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Juventud
Desalojan una asociación de Batán para jóvenes en situación de vulnerabilidad
“Todas las televisiones vienen cuando hay enfrentamientos de bandas, pero con nuestro desalojo no. Solo quieren el morbo y no la prevención”. Esta queja viene de Vicky Castrillón, una de las integrantes de Alma Latina, la asociación que desde hace 18 años realiza actividades con infancia y juventud para mejorar la integración, evitar la violencia o el bullying, entre otros muchos problemas. El local que llevan ocupando 15 años cerró esta semana sus puertas al no quererles renovar el banco propietario del inmueble. Pese a que la asociación aceptó una subida del 50% del alquiler (de 500 a 750 euros) para poder renovar y seguir con sus actividades en el barrio de Batán, CaixaBank al final decidió dejarlo cerrado. Tuvieron una oferta de compra, donde los interesados se mostraron abiertos a alquilar el local de nuevo a la ONG, pero finalmente se retiraron. “El local carece de interés comercial, dijeron. Por eso ni nosotras, ni la persona encargada del banco, entendemos la decisión de dejarlo cerrado”, comenta Vicky a El Salto, justo después de entregar las llaves y ver cómo ponen una puerta antiocupación al local.
Dentro se quedan la biblioteca, el material escolar y más cosas que durante todos estos años han ido consiguiendo y que ahora mismo no tienen dónde llevar. Vicky, presidenta de la asociación desde 2007 pero que lleva trabajando muchos años más, se muestra esperanzada por la oferta de un párroco en la zona de Puerta del Ángel, que le podría ceder un espacio para seguir con la actividad. Trabajadoras y madres irán a ver cómo está y qué necesita para no demorarse con las actividades justo en el arranque del curso escolar. Es la única alternativa, ya que ni Ayuntamiento ni Servicios Sociales les han propuesto ningún otro espacio. “Batán se queda sin ningún recurso con nuestra marcha”, comenta, ya que todos los espacios y servicios municipales están al otro lado de la A5, una barrera insalvable para muchos menores. “Nosotras vamos a tener que activar un protocolo de voluntarios para que los acerquen hasta el nuevo local, para no perder a ningún chaval”, comenta.
“Nosotras vamos a tener que activar un protocolo de voluntarios para que los acerquen hasta el nuevo local, para no perder a ningún chaval”
El equipo liderado por Vicky y compuesto por otras cuatro mujeres que se dedican de manera profesional a la prevención y atención a la infancia cogieron el relevo de los fundadores de Alma Latina hace más de 15 años. “Lo mío es vivencial”, comenta Vicky, colombiana, profesora de filosofía y, como ella misma confiesa, muy problemática en la adolescencia. “Llegué a España hace 25 años —explica— me involucré en la asociación de padres en el colegio de mis hijas. Yo venía de participar en las comunas en Medellín, con población desplazada por la violencia armada. Vi la oportunidad de apoyarnos entre madres y padres, sobre todo viniendo de sistemas escolares distintos y la falta de recursos que había”.
En todos esos años, Alma Latina se ha convertido en un referente por varios de sus proyectos. Empezando por el programa Transformar, que lleva desde 2004 atendiendo a menores entre cinco y 16 años a tener un espacio seguro, de juego y para aprender ocio de calidad y también detección de problemas, como el bullying o los intentos de suicidio de los menores. También las adicciones a las pantallas y las nuevas tecnologías, un problema que resaltan desde Alma Latina con especial preocupación. Una vez que los chicos y chicas cumplen 16 años pasan a ser mentores de los pequeños. Es el caso de Kevin, uno de los chavales que ha vivido su infancia con Alma Latina y que quiso, en la despedida del local, resaltar todo lo que la asociación le ha ayudado. “Kevin llegó muy tímido y le hacían bullying —relata Vicky— y explicó que gracias a Alma Latina encontró a un grupo de amigos, dejó de estar solo y pudo empezar a aprender”. Y es que la cantidad de menores que pasan tiempo solos en casa o en la calle ante la imposibilidad de conciliación laboral de sus madres trabajadoras —una mayoría— o la imposibilidad económica de apuntarles a actividades extraescolares les convierte en caldo de cultivo para el abandono escolar o la violencia.
