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Violencia machista
Un nuevo sistema de atención a víctimas de violencia machista en Bizkaia deja fuera a muchas mujeres
El pasado 26 de enero la Dirección de Empleo, Cohesión Social e Igualdad de la Diputación Foral de Bizkaia comunicó una importante reestructuración laboral en el Servicio de Mujer e Intervención Familiar: el equipo compuesto por cuatro trabajadoras sociales, cuatro psicólogas, seis administrativas y un TAG prácticamente se vaciaba de psicólogas, perdiendo tres (con más de 15 años de experiencia) en beneficio de más trabajadoras sociales. ¿Qué implicarán estos cambios y por qué se producen?
El Servicio de Mujer e Intervención Familiar de la Diputación Foral de Bizkaia (DFB) es el especializado en atender a mujeres víctimas de violencia machista y a sus hijos e hijas. Se creó en 1987 y, con el paso del tiempo, ha ido incorporando la perspectiva de género y los cambios sociales en la atención de esta problemática. Lo ha hecho con una visión interdisciplinar e integral, teniendo en cuenta que esta violencia tiene un fuerte impacto tanto social como psicológico en las personas que la sufren.
La ley vasca para la Igualdad de Mujeres y Hombres y Vidas Libres de Violencia Machista contra las Mujeres regula la atención social en su artículo 60. En él, señala que se “adoptarán las medidas necesarias para asegurar que las víctimas de la violencia machista contra las mujeres sean atendidas con carácter prioritario” en “la cartera de prestaciones y servicios del Sistema Vasco de Servicios Sociales”.
Mujeres víctimas hasta ahora atendidas, corren el riesgo de ser derivadas a servicios no especializados
Desde el equipo de psicólogas del Servicio de Mujer e Intervención Familiar denuncian, en declaraciones a Hordago, que los derechos de las mujeres “son vulnerados” a raíz de la “implementación progresiva” de un nuevo modelo de atención de víctimas de violencia machista diseñada por el director de Inclusión Social, Oscar Seco, y la diputada de Empleo, Cohesión Social e Igualdad, Teresa Laespada.
Este sistema emplea un “Instrumento de Valoración de la Desprotección de las Mujeres Víctimas de Violencia Machista” que se pretende que sea de uso obligatorio por parte de los servicios sociales forales. Se trata de una herramienta que valora la “desprotección social por violencia machista”, haciendo “una criba” y decidiendo “quién tiene derecho a la atención especializada en el servicio foral y quién no”, por lo que la tachan de “excluyente”. Las psicólogas advierten que se “prioriza la categorización de la mujer” para “dilucidar” si es atendida o no por la DFB, “pese a ser víctima de violencia machista”; creen que “en la mayoría de los casos” supone “una pérdida de agilidad e inmediatez en la atención”, que según el canal de entrada puede dilatarse hasta 9 meses, además de dejar fuera a muchas víctimas.
Las especialistas explican que “el momento en el que la víctima pide ayuda es vital y hay que dar una atención ágil y especializada que le guíe y le apoye en su proceso de toma de decisiones”. “Un modelo que no atiende de manera ágil la demanda de la mujer víctima de violencia machista en el momento en el que se siente capaz de pedir ayuda, pierde efectividad y empeora la situación de la mujer frente al maltrato, ya que corre el riesgo de aumentar su sentimiento de no ser escuchada, creída, etc. Eso puede potenciar su sentimiento de indefensión y hacer que continúe la relación con el agresor desde una posición de todavía mayor vulnerabilidad”, alertan.
Por otro lado, subrayan que el nuevo sistema supone, en muchos casos, “perder la oportunidad de ser atendida por servicios especializados al no dar el grado de desprotección requerido, que no supone no ser víctima de violencia machista, sino no haber alcanzado la categoría de ‘estar en situación de desprotección’”. En esos supuestos en los que no pasarían la criba, la atención pasaría a servicios sociales municipales, que “en general no cuentan con servicios especializados para estas víctimas”.
