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Educación pública
La Formación Profesional en Extremadura, eterna promesa
Las altas tasas de inserción laboral de la Formación Profesional podrían suponer un elemento clave en la transformación del modelo productivo, y en una región como la extremeña, asolada por una crisis histórica, debe suponer también una herramienta de inserción laboral y de integración social. El Ministerio ha anunciado otro impulso de modernización de este nivel formativo; quizás sea el momento de que deje de constituir la eterna promesa del sistema educativo.
Maestro y Licenciado en Psicopedagogía.
Según datos del INE, la tasa de personas que no estudian ni trabajan en el tramo entre los 15 y los 29 años en Extremadura se sitúa en el 22%. Muy por encima de la media de la UE 28 (10,9%), de la Zona euro (11,2%) y de la media estatal (13,3%). En una región con un 25% de paro, del que casi el 50% es paro juvenil, donde ocho jóvenes al día emigran y 13.000 se han ido en los últimos cinco años, donde más de 400.000 personas viven con 700 euros al mes y donde, entre otras muchas cosas, la exclusión y el riesgo de pobreza afecta al casi 40% de la población, está claro que la Formación Profesional está llamada a convertirse en una las partes fundamentales de la educación actual y futura y que debe ayudar a transformar el mercado laboral y el modelo productivo.
“La Formación Profesional es una clave importante frente a los cambios tecnológicos, demográficos y ambientales que afectan el futuro del mercado laboral”. Estas palabras de Enrique Deibe, Director del Centro Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento en la Formación Profesional (Cinterfor) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), deberían bastar para situar la Formación Profesional entre las prioridades políticas y educativas de los próximos años. Sin embargo, en muchas ocasiones, seguimos escuchando frases manidas como el típico “bueno, si no vales para estudiar, podrías hacer un módulo de FP”. Pero, en realidad, ni el módulo ya es un módulo (en el sentido en el que casi todo el mundo lo utiliza), ni la FP es sólo para los estudiantes con dificultades para seguir el itinerario académico más tradicional. En realidad, lo que esa frase pone de relieve es el total desconocimiento de la realidad educativa y, lo que es aún peor, de la realidad en la que vivimos, donde los conocimientos prácticos, técnicos, el “saber hacer” cada vez van a ser más importantes y que en realidad son el ADN de la Formación Profesional.
Por ello, hemos querido acercarnos a esta oferta educativa en este segunda entrega de la sección sobre Educación preguntando a varios docentes que trabajan en centros de Extremadura su opinión sobre la Formación Profesional en nuestra región.
El contexto estatal e internacional
Pese a la reforma que, en los años 90, se realizó en el marco de la LOGSE, la Formación Profesional sigue arrastrando una serie de sambenitos y de falsos mitos que no le han permitido, en nuestro país y, concretamente en nuestra región, crecer todo lo que sería deseable. De hecho, el sistema educativo actual permite elegir la opción formativa más adecuada a sus estudiantes, la formación con la que una persona puede acceder, con garantías, al mercado laboral directamente.
Efectivamente, “la Formación Profesional debe jugar un papel fundamental en la posibilidad de encontrar empleo de los jóvenes, pero también de las personas adultas, sobre todo teniendo en cuenta los cambios que se están produciendo a nivel técnico y social que dirigen su mirada hacia la necesidad de un cambio en el modelo productivo, lo que ha llevado a algunos autores a denominarlos como la “Cuarta Revolución Industrial” a través de la Inteligencia Artificial, el Big Data, la Robotización, la producción aditiva o producción con las denominadas impresoras de 3D, el Internet de la Cosas (IoT)”. Así se expresan los representantes de la Asociación de Profesores Técnicos de Extremadura (ProfeTexFP). “Si a ello le sumamos los retos que tenemos planteados a nivel social, demográfico y medioambiental, hacen que sea más importante que nunca impulsar cambios que lleven a la Formación Profesional hacia un aprendizaje no solo de competencias técnicas sino también a un aprendizaje de competencias transversales (resolución de problemas, creatividad, comunicación eficaz, trabajo en equipo, toma de decisiones), así como cambios en las metodologías y en los espacios de aprendizaje”.
Según datos del INE, la tasa de personas que no estudian ni trabajan en el tramo entre los 15 y los 29 años en Extremadura se sitúa en el 22%. Muy por encima de la media de la UE 28 (10,9%), de la Zona euro (11,2%) y de la media estatal (13,3%)
Todo esto viene siendo advertido por organizaciones relevantes como el CEDEFOP (un organismo de la UE) que sitúa a la Formación Profesional como una importante herramienta con finalidades que trascienden el ámbito individual, como son mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y hacer frente a retos como la globalización de los mercados o la necesaria disminución del abandono escolar temprano. Asimismo, la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señala que “las competencias que no se trabajan se pierden, siendo un grave hándicap en un escenario de continuo cambio y de gran incertidumbre”.
