Desahucios
“Me vi durmiendo en la calle con mis tres hijas”

Khadija Mamouni Lwardi nació en 1974 en una pequeña ciudad marroquí. Tras vivir con sus tres hijas en Jerez de la Frontera y Barbastro se asentó en Iruñerria, donde en 2016 Bankia estuvo a punto de desahuciarla.

Khadija Mamouni
Khadija Mamouni Lwardi en el barrio de la Rotxapea (Iruñea) Ione Arzoz
28 nov 2017 17:55

Khadija Mamouni Lwardi nació en 1974 en una pequeña ciudad del Atlas marroquí, a medio camino entre Marrakech y Casablanca. Hija de agricultor y de ama de casa, empezó a trabajar a los 16 años, sin terminar el bachillerato. Tiene seis hermanas y tres hermanos repartidas por Noruega, Canada, Francia, Italia y Andalucía. Emigró de su país en 2002 y, desde entonces ha vivido con sus tres hijas en Jerez de la Frontera, Barbastro e Iruñerria. Bankia estuvo a punto de desahuciarla en junio del año pasado. Es activista de la PAH. Bankia estuvo a punto de desahuciarla en junio del año pasado. Es activista de la PAH. 

¿Cómo es tu pueblo?
Está en una zona agrícola famosa por sus verduras. También es conocido porque tiene el mayor zoco de África. Vienen comerciantes de cientos de kilómetros a la redonda. Mi familia vivía de una finca con naranjos y olivos que trabajaba mi padre. Mi padre, que murió hace 12 años, solía vender la producción a empresas españolas.

No llevas hiyab...
Vine aquí porque mi marido trabajaba en un fábrica y pude acogerme a la figura del reagrupamiento familiar. Un día, después de los atentados de Madrid, estaba haciendo recados en el Casco Viejo, cuando se me acercó un desconocido. Empezó a agarrarme del brazo, a gritarme y a insultarme. Al final vino la policía y me dejó en paz, pero pasé mucho miedo. Después de aquello me quité el pañuelo y no me lo he vuelto a poner en público.

¿No lo has superado?
Estuve un tiempo sin atreverme a salir sola. Me daba miedo, aunque ahora ya estoy bien. Me sigue sin gustar el frío que hace aquí, pero otras cosas, como el sistema educativo, me encantan. Sigo flipando con el nivel pedagógico y la calidad humana de las profesoras de mis hijas. Es increíble.

¿Tus hijas están adaptadas?
¡Cómo no van a estarlo! La mediana nació en Berriozar y la pequeña en Marruecos, pero por accidente...

¿Y eso?
El parto se adelantó dos meses. Estábamos de viaje, en la carretera, cerca de Tanger. Tuvo que quedarse con su abuela hasta los cinco años porque me denegaron el permiso para traerla aquí dos veces. Al final vino en el coche, escondida debajo de mi chilaba. Pasamos siete controles en la frontera sin que la descubrieran.

¿Cómo estáis ahora?
Cuando llegó la crisis despidieron a mi marido y nos fuimos a Andalucía. Nos dedicábamos a la compra-venta —yo, además, cuidaba niños— hasta que Marruecos acabó prohibiéndola para favorecer la producción propia. Nos mudamos a Huesca a trabajar en el campo pero los jornales eran demasiado intermitentes. Tuve una depresión y volví a Pamplona con mis tres hijas. Estuvimos viviendo con una pareja de amigos que también tenían tres hijos. Mi hija mayor dejó de estudiar para azafata y consiguió un trabajo. Le pagaban 725€ al mes. Llegó un momento en que no tenía ni para comprarme compresas.

¿No tuviste ayudas públicas?
Nos daban 24 litros de leche al mes en el banco de alimentos. Fui a hablar con la trabajadora social de Berriozar. Me pidió informes, nóminas y justificantes. Pero como no estamos divorciados oficialmente no hubo nada que hacer. Me sugirieron que hablará de malos tratos pero no lo hice porque no habían existido. Se acumularon los impagos y, al final, el 10 de junio de 2016, vino la orden de desahucio.

¿Qué hiciste?
Una amiga me habló de la PAH. Fui a la asamblea con todos los papeles. Comprobé que había mucha gente en mi situación y me vi durmiendo en la calle con mis tres hijas. En un momento de la reunión, un compañero se me acercó, me abrazó y me dijo: “tú tranquila, que no vamos a dejarte sola”. Al cabo de unos meses, la PAH encontró un piso para realojarme. Estaba completamente vacío. No había nada. Entre todos me trajeron frigorífico, lavadora, sillas, camas... Al día siguiente de entrar fuimos a una sucursal de Bankia y les dijimos que estábamos habitando el piso y que queríamos un alquiler social.

¿Qué respondieron?
Nada. Fuimos a otras oficinas de Bankia, pero tampoco nos hicieron caso. Un día, a las nueve de la mañana, llamaron al timbre, abrí y vi a diez personas en el descansillo de casa. Secretario judicial, cerrajeros, policías... Venían sin orden judicial, discutimos, retrocedí, y cerré la puerta. Empezaron a gritar y yo les dije que si echaban la puerta abajo estaba dispuesta a cualquier cosa. Mandé un mensaje al grupo de whatsapp y en diez minutos aparecieron 50 compañeros de la PAH. Corriendo, en bici... Conseguimos que los representantes del banco se fueran.

¿Y después?
Los meses posteriores recorrimos los juzgados, hicimos concentraciones, y tras mucho batallar aquí y allá, hemos conseguido otra casa con alquiler social en el barrio. Mi hija pequeña sigue durmiendo mal, pero yo estoy contenta porque tenemos un techo para dormir.