“Tenemos casos de violencia de género, donde derivamos a las mujeres a recursos institucionales pero muchas veces vemos que no funcionan. Al final, acabamos interviniendo nosotras y logrando que el maltratador se vaya”
Por eso Alma Latina lleva 17 años haciendo también campamentos de verano. “No todos los menores pueden irse de vacaciones y el verano es muy largo, tres meses”, comenta Vicky, que añade que las consecuencias son que “hay un porcentaje de jóvenes que no pueden ir a ningún lado y se pasan solos en casa gran parte de los días”. Además, Alma Latina organiza fiestas por la diversidad cultural, talleres de regulación emocional, deporte contra el racismo, dan charlas en los colegios para profesores sobre el bullying y se esfuerzan en empoderar a los menores de que ser de dos culturas diferentes es una riqueza, no una desventaja.
Cada año más, las actividades se han extendido a madres y a la familia de estos menores. “Uno de los proyectos más bonitos es Red Familia, donde nos reunimos para hablar de buenas prácticas en educación de nuestros hijos”, comenta la presidenta de la asociación. Desde casos de reagrupamiento familiar, que deben ayudarles con los trámites y con la gestión familiar de este hecho, hasta la mediación en violencia machista y con los conflictos intrafamiliares. “Tenemos casos de violencia de género, donde derivamos a las mujeres a recursos institucionales pero muchas veces vemos que no funcionan. Al final, acabamos interviniendo nosotras y logrando que el maltratador se vaya”, comenta Vicky, cuyo trabajo y el de sus compañeras no acaba. Acompañamiento de la mujer, actividades para estas y la queja que es común: que las actividades municipales se hacen en horas donde las mujeres trabajadoras no pueden acudir. También lamenta que se estaba creando un grupo autónomo dentro de Red Familia con este tema y con el cambio de local temen que se frene.
Alma Latina también reaccionó ante la falta de alimentos de muchas familias, con un reparto de comida. “A las llamadas colas del hambre también vinieron las televisiones, pero luego se olvidaron”, insiste en su queja Vicky. Ella, como persona empática no deja de insistir en que sus acciones también son para quienes son parte del problema no solo de las víctimas. Se refiere a los que ejercen bullying en el colegio, quienes más adelante pueden ejercerlo en las calles, dentro de una banda latina o en la delincuencia común. “Hay que atender las necesidades tanto de los que sufren el bullying como de quienes lo cometen, porque ese niño viene de una situación violenta de casa”, explica y resume su acción de casi veinte años con menores en el sur de Madrid: “Les ayudamos a levantar la cabeza, a valorarse”.
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Seguramente que los Carapollas de turno han alegado, entre otros argumentos para imbéciles de baba, que es que esa armonía, humanidad, empatía, fraternidad, sonrisas y risas ATENTABAN CONTRA LA PAZ SOCIAL DE LOS MACHOS ALFA O ALFALFA, QUE ATENTABA CONTRA LOS DISCURSOS Y MARCOS MENTALES DE ODIO A LA LIBERTAD, DE XENOFOBIA O RACISMO, DE SUPREMACISMO O CLASISMO, Y QUE TAMBIÉN ATENTABAN CONTRA LA PAZ SOCIAL QUE PROPORCIANAN LOS DISCURSOS Y MARCOS MENTALES DE TIPO FASCISTA-MATÓN DE PATIO DE COLEGIO QUE LLEVAN PROPAGANDO AÑOS Y AÑOS A TRAVÉS DE SU OLIGOPOLIO MEDIÁTICO -(antes conocido como el No-Do)-.