La realidad extremeña
Hasta el 2008/09 Extremadura mantenía una cifra aproximada de unos 6.000 alumnos/as en Ciclos formativos de Grado Medio y unos 4.000 en los de Grado Superior. A partir de ahí, la cifra fue aumentando progresivamente hasta los 8.365 en Grado Medio y 8.110 en Grado Superior en el año 2013/14. Sin embargo, en el 2018/2019 había 7.206 alumnos/as en Grado Medio y 7.448 alumnos en Grado Superior, descenso justificado en el pérdida generalizada de alumnado potencial (de 172.705 personas en edad escolar en 2013 a 163.011 personas en edad escolar en 2018).
Mientras, en España hemos pasado de algo más de quinientos veinticinco mil alumnos/as en el curso 2009/2010 a más de ochocientos diez mil el curso pasado. Incluso este curso (según datos del propio Ministerio de Educación) la matrícula en la Formación Profesional ha crecido un 3,9% en Grado Medio y un 6,9 % en Grado Superior. En Extremadura, este 2020/2021 las cifras de las personas matriculadas en FP son muy similares a la de cursos anteriores (alrededor de los quince mil alumnos/as entre los ciclos formativos de Grado Medio y Grado Superior, incluidos la modalidad a distancia que son unos dos mil alumnos/as más).
En todo caso, sigue la línea de lo marcado a nivel estatal, donde la media de alumnado matriculado en la Formación Profesional es del 12%. Muy al contrario, en los países de la Unión Europea la media de alumnado que cursa la Formación Profesional es de un 26%, y la previsión del Centro para el Desarrollo de la Formación Profesional (CEDEFOP) es que este porcentaje aumente y que los puestos de trabajo que se ofertan para titulados medios y superiores se vayan incrementando también. Queda claro que todavía queda mucho recorrido para el desarrollo de la Formación Profesional en Extremadura.
Quizás, una de las razones por las que el alumnado no se matricula en la FP es la falta de información y orientación, lo que provoca que un alto porcentaje del alumnado que cada año solicita estudios de FP no puede acceder al título en el que están interesados por falta de plazas o porque no pueden ir a la localidad en la que se oferta el ciclo. “En el trasfondo de todo ello, está la escasa información que el alumnado tiene con respecto a este tipo de enseñanzas, a la oferta que existe en Extremadura, incluso en localidades próximas a las de residencia del alumnado”, señalan desde la Asociación de Profesores Técnicos de Extremadura (ProfeTexFP).
Otro de los problemas de la FP es que, como en otros muchos ámbitos, existe una descompensación brutal en la oferta formativa entre las dos provincias extremeñas. En los últimos años se han implantado Ciclos Formativos de dudosa eficiencia, pero baratos, haciendo subir la oferta y la estadística, pero el alumnado del norte de Extremadura sigue sin poder formarse en chapa y pintura, por ejemplo, porque por encima del Tajo no existe ni un solo Ciclo Formativo de Carrocería y las empresas se desesperan porque no encuentran trabajadores cualificados. En la misma tónica, el alumnado que cursa Electromecánica en el norte (Plasencia, Coria, Jaraiz) cuando quieren hacer un Grado Superior tienen que trasladarse a vivir a otro lugar, llenando en muchos casos los Ciclos Formativos de FP de Automoción de Salamanca.
Asimismo, otro de los elementos clave es que no se tiene una guía clara de hacia dónde ir. En ese sentido, el llamado Mapa de la FP debería servir para establecer una hoja de ruta teniendo en cuenta las necesidades de empleo y las necesidades de las empresas para orientar al alumnado hacia los estudios adecuados. Se echa en falta mayor liderazgo desde la administración regional, que debería impulsar a través del Consejo Regional de Formación Profesional (con representación de patronal, sindicatos y administración) la elaboración de documentos con recomendaciones donde se haga público el modelo de Formación Profesional de Extremadura a medio y largo plazo, en el que se expliciten las condiciones para que se mantenga en el tiempo, que atienda a las necesidades del entorno y de la propia comunidad autónoma y que promueva la participación activa de las empresas y respete las elecciones del alumnado. Este órgano debería haber sido crucial en la nueva etapa que se abrió en Extremadura, cuando en 2015, por primera vez, se creó una Consejería en la que estaban bajo la misma dirección las carteras de Educación y Empleo. “Una prueba más de la ineficacia de este Consejo es que aún no se ha elaborado, como existe en otras comunidades, un documento sobre los de inserción laboral de los egresados en Formación Profesional. Además, la Administración educativa debería buscar soluciones a la falta de demanda de determinados ciclos “estratégicos” para la región y la inserción laboral del alumnado, obviar los criterios economicistas para la implantación de determinados ciclos formativos e incrementar las becas o la creación de residencias de estudiantes” resume Francisca Rubio.
