Centros sociales
La Ingobernable para personas no iniciadas

Un recorrido cronológico y fotográfico por la historia de la ocupación del centro social La Ingobernable de Madrid.

La Ingobernable sala de asambleas
Entrada a una de las salas del edificio. Álvaro Minguito
31 ago 2019 06:26

La manifestación fue algo así como un desastre. No por la cantidad de gente que asistió; fuera de los tiempos del 15M era complicado esperar la afluencia masiva. Tampoco por ningún factor organizativo —correcta difusión de la convocatoria, buen puñado de pancartas, presencia explícita de varios colectivos— y tampoco por factores externos —la policía apenas hizo acto de presencia, hacía buen tiempo, etc—. La manifestación fue un desastre porque probablemente manifestarse no era el objetivo prioritario para parte de sus convocantes. Porque, como en otras ocasiones, el paseo se convirtió en un largo mediodía de saludos entre compañeras y conocidos. Porque, al fin y al cabo, aquel 6 de mayo del año 17 se trataba (eso se sabría más tarde) de recuperar el espacio que al final de la tarde se iba a convertir en La Ingobernable, a pocos pasos de la estación de Atocha en Madrid.

Hubo lecturas críticas —internas, antes y después de la manifestación— que dijeron que Madrid No Se Vende era una manifestación fallida. El fin último de la marcha, recuperar el espacio de la calle Gobernador, había distorsionado las reclamaciones que justificaron la convocatoria. Durante la última hora, cuando la marcha llegó allí donde la calle Atocha se ensancha, la manifestación se paró. Luego se partió. Un grupo se desgajó de la misma.

En ese grupo estaban las personas encargadas de los aspectos logísticos que acompañan a la entrada en un edificio. Otro grupo —el más numeroso— permaneció en la calle Atocha, parado, esperando. Sonrisas cómplices, algunos nervios. La consigna era esperar, y eso terminó por disolver la manifestación. Finalmente, donde termina la calle, enfrente de la discoteca Kapital, se leyó un comunicado con algo de desgana, con la mitad del personal mirando hacia la calle del Cenicero, a su izquierda, desde donde llegaba un rumor de gente.

En cuestión de minutos, esos dos grupos se agruparon en los bajos del Caixaforum, el espacio cultural de la fundación del banco. Se estaba ocupando un espacio en Madrid. Como lo que no se nombra no existe, se lanzó un primer nombre: la Gobernadora, por el nombre de