Víctimas resilientes, sin problemas económicos o con soportes sociales no pasarían la criba
Para que nos entendamos, la herramienta impulsada por el director de Inclusión Social, Oscar Seco, dejaría fuera de la atención a muchas mujeres. Por ejemplo, a las que no presentan dificultades de índole económico o de vivienda; a las que cuentan con soportes sociales, familiares o laborales; a las que manifiestan un alto grado de autonomía y resiliencia; a las que entran en el servicio de urgencias y que no tienen aún conciencia de lo que han vivido por el punto en el que están del ciclo de violencia… pese a que ninguno de estos elementos exime, obviamente, de ser víctima de violencia machista.
“Eso supone una situación de desigualdad para las víctimas de violencia machista, así como una merma en la calidad de la atención”, lamentan las psicólogas. Por ejemplo, hablamos de una mujer de avanzada edad que vive con su agresor desde hace décadas en un pueblo pequeño, sin problemas económicos; difícilmente denunciaría en los servicios municipales por miedo a que la vean (el ‘qué dirán’), pero alguna con este perfil sí se ha acercado a los servicios de la DFB y eran atendidas y ahora, con el nuevo modelo, no llegan.
Además, las psicólogas advierten que el nuevo modelo “invisibiliza” a los niños y niñas que están en situaciones de violencia machista. Pese a que la ley estatal 8/2015 de Protección a la Infancia y la Adolescencia les reconoce como víctimas directas de la violencia de género, el actual sistema de la DFB los obvia ya que la herramienta central de valoración de las situaciones de violencia que determina el acceso a una atención especializada “no recoge información sobre los menores víctimas”, sino únicamente de la madre.
Violencia machista
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Apartar a las psicólogas, “una visión reduccionista” de los daños de la violencia machista
El nuevo instrumento de valoración solo es utilizado por trabajadoras sociales y no por psicólogas, pese a que “contiene ítems referentes al ámbito de la psicología”, como denuncian. Apartar esta disciplina profesional del diagnóstico de necesidades de las mujeres víctimas de violencia machista creen que supone “una visión reduccionista de los daños y consecuencias” que estas situaciones provocan en ellas y en sus hijos e hijas, “ya que reduce la valoración exclusivamente al daño social, infravalorando el daño psicológico, ya que pasa a ser valorado exclusivamente por la figura de trabajadoras sociales”, que ven necesaria, pero insuficiente.
“La violencia machista tiene un fuerte impacto tanto psicológico como social en las personas que lo sufren y en toda la sociedad. Por ello es tan necesaria una visión interdisciplinar durante todo el proceso de atención y recuperación de las mujeres víctimas para poder valorar de manera conjunta todo el daño que las mujeres y sus hijos e hijas sufren ante estas situaciones y dar cumplimiento a las normativas tanto nacionales como internacionales que indican la necesidad de una atención global, integral, especializada, ágil y de calidad”, defienden las psicólogas.
Las especialistas explican que, cuando una mujer acude a pedir ayuda, “suele ser tras un período largo de sufrimiento como víctima”, estando el promedio en más de 7 años. “Esto debe ser tenido en cuenta en todos los casos. Esta larga historia de sufrimiento afecta a los aspectos más íntimos de su vida: su relación de pareja, su familia, su hogar, su propia identidad como persona y como mujer, su lugar en el mundo, su proyecto vital, etc.”, sostienen. Por eso, las psicólogas defienden que “los primeros contactos con las víctimas deben revestir más bien un formato de acogida, de apoyo y aceptación profesional y personal” y “hacer hincapié de inmediato en establecer un entorno de seguridad y tranquilidad”.
“Es fundamental poder devolver a la mujer que ha sido víctima de la violencia machista y que tiene interiorizado un profundo sentimiento de vergüenza y culpabilidad, la explicación tanto de las causas que explican el maltrato, como de los factores que inciden en el mantenimiento de este tipo de relaciones. Esta labor inicial de acogida va más allá de una recogida de datos. Necesita tiempo, adaptarse al ritmo de la mujer, comprensión, empatía, escucha activa y una visión global de la situación”, argumentan.