En los últimos años se han implantado Ciclos Formativos de dudosa eficiencia, pero baratos, haciendo subir la oferta y la estadística
“Para convertir a la Formación Profesional en uno de los pilares del sistema educativo, deberían cambiarse algunas cuestiones clave a nivel social”, opinan desde la Asociación de Profesores Técnicos de Extremadura (ProfeTexFP). Por ejemplo, en la oferta de empleo de la Administración pública se tendrían que valorar los Ciclos Formativos por las capacidades a las que habilita. No es lógico que para ser electricista en la Junta de Extremadura se valore más tener el Bachillerato que un Ciclo Formativo de Instalaciones Eléctricas, o para ser cocinero se valore más una Licenciatura en Historia que un Ciclo de Cocina. En este sentido, siguiendo las propias conclusiones del CEDEFOP “se subestima la contribución que puede prestar la FP a la innovación y a su capacidad de transformar economías y sociedades, añadiendo que el desarrollo de su capacidad para innovar puede aportar beneficios económicos y sociales considerables”.
El punto de partida
Ya tenemos claro que la Formación Profesional debería ser el motor de la cualificación de la ciudadanía del futuro y ayudar a un cambio del modelo productivo, pero ¿tiene la FP la consideración social, el respaldo institucional y el nivel de demanda que cabe esperar de este tipo de educación?
En julio de este año, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, durante la presentación del nuevo plan de enseñanza para la FP, señaló que es una injusticia el lastre que viene arrastrando la FP y su consideración social, siendo valorada aún hoy en día, con unos ligeros atisbos de cambio, la segunda vía para aquel alumnado que no es capaz de continuar su formación académica. El problema es que “no hay hay modelos sociales de éxito en España que provengan de la FP a diferencia de otros países como por ejemplo Alemania, donde el director ejecutivo de Volkswagen se formó en un ciclo de formación profesional como fabricante de herramientas y maquinaria, antes de llegar a la universidad, donde estudió Informática”, comenta Francisca Rubio, profesora de Secundaria de Sistemas Electrotécnicos y Automáticos, con veintidós años de experiencia docente y que imparte clases en el ciclo de Energías Renovables del IES Javier García Tellez de Cáceres, quien termina reconociendo que “se necesita una auténtica y verdadera revolución de la FP en nuestro país y la clave radica en la implicación de la empresa”.
“Extremadura no tiene una gran capacidad de reacción para responder a la demanda de los nuevos perfiles profesionales que reclaman las empresas debido a la carencia de Centros Integrados y su falta de colaboración con las organizaciones empresariales y los sindicatos”
Para Luis Clemente, la consideración social se va consiguiendo gracias a que los jóvenes que han escogido FP son los que con más facilidad se incorporan al mundo productivo. En el enfoque institucional, la FP sirve de escaparate oportunista en todos los programas electorales pero se echa en falta una apuesta real y decidida por parte de la Junta de Extremadura. Considerar a la FP como un conjunto homogéneo es un error, existen Ciclos Formativos con unas expectativas profesionales muy potentes, pero otros no tanto.
Para que la oferta atienda realmente a las necesidades del entorno y permitir la cualificación y recualificación de calidad de las personas a través de itinerarios formativos personalizados, se crearon los Centros integrados de Formación Profesional (actualmente en Extremadura, y según datos de a página TodoFP.es solamente hay uno). En ellos se pone el acento en el estudiante, sea cual sea su situación (joven en formación inicial, trabajador empleado, desempleado, …), e independientemente de que este centro dependa de la administración educativa o laboral, con el fin de decidir de forma eficiente en su itinerario profesional. Por supuesto, para que un Centro Integrado sea efectivo se deben desarrollar vínculos con el sistema productivo de su entorno local e incluso, a nivel estatal e internacional.
