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La vida y ya
Ya no sé quién vive en el primero
Coincidimos en la cena. Cuando llegamos quedaban pocos sitios en la mesa corrida que habían preparado en el Ateneu Popular de Carolines de Alicante para recibir a personas que veníamos desde distintos lugares del Estado. Compartimos el hueco que quedaba en una esquina. En estos espacios donde se juntan personas que forman parte de distintos movimientos sociales siempre resulta fácil comenzar a hablar. Ella sabía mucho sobre los impactos del turismo en ese territorio.
Al día siguiente fue una de las ponentes en la mesa inaugural de la asamblea confederal de Ecologistas en Acción. Se llama Marina Martín y junto a su compañera Elena Lara contaron qué significa ser habitante de un barrio en el que el turismo se expande sin control y sin freno.
Me pareció muy interesante lo que contaron. Cuando acabó la charla, le pedí a Marina si me podía compartir el texto porque me parecía importante que más gente conociera lo que supone vivir en un barrio que, como el suyo, ha cambiado la configuración debido al turismo. A continuación hay algunas pequeñas píldoras de lo que contó.
“Nosotras venimos desde la cuna del barrio del Plá–San Antón-Carolinas que siempre ha estado muy poblado por gente trabajadora, gente mayor, familias como las nuestras que cuenta o contaba con muchísimos servicios, con mucho comercio local y que aunque no ha tenido grandes parques, sí algunas plazas y un espacio verde”.
“El barrio se ha transformado tanto que pueden pasar semanas sin ver por la calle una sola cara conocida porque los vecinos han sido sustituidos por turistas y los pocos que todavía quedan, como mi madre, como nosotras, no nos gusta salir de casa porque sales a la calle y te increpan o te insultan, sobre todo si eres mujer, sobre todo si eres una persona mayor o si vas sola”.
“Las gentes vulnerables, como las personas mayores, se tienen que exiliar del barrio y abandonar su hogar de toda la vida, porque es insostenible vivir, todo son impedimentos: el cierre de la panadería de la esquina, las urgencias ambulatorias totalmente colapsadas, colas insufribles en los supermercados que están a tope de turistas comprando alcohol, una generación de residuos excesiva que desborda los contenedores…”.
“Ya no sé quién vive en el primero, ya no sé quién vive en el edificio de enfrente, miro y solo veo toallas de playa tendidas, caras desconocidas, solo siento ruidos y fiestas mientras sé que mi vecina del bajo no puede dormir si no es con pastillas, cómo tengo que hacer carrera todas las noches para llegar a casa lo antes posible para no cruzarme con uno de estos grupos de turistas ebrios y de fiesta que van ocupando toda la acera y que me hagan pasarlo mal como en otras veces, cómo temblamos cuando vemos que en un edificio están haciendo una obra, ¿será un piso turístico?”.
“Fue en la pasada primavera cuando algunos compañeros retomaron el contacto organizando unos encuentros informales a los que se unieron con un grupo de vecinos y vecinas entre los que me encontraba yo. Nos reuníamos y poníamos en común el malestar que nos causaba todo este monstruo turístico que nos estaba consumiendo como ciudad. Los encuentros se daban una vez al mes y poco a poco, de la necesidad de organizarse y empezar a combatir, fue naciendo la plataforma Alicante, ¿dónde vas?. Es aquí cuando, animados por la manifestación de Canarias contra la turistificación y de otras ciudades afectadas, decidimos ponernos en marcha”.
Eso cuenta Marina, que ante todo lo que está pasando en su barrio, decidieron juntarse.