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Derecho a la ciudad
El Madrid que se autogestiona
“No fue nada organizado, fue hastío”. El pasado mes de septiembre, Pablo y su pareja, vecinos desde hacía menos de un año de la colonia de Ciudad Pegaso, en el barrio de Las Rejas de Madrid, fueron a un Leroy Merlín, compraron unos cepillos y se pusieron a barrer su calle. Al verlo, otros vecinos se les unieron. A medio trabajo, mientras juntaban bolsas de basura en una esquina, él lo subió a redes indignado por la insalubridad de la zona y se convirtió en viral.
“Nos habíamos mudado en febrero y para abril ya veíamos que había un problema: no pasaba nadie a limpiar. No solo la basura, tenemos un parque enfrente, con cotorras y los pinos soltando hojas y resinas. Todo eso se fue acumulando durante meses”, explica. “Todos los vecinos nos bajamos la app Madrid Móvil, pero ponían los avisos como resueltos aunque no venía ni nos respondía nadie. Llegó el verano y fue a peor, con el olor y las hojas secas, que hasta hubo un conato de incendio y tampoco vinieron los bomberos”.
El problema en Las Rejas eran los polémicos espacios interbloques, el vacío en las concesiones de limpieza de la capital que provocó incluso una petición del Defensor del Pueblo y que no se retomó hasta el 16 de diciembre. En la calle de Pablo, todavía en septiembre “a los dos o tres días se presentó una cuadrilla de 10 o 12 personas con pistolas de aire, un camión con agua… y la dejaron como nunca. Desde entonces se pasa una persona semanalmente y lo que es las hojas y lo general, lo recoge. No es para tirar cohetes, pero estamos mejor que hace un año”. No entiende “que haga falta algo así, con lo fácil que es atender simplemente a las reclamaciones que les llegan por el sistema que ellos mismos tienen”.
En varios puntos de Madrid se han dado casos de vecinos o asociaciones que, ante lo que consideraban abandono de funciones municipales, acababan tomando las riendas y “autogestionando” una pequeña parcela de la ciudad
Como en Ciudad Pegaso, en otros puntos de Madrid se han dado casos de vecinos o asociaciones que, ante lo que consideraban abandono de funciones municipales, acababan tomando las riendas y “autogestionando” una pequeña parcela de la ciudad. En el mismo distrito de San Blas que Las Rejas, en el barrio de Simancas, en mitad del confinamiento de 2020 un grupo de vecinos empezó a limpiar las jardineras de la calle Castillo de Uclés y ha acabado gestionándolas hasta convertirlas en lo que se llama un ‘oasis de mariposas’.
Jandro, portavoz de la Asociación de Vecinos Un Tobogán en Simancas, explica que fue “por iniciativa de un vecino del bloque que empezó a limpiarlas él mismo. Se habían convertido en una especie de vertedero, la gente dejaba desperdicios, salieron hasta pañales. En parte es mala educación de particulares que podemos ser un poco marranos, pero también dejadez de los responsables: nadie había pasado a limpiar eso”. Durante los meses de la desescalada, sin poder salir del distrito por las zonas de restricciones, Jovan, un vecino de origen estadounidense, se puso a sacar desperdicios y otros se le unieron. “Desde la asociación llevábamos tiempo pensando en hacer algo así y lo que hicimos fue apoyar”.
Vaciaron de basura las jardineras, las sustituyeron por tierra y abono comprados en un vivero y empezaron a plantar. Casi tres años después, se organizan actividades en el barrio alrededor del cuidado de lo que es una mezcla de huerto vecinal y ‘oasis de mariposas’, una iniciativa de la asociación ecologista Zerynthia para crear espacios verdes en las ciudades que sirvan para acoger plantas favorecedoras para las mariposas y otros insectos polinizadores.
“Fue una forma de buscarle protección o reconocimiento al espacio, porque desde la Junta Municipal de Distrito se nos ha ignorado completamente, tanto al protestar por la suciedad como después cuando la iniciativa estaba en marcha. Ahora, aparte de servir para crear comunidad, es algo simbólico”. Fernando, un vecino de la misma calle que lleva allí desde los años 80 y que fue de los primeros en unirse, señala un albaricoque y un laurel que plantó su padre en alcorques vacíos en 1989: “Echó la semilla a ver si crecía, diciendo, no creo, y mira lo grande que se ha puesto”.
Más veteranos son en la Mesa del Árbol de Carabanchel, que ya lleva cinco años funcionando. Fernando Gómez, ingeniero forestal, socio fundador y portavoz de la misma, explica que nacieron por el abandono de las zonas verdes en el distrito. “Había una escombrera en la M40, junto al famoso ‘parque de Manolito Gafotas’, siempre sin terminar. Nos pusimos a plantar árboles y a limpiar, y de ahí salió un proyecto social para el barrio totalmente voluntario al que vienen padres, madres, niños, abuelos. Nos constituimos en asociación para poder estar en la JMD. Si ya siendo oficial cuesta que te hagan caso, imagínate sin serlo”.
“Las empresas concesionarias del Ayuntamiento plantan, pero no riegan”, explica Fernando Gómez, de la Mesa del Árbol de Carabanchel
Desde 2019, y en principio con apoyo de las Juntas de Distrito de La Latina y Carabanchel, luchan por que se convierta el Pinar de San José en jardín histórico, sobre todo por sus pinos piñoneros centenarios y que dan hogar a más de 20 especies diferentes de aves. También tienen la campaña ‘Apadrina un alcorque’. “Las empresas concesionarias del Ayuntamiento plantan, pero no riegan”, explica Fernando. “Se trata de buscar un alcorque al lado de tu casa que veas que no lo riegan… y regarlo tú. Un riego a la semana de 8-10 litros de agua le salva la vida al árbol”.
La lista de temas en los que reclaman es tan extensa que supera el espacio que puede concederle este artículo, pero este otoño la Mesa ha señalado la precariedad de la campaña de la hoja, con las consecuentes inundaciones. “¿Dónde están esos 2.300 operarios que anunciaron? En Carabanchel no se los ha visto, ni en otras zonas de Madrid, no todas al sur, que yo trabajo en Cuzco. Aquí las hemos limpiado los vecinos. Las contratas no cumplen los premios técnicos, y no sabemos si el ayuntamiento se molesta en controlarlos”.
Pablo, de Las Rejas, para despedirse, comenta que cuando empezó a limpiar, antes de que se viralizase su vídeo, “tenía interiorizado que al día siguiente lo iba a tener que hacer igual. Subirlo a redes fue una pataleta”. Aunque la limpieza ya no es problema, o no tanto como hasta otoño, “me pone muy nervioso un muro medio caído que hay en el parque enfrente de casa. Hace poco tuvimos que recoger nosotros los ladrillos que había por allí. He puesto varios avisos sin respuesta, otra vez. Un día nos vamos a poner con un amigo que sabe de albañilería. Y si en la zona del parque que está abandonado no arreglan nada, pues haremos un huerto”.