Educación
La Formación Profesional, entre la crisis y la esperanza
Sin embargo, Luis Clemente considera que la FP Dual y los centros integrados de Formación Profesional son la fórmula óptima para entornos productivos potentes, con grandes empresas dotadas con departamento de formación, como Alemania, por ejemplo. También en el País Vasco o Madrid. En Extremadura solo se dan estas condiciones en un puñado de empresas, que es donde puede funcionar. Si se quiere extrapolar este tipo de formación a un tejido productivo donde las microempresas son regla se puede llegar a una hiper especialización del alumnado en un único entorno productivo donde no está garantizada la inserción laboral, privando al alumno de una polivalencia que lo hagan apto para cualquier otro entorno. La FP Dual no ha surgido de ningún fracaso sino de una tendencia que todo el mundo abraza pero que no sirve para todos los contextos. Si la empresa no cuenta con personal cualificado y con un departamento de formación estructurado, las presuntas ventajas formativas pueden acabar en forma de mano de obra barata.
Cada año, aproximadamente quince mil jóvenes extremeños y extremeñas se matriculan en un ciclo formativo buscando un camino laboral más seguro. Sin embargo, el sistema productivo no es capaz de absorber a tanto titulado
Francisca Rubio, considera que la FP Dual necesita una colaboración más real y efectiva con el sistema productivo local y las empresas. Al empresariado hay que demostrarle con resultados que la FP es necesaria para ellos y la FP necesita al empresariado. La FP Dual no es la panacea de la FP y el alumnado no puede ser tratado como mano de obra barata o como un problema por su falta de formación o como un estorbo o como un remedio para hacer lo que otros no hacen.
“Una solución para Extremadura podría ser la creación de una Red Regional de Empresas (PYMEs y grandes empresas), centros e instituciones comprometidas para el desarrollo de la FP Dual equivalente al existente a nivel estatal, en el que quede recogido un marco legal y jurídico con el fin de aumentar el prestigio social de la FP”, apunta Rubio.
En esa misma línea se expresa la Asociación de Profesores Técnicos de Extremadura (ProfeTexFP) , cuando sostienen que “lo primero sería estudiar y cuadrar la demanda de las empresas y la oferta de alumnado” y resumen: “sabemos que se han dado pasos en este sentido, pero que estos pasos tienen que ser rápidos y ágiles, a través, por ejemplo de los cursos de especialización”. En el País Vasco son capaces de “montar” estos cursos en un periodo de tres a seis meses. Según Francisca Rubio, “la Consejería de Educación y Empleo debería estar preparada para diseñar un programa de especialización para el alumnado, lo que significaría una formación a la carta y para ello es necesario ir a la empresa y ver la tecnología que tiene para crear el plan formativo, algo que no se hace hoy en día en nuestra región, aunque sí es lo habitual en otras comunidades.”
Está claro que el tejido productivo en Extremadura no es lo mismo que en otras partes de España, por lo que debemos adecuar la oferta formativa a las necesidades reales de las empresas extremeñas. “Para ello —apuntan desde la Asociación de Profesores Técnicos de Extremadura (ProfeTexFP)— sería importante no sólo facilitar técnicos a los sectores productivos sino anticiparnos a las necesidades del mercado, buscando de forma proactiva y prospectiva y poniendo la información a disposición de las empresas extremeñas a través de un trabajo colaborativo y cooperativo entre distintas ramas de la FP trabajando de forma creativa y buscando una innovación que se traslade a todos los campos”. Francisca Rubio opina igual, “Extremadura no tiene una gran capacidad de reacción para responder a la demanda de los nuevos perfiles profesionales que reclaman las empresas debido a la carencia de Centros Integrados y su falta de colaboración con las organizaciones empresariales y los sindicatos.”
“No tiene sentido que, por ejemplo, con el desarrollo que se está produciendo en el coche eléctrico, todavía se estudie mecánica o solo se estudie una mecánica de combustión, o que en los ciclos de administración los alumnos no tengan un ordenador individual”
En varias ocasiones se ha hecho mención en este artículo al Mapa de la Formación Profesional. Se observa que el mapa extremeño es amplio y se ha incrementado en los últimos años, pero presenta algunas carencias muy significativas, como reconoció la propia Consejería de Educación y Empleo en 2017. “Más de medio centenar de Ciclos Formativos no estaban adaptados ni al entorno ni a las necesidades del sector productivo ni a las empresas, por lo que deben estar en continua observación y ser auditados”, explica Francisca Rubio.
