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Violencia machista
Granada reclama el fin de la violencia machista en un 25N marcado por la pandemia
El Movimiento Feminista de Granada denuncia que la pandemia de coronavirus ha agravado las situaciones de violencia de género por el aislamiento social, el aumento de la carga de trabajo en el hogar y la precariedad laboral.
La marcha desde la Plaza del Triunfo hasta la Plaza del Carmen convocada por el Asamblea Feminista Unitaria, que aúna a la Plataforma 25N y el Espacio de Feminismo Unitario, ha destacado la necesidad de reivindicar más que nunca el fin de todas las violencias machistas perpetradas a las mujeres. Con una cifra oficial de 40 asesinadas y otra alternativa de 72, “como consecuencia del confinamiento muchos casos no se han descubierto o identificado, lo que sí podemos afirmar es que los casos de denuncias se han disparado”, el Movimiento relata que los mecanismos habilitados al servicio de las mujeres víctimas de violencia de género durante la crisis del coronavirus son insuficientes y “esta situación está suponiendo una auténtica película de terror para las mujeres confinadas junto a sus agresores día y noche sin saber cómo pedir ayuda”.
Violencia machista
25N: un grito desconfinado en las calles contra la violencia machista
Alejandra Chenoll, una de las organizadoras de la marcha, ha confirmado a El Salto Andalucía que se ha seguido un protocolo anti-covid con dos metros de distancia y uso de mascarilla obligatorio y han contado con voluntarias de la organización que velaban por su cumplimiento en una marcha que ha transcurrido sin incidentes y del que la Asamblea se encuentra muy “satisfechas por la respuesta de las granadinas y granadinos que han plantado cara a la violencia machista con responsabilidad y precaución ante la situación de crisis sanitaria actual; también estamos contentas por la capacidad organizativa de las organizaciones feministas aún en estos momentos tan difíciles”.
En la Plaza Isabel la Católica la ‘Grupa Magdalenas Granada, Teatro de las Oprimidas’, perteneciente a la Red Internacional Magdalenas, ha realizado una performance, con “La canción sin miedo” de Vivir Quintana, adaptada a las normas anti-covid. “Hemos representado la performance en bucle para que las personas manifestantes pudieran verla sin pararse y así no generar agolpamiento”, nos ha contado Pepa Mora, de Magdalenas Granada.
En la Plaza del Carmen, donde se ha restringido la entrada de personas para mantener la distancia de seguridad anti-covid, se ha dado lectura al manifiesto que denuncia que la crisis económica y social provocada por la pandemia de coronavirus “está golpeando con más fuerza a las mujeres, que son mayoría en los sectores esenciales más expuestos al riesgo de contagios, en general los más precarizados, y las que además soportan casi todo el peso de los cuidados”. Señalan que la pandemia ha incrementado la dificultad para afrontar la violencia de género como consecuencia del aislamiento social, los retrasos judiciales y administrativos y la insuficiencia y demora de las medidas adoptadas, “tampoco han servido de ayuda los recortes del gobierno andaluz en políticas y recursos de igualdad, que venimos denunciando públicamente, ni el negacionismo de la violencia de género de sus socios”.
Son violencias de género cuyo afrontamiento, señalan, es aún más difícil para quienes habitan situaciones de discriminación o vulnerabilidad: paro o precariedad laboral, como es el caso de las empleadas de hogar; prostitución, irregularidad administrativa; familias monomarentales; trata y esclavitud; diversidad funcional o por tener un determinado color de la piel o pertenencia étnica, es el caso de las gitanas, entre otras; o una determinada orientación o identidad sexual.
Frente a la violencia, ni sumisas ni calladas, fuertes y organizadas
Las medidas propuestas para terminar con la violencia son: la inclusión y extensión, en todas las etapas del sistema educativo, de una educación afectivo-sexual que fomente relaciones basadas en la igualdad y el respeto de los derechos humanos, muestre la diversidad de formas de vivir la identidad de género y contribuya al desarrollo de una sexualidad satisfactoria, sustentada en el libre consentimiento de las personas implicadas; transparencia y control de los fondos destinados al Pacto de Estado, con una evaluación externa del impacto y utilidad de los recursos puestos en marcha para detectar áreas de mejora; refuerzo de los recursos destinados a prevención y apoyo a las víctimas —inserción laboral, vivienda, atención psicológica— poniendo en primer plano a los colectivos en situación de mayor vulnerabilidad y a nuestras hijas e hijos; intervención con los victimarios, más allá del cumplimiento de sus penas, con el objetivo de que reconozcan su responsabilidad en la violencia ejercida y el daño causado y se comprometan al cambio de su comportamiento.
Además, se exige el reforzamiento y formación con perspectiva de género del personal de los servicios sanitarios, sociales, jurídicos, de valoración psicosocial y del riesgo, de inspección de trabajo y de los cuerpos de seguridad que evitar prejuicios, arbitrariedades y victimizaciones secundarias; la eliminación del uso del falso ‘Síndrome de Alienación Parental’ como herramienta torticera contra las mujeres que denuncian; establecer derechos laborales y de extranjería para que “ninguna mujer, vivamos en zona rural o urbana, en situación de precariedad laboral o irregularidad administrativa, tengamos que afrontar la violencia de género en situaciones de vulnerabilidad”; el cumplimiento de las Resoluciones de organismos internacionales —Consejo de Europa, Naciones Unidas, CEDAW— en los servicios de salud para evitar la vulneración de los derechos de las mujeres en los procesos sexuales y reproductivos.
El manifiesto ha concluido con la defensa del derecho a una vida libre de violencia “que nos asiste a las víctimas de violencia machista, nuestras hijas e hijos, recogido en la legislación nacional y autonómica y en las recomendaciones de las organizaciones internacionales para la erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas”.