios que otras sociedades no”.

Estos testimonios ponen en evidencia las particularidades de los estudios en artes y humanidades y también muestran la actitud del gobierno para responder a sus singularidades. Con todo, el Estado no ofrece una solución a la dinámica de cierre y no toma responsabilidad en el marco de la producción y mantenimiento de las prácticas culturales que solucionaría la falta de demanda y la precariedad de los creadores e investigadores.

DERECHOS CULTURALES EN GALICIA

Román Redondo comparte su impresión sobre el problema de la demanda en el campo de las artes: “De la actividad profesional de las artes en Galicia y en el Estado español sería prácticamente decir lo mismo. Las razones son muchas. Lo cierto es que no hay demanda porque no están favoreciendo que esta demanda exista. Y no existe demanda porque la actividad profesional que se puede hacer o los espacios de exposición de arte se están cerrando porque no existe un mercado que beneficie la adquisición o el acercamiento al arte”.

“No hay demanda porque no están favoreciendo que esta demanda exista. Y no existe demanda porque la actividad profesional que se puede hacer o los espacios de exposición de arte se están cerrando”

Esto supone un modelo de Estado que no comprende el valor de la producción simbólica, el cuidado de su historia, de su pensamiento y de su lengua. Únicamente es capaz de presentar un proyecto de gobierno relacionado con la rentabilidad de la vida y tiene una idea de la cultura que la convierte en un bien inalcanzable. La discusión no es menor cuando se toma en consideración que se trata de derechos culturales. Las prácticas culturales cumplen una función más importante que el mero entretenimiento: ayudan a las personas a construir el sentido del mundo. Por eso hablar de derechos culturales no es un detalle menor y se convierte en una herramienta para defender el arte y las humanidades en crisis. Con todo, la Xunta ha demostrado que integrar los derechos culturales a su agenda no es una tarea prioritaria y consecuentemente supone una fuerte falta de demanda.

Comenzar a hablar de la cultura como derecho ayuda a elaborar estrategias de intervención en el ámbito universitario y social. También sirve para recordar que los espacios propios de las humanidades y las artes son de las personas.

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