DATOS DE EMPLEABILIDAD E INSERCIÓN LABORAL
Cada año, aproximadamente quince mil jóvenes extremeños y extremeñas se matriculan en un ciclo formativo buscando un camino laboral más seguro. Sin embargo, el sistema productivo no es capaz de absorber a tanto titulado. Para Luis Clemente, la razón está en la propia oferta: “Si el sistema productivo no acoge a los titulados de ciertos Ciclos Formativos (Comercio, marketing, administración…) quizás tenga más que ver con la saturación de ciertos perfiles en la oferta formativa, poco acorde con las necesidades de las empresas, o bien con que alguno de los títulos de Grado Superior se solapan con títulos universitarios (familia profesional de intervención comunitaria)”. Por ello, reflexiona Francisca Rubio “sería fundamental contar con Centros Integrados de Formación Profesional que tuvieran un Servicio de Información y Orientación Profesional, ampliando las posibilidades en su formación, por ejemplo, a través de los idiomas, a través de mejoras en su conocimiento sobre la digitalización, en una estrecha colaboración con otros organismos con la oferta de otros cursos que complementen su formación, impulsando la creación de 'aulas de emprendimiento' (como pretende el Gobierno central), así como la realización de cambios importantes en la estructura de los centros y de las aulas, centros educativos de viveros en las necesidades de aprendizaje. Todo ello además de proveer de cambios en las metodologías y en la tecnología que tenemos que utilizar, que va a ser mucho más avanzada y dirigida a campos muy diversos: la robótica, la impresión 3-D, los drones, la realidad aumentada y la realidad virtual, todo lo que supone el Internet de las cosas y el Big Data.
Educación
La Formación Profesional tampoco logra ser inclusiva
Los ciclos FP se presentan como una alternativa a los estudios universitarios, pero el nivel socioeconómico y el género, así como la privatización y la precariedad de las prácticas en empresas, afectan también a quienes optan por esta vía formativa.
Además, desde la Asociación de Profesores Técnicos de Extremadura señalan que “la administración regional debe apostar por una modernización y ampliación de los recursos, herramientas y maquinaria que se ponen a disposición de los alumnos y profesores porque toda la inversión que se realice se va a rentabilizar. No tiene sentido que, por ejemplo, con el desarrollo que se está produciendo en el coche eléctrico, todavía se estudie mecánica o solo se estudie una mecánica de combustión, o que en los ciclos de administración los alumnos no tengan un ordenador individual”. Esa suele ser la queja más generalizada entre el profesorado y el alumnado: suelen trabajar con herramientas y con programas insuficientes y, en muchos casos, obsoletos y, en otros, los contenidos y competencias que se trabajan no están adecuados al ciclo o no se corresponden con las necesidades de las empresas. Todo ello sigue relegando la calidad educativa de estas enseñanzas.
De la misma manera, Luis Clemente resalta que “es importante dar visibilidad a todos estos esfuerzos para que las empresas reconocieran la importancia y la preparación del alumnado de FP, que es rentable colaborar con el sistema educativo y que esto motivará a su vez al alumnado a estudiar en la FP porque se estarían mejorando no solamente su formación sino su empleabilidad”.
Resumiendo, podríamos afirmar que la FP puede dar respuesta a las necesidades que tiene nuestra región respecto a un mercado dinámico e incierto como el actual, ayudando a las empresas a adecuarse a él y a adaptar la oferta y la demanda. Con ello, contribuiría a anticiparnos al futuro a través de la creatividad, la innovación y el emprendimiento, pero para ello, es necesaria una formación del profesorado para adaptarse a ese nuevo modelo educativo y una Administración Educativa que apueste por una Formación Profesional “fuerte”, preparada y ágil para liderar los cambios que se tienen que hacer para poder responder a todos estos desafíos.
Educación
Del Dis al Capaz. La educación inclusiva en Extremadura.
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Estoy de acuerdo que habrá que revisar los currículos y adaptarlos a las exigencias actuales, como ocurre en la familia profesional de Transporte y Mantenimiento de Vehículos, con el automóvil eléctrico, pero es cierto que la demanda del mercado en la reparación y mantenimiento de Vehículos, hoy por hoy, aún supera con creces los vehículos impulsados con combustibles fósiles que con electricidad. No obstante además del motor, hay un amplio porcentaje de sistemas comunes en ambas tecnologías.
Ni creo que o se haga nada de lo que se escribe en este artículo, ni que no haya inversión tecnológica por parte de la administración autonómica en el ámbito educativo, respecto a una modernización de los centros y de las metodologías.
No sé yo si el gobierno éste será capaz de cambiar la tendencia, de toda la vida, de dejar a la FP como la cenicienta de la educación.