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África
Las otras epidemias sepultadas por el covid19 en el Sahel y África subsahariana
Tras años de avances en la lucha contra la malaria y el VIH, la emergencia del covid19 ha comprometido los esfuerzos sanitarios, suponiendo un retroceso en el combate de estas enfermedades de extendido alcance y mortalidad en el continente africano.
Lo urgente muchas veces no deja tiempo para lo importante. La pandemia del covid19 ha paralizado la lucha contra la malaria y el VIH en muchas zonas del Sahel y África subsahariana y además se han suspendido o reducido las campañas de vacunación. Los expertos y organismos internacionales vaticinan un retroceso en la lucha contra estas enfermedades tras años de avances.
En los países de África occidental, ciudadanos y sanitarios no necesitan remontarse a la gripe española de hace un siglo para saber las consecuencias que una epidemia arrastra tras su estela, solo necesitan recordar lo que ocurrió cinco años atrás para comprobar las repercusiones directas y colaterales que dejó el ébola. Los trabajadores humanitarios coinciden en que aunque el número de contagios de coronavirus en la región es reducido, las consecuencias económicas y de cierre de fronteras van a provocar que el camino para salir de esta crisis sea lento y difícil.
Aunque el número de contagios de coronavirus en la región es reducido, las consecuencias económicas y de cierre de fronteras van a provocar que el camino para salir de esta crisis sea lento y difícil.
“El pico de paludismo (malaria) está llegando un poco antes y está siendo mayor que en años anteriores”, explica desde Dakar, Daniel Remartínez, responsable de Médicos Sin Fronteras en el Sahel, relata que este aumento no es solo debido a la covid19 sino también al incremento de lluvias de este año.
La pandemia ha complicado el trabajo para frenar esta enfermedad: “Las medidas preventivas como la distribución de mosquiteras o los tratamientos profilácticos se han hecho con menor cobertura y en algunos lugares se han dejado de distribuir. Todo esto favorece que la malaria este año esté siendo más corriente en algunas zonas del Sahel”.
Actualidad africana
Protestas sociales, inundaciones y covid19
Las sociedades civiles se resisten a que los presidentes de sus países retuerzan las leyes a su favor y en contra de la democracia. Mientras, en varias ciudades del continente afrontan inundaciones agravadas por el cambio climático y la deficiencia de infraestructuras de saneamiento. Las cifras de afectados por la Covid19 siguen manteniéndose muy lejos del desastre que algunos auguraban.
Los más pequeños son los más afectados por esta enfermedad transmitida a través de los mosquitos, de las 405.000 personas que murieron el 2018 en todo el mundo por esta enfermedad, casi el 70% eran niños menores de cinco años, según cifras de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Además 9 de cada 10 casos se detectaron en el continente africano.
Al inicio de la pandemia, la OMS alertó que en el peor de los escenarios “el recuento estimado de muertes por paludismo en África subsahariana en 2020 llegaría a 769 000, el doble del número de muertes reportadas en la región en 2018. Esto representaría un retorno a los niveles de mortalidad por malaria vistos por última vez hace 20 años”.
Al inicio de la pandemia, la OMS alertó que en el peor de los escenarios “el recuento estimado de muertes por paludismo en África subsahariana en 2020 llegaría a 769 000, el doble que en 2018”
Este organismo internacional volvió a alertar a finales de verano que se habían producido interrupciones en las cadenas de suministro de productos esenciales contra el paludismo y recordó las graves consecuencias colaterales que tuvo la epidemia de ébola años atrás: “El brote de ébola que azotó Guinea, Liberia y Sierra Leona entre 2014 y 2016 debilitó la lucha antipalúdica y provocó un aumento espectacular de los casos y las muertes relacionadas con el paludismo en los tres países”.
La mediatización del coronavirus también ha provocado una falta de confianza hacia los centros de salud, sobre todo en el inicio de la pandemia, según ha observado Remartínez, “la gente dejó de ir a los centros por miedo a infectarse”.