“Un modelo que pone en el centro la herramienta de valoración y prima la necesidad de su cumplimentación, no atiende de forma adecuada a las víctimas de violencia machista”
Por ello, creen que toda herramienta debe ser “solo un complemento en la valoración”, que tiene que ser “necesariamente enriquecido” con el conocimiento de la profesional sobre la situación que está evaluando. Por tanto, “nunca puede ser el elemento central y único con el que se valore la situación de violencia machista, ya que no permite una comprensión global del efecto que ha tenido esta situación de violencia en la vida de la mujer”.
“Un modelo que pone en el centro la herramienta de valoración y prima la necesidad de su cumplimentación, no atiende de forma adecuada a las víctimas de violencia machista”, denuncian, y agregan: “Los servicios especializados de calidad deben estar garantizados para todas las mujeres víctimas y sus hijos e hijas, independientemente de su situación personal, social u otra condición, esto es sin necesidad de categorizar a las víctimas por su grado de desprotección”.
Violencia machista
Bizkaia Los Puntos de Encuentro Familiar y la revictimización admitida
EH Bildu interpela y presenta una moción sobre lo que tildan de “sección de exclusión social femenina”
El 28 de febrero EH Bildu presentó una interpelación sobre los “servicios inmediatos y especializados que deben ofrecerse a las mujeres víctimas de violencia machista” en el pleno de control de las Juntas Generales de Bizkaia. La diputada abertzale Beatriz Ilardia, señaló que el cambio de paradigma en el Servicio de Mujer e Intervención Familiar a partir de 2022 les “preocupa” y consideró que la nueva herramienta “está diseñada desde una mirada absolutamente masculina”.
“Un parámetro determinante es el hecho de estar en la calle, cuando una perspectiva feminista nos dice que tanto la casa como la calle se perciben como un espacios inseguros. Es muy difícil que las mujeres abandonen su hogar, aun teniendo al agresor en casa, todavía más si no eres consciente de lo que estás padeciendo. El dato empírico es que la mayoría de los homicidios se cometen en los hogares”, argumentó Ilardia. Por ello, acusó al gobierno foral de “desmantelar” el servicio y de convertirlo “a marchas forzadas” en una “sección de exclusión social femenina”.
La diputada de Empleo, Cohesión Social e Igualdad, Teresa Laespada (PSE), defendió que la herramienta “solo se aplica a los casos derivados de los servicios sociales de base”, es decir, de los ayuntamientos, de forma que “los servicios de atención directa no necesitan pasar por este instrumento de valoración”. Anotó que el servicio foral atiende a unas 3.000 víctimas al año, de las cuales unas 2.500 “pasan sin instrumento de valoración porque van a los servicios de atención directa”. Aseguró entender el “dolor” de las psicólogas que cambian de puesto de trabajo, pero defendió el nuevo sistema como una “reordenación” de los servicios.
“Tanto la casa como la calle se perciben como un espacios inseguros. La mayoría de los homicidios se cometen en los hogares”
El próximo miércoles 13 de marzo la cuestión volverá al pleno de las Juntas Generales de Bizkaia a través de una moción que ha presentado EH Bildu. En ella, se tratarán puntos como que la herramienta de valoración que hace de “embudo” se elimine; que las mujeres tengan una puerta de entrada directa sin pasar por los servicios sociales para evitar la revictimización; que se recupere un programa de intervención familiar especializado que atendía casos de mujeres que viven con sus agresores; o que las psicólogas se queden en el Servicio de Mujer por su especialización, entre otros.
Antes las dudas que hay con el sistema actual y en el proceso de amortización de las tres plazas de psicóloga en el Servicio de Mujer, “así como de las consecuencias de su eliminación del servicio”, la Junta de Personal de la Diputación Foral de Bizkaia, con el apoyo de todos los sindicatos, ha remitido un escrito a Función Pública para solicitar varios informes, tanto de carácter técnico como de carácter jurídico. La Dirección de Función Pública se ha comprometido a analizar la solicitud y estudiar la viabilidad de solicitar estos informes.