Arquivado en: Desahucios
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Sevilla
Derecho a la vivienda Cristina pierde su casa en Sevilla a pesar de la presión social
Un dispositivo de una decena de agentes policiales han escoltado a la comisión judicial que ha efectuado el desahucio y ha impedido el acceso a la calle a las personas que se han congregado para defender el techo de Cristina.
Sevilla
Derecho a la vivienda La última noche de Cristina antes de ser desahuciada en Sevilla
La Asamblea por la Vivienda de Sevilla señala a la compañía hostelera La Vida en Tapas de que Cristina y su hija, menor de edad, se queden sin la casa en la que llevan más de diez años.
Madrid
Madrid La Sareb, el banco malo, ejecuta el desahucio de siete familias en Puente de Vallecas
Con el beneplácito de algunas vecinas propietarias que han acosado durante años a las inquilinas organizadas en la PAH, Sareb ha cumplido y ha desalojado siete pisos de familias con niños a cargo.
Contaminación
Contaminación Un municipio galego demanda á Xunta pola contaminación do encoro das Conchas
A veciñanza das Conchas, na comarca da Limia, leva á Xunta ao Tribunal Superior de Xustiza de Galicia pola contaminación provocada debido á cría intensiva de gando porcino e avícola.
Infancia
Infancia Reforma de la ley de infancia: cinco claves para proteger a las madres protectoras
El Ministerio de Infancia y Juventud ha iniciado un proceso para ampliar esta norma aprobada en 2021. Varias organizaciones dan las claves para evitar el castigo a las madres protectoras.
Guerra en Ucrania
Conflicto bélico Rusia y Ucrania acuerdan un principio de alto el fuego marítimo a instancias de Estados Unidos
La Casa Blanca emite dos comunicados que coinciden en señalar una tregua en el Mar Negro y en prometer trabajo para el final de los ataques energéticos por ambas partes.

Últimas

AGANTRO
Agantro Tatuaxe: terapia e tendencia
Da marxinación á moda, o carácter simbólico e ritual da tatuaxe atópase actualmente erosionado polas dinámicas capitalistas.
Salario mínimo
Salario mínimo PSOE y Sumar intentan llegar a un acuerdo para no perjudicar con el IRPF a los trabajadores con el SMI
La ministra de Hacienda ha confirmado que sería “algún tipo de medida que permita compensar a aquellos pocos trabajadores” en la situación de tener que tributar con el salario mínimo.
Opinión
Opinión Es el militarismo, amigo, el militarismo
¿Puede que si el militarismo es la solución para todo, realmente no solucione nada, sino que realmente sea el problema?
Residencias de mayores
Residencias Fondos de inversión y residencias: la mano invisible que retuerce los cuidados
Mientras DomusVi, en manos del fondo de inversión ICG, ya es la empresa con más residencias privadas del Estado, residentes, familiares y trabajadoras explican lo que supone que las prácticas especulativas acunen la vejez de las personas.
Música
Kiliki Frexko “No me interesa el arte político que te dice qué pensar o cómo deben ser las cosas”
Tras años de trabajo colectivo, Kiliki Frexko presenta su primer proyecto en solitario. ‘Iltze 1’ es un paso adelante en su trayectoria, donde mezcla referencias, explora nuevos sonidos y habla desde un lugar más personal, sin perder el filo.
Más noticias
Granada
Urbanismo 146.574 m² de solares vacíos en Granada por disfrutar
“¿Y si estos espacios no estuvieran esperando al próximo gran inversor? ¿Y si ya fueran nuestros?” esta y otras reflexiones sobre la especulación inmobiliaria en un proyecto artístico exhibido en el Centro José Guerrero
LGTBIfobia
Manifestación Plataforma Trans planta cara a la transfobia con una manifestación contra el odio
La convocatoria el 29 de marzo denuncia un contexto internacional antiderechos. La organización pide a partidos y sindicatos que se sumen a la marcha porque la transfobia es un problema social, y por lo tanto también político, explican.
Opinión
Opinión Bretón no es un monstruo, ni Martín el nuevo Capote
Frente a la libertad sin peros que defienden unos, la responsabilidad de muchos: la de ciudadanos y librerías que se niegan a comprar o vender, respectivamente, el libro que Anagrama ha tenido a bien materializar.
Música
Música Pervertidos y puritanos, a los pies de Ethel Cain
Proyectos musicales como ‘Perverts’ de Ethel Cain son capaces de imponer silencio en medio de tanto ruido para pensar en un momento en que las redes sociales son herramientas tendenciosas para la difusión de propaganda de ultraderecha.

Recomendadas

Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Colegios underground en Járkov después de tres años de guerra
La ciudad ucraniana construye escuelas subterráneas, preparadas para aguantar ataques balísticos y nucleares.
Feminismos
Irene García Galán “La memoria feminista hay que construirla desde abajo, desde nuestras casas”
‘Hilaria’ (Errata Naturae, 2025) es un libro dedicado a la tatarabuela de Irene García Galán, pero también un ensayo político que navega a través de la memoria feminista, el antipunitivismo y el anarquismo.
Medio ambiente
Medio ambiente Milleiros de persoas enchen A Pobra do Caramiñal para berrar contra a celulosa de Altri e a mina de Touro
Unha grande multitude por terra e centos de embarcacións por mar esíxenlle ao Goberno de Alfonso Rueda que “recúe” ante o potencial desastre ambiental que sobrevoa Galiza.