“Ya se ha vuelto atrás”, manifiesta Miriam Alía, responsable de vacunación y de respuestas a epidemias de Médicos Sin Fronteras. Explica que en los dos primeros meses de la epidemia 13 millones y medio de niños perdieron la oportunidad de vacunarse contra el sarampión. “La vacunación es la actividad que más ha sufrido los efectos colaterales de la COVID”, Alía expone que se han reducido las actividades de vacunación o se han llegado a paralizar en algunos casos.
Según la experta, así como estaban planteadas las campañas de vacunación suponían un riesgo para posibles contagios de coronavirus porque no se podía garantizar la distancia de seguridad u otras medidas sanitarias aunque defiende que no es incompatible continuar con las campañas de vacunación en los tiempos actuales de la covid19. “Se puede hacer pero con los recursos con los que se contaban no eran posibles”, explica Alía.
Alía piensa que “faltó una evaluación de riesgos porque la situación del coronavirus no era las mismas en todos los países y siempre hay formas de poner en marcha las medidas de distancia física pero hacen falta más recursos humanos, más material de protección y más recursos económicos y humanos”.
El retroceso en la lucha contra el VIH
“Muchas unidades sanitarias al ser tan inestables y al tener tan pocos recursos se han centralizado en atender pacientes de la covid19”, explica Laura de la Fuente, investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) . Según la experta no se han dejando de lado el resto de enfermedades pero sí se han pospuesto los seguimientos.Explica que en el caso del VIH el diagnóstico se debe realizar a toda persona que acuda a la unidad sanitaria que tenga síntomas de esta enfermedad. Este protocolo es imposible de llevar a cabo actualmente porque una de las normativas es que la gente no se acerque a las unidad sanitarias si no presenta síntomas del covid19, como consecuencia ha disminuido mucho la detección de nuevos casos de VIH.
“Uno de los fármacos que se empezó a dar en Europa para tratamiento preventivo era el Lopinavir/Ritonavir, que es uno de los retrovirales de rutina para el VIH. Parar de suministrar estos fármacos por propia competencia entre países puede hacer que volvamos a niveles de 2008”
Otra adversidad es la competencia internacional por los mismos medicamentos, “uno de los fármacos que se empezó a dar en Europa para tratamiento preventivo era el Lopinavir/Ritonavir, que es uno de los retrovirales de rutina para el VIH. El hecho de parar de suministrar estos fármacos por propia competencia entre países puede hacer que volvamos a niveles de 2008”, relata en referencia a la lucha contra el VIH.
“Como ahora mismo estamos en un momento en el que todo el mundo estamos pendientes de la misma enfermedad y todos queremos el mismo fármaco esto puede hacer que los medicamentos se desvíen para quienes, por desgracia, tienen más dinero”, explica la investigadora.
Sudáfrica
El covid-19 ataca a los sin techo en una Sudáfrica ultradesigual
Con el golpe de la covid-19, la desigualdad extrema se ha visto exacerbada y han quedado al descubierto los fallos del Gobierno sudafricano, que vienen de lejos. Las órdenes de cuarentena y distanciamiento social simplemente no van a funcionar en los guetos superpoblados.
Uno de los ejemplos de esta competencia internacional por los posibles tratamientos contra lel covid19 es la tentativa que tuvo la India, una de los de los mayores fabricantes de fármacos de marca blanca, de cerrar fronteras e intentar que toda la producción se quedara en el país, aunque finalmente la presión internacional logró que no fuera así, según de la Fuente.
El escenario que se dibuja para los próximos meses en el Sahel y África subsahariana es tan incierto como en el resto del planeta pero con la presión de poder retomar cuanto antes las campañas contra estas otras epidemias y enfermedades que no permiten tregua. Los expertos explican que se está trabajando duro para que sea lo antes posible, pero que a día de hoy las adversidades sanitarias y logísticas no permiten predecir cuándo podrán arrancar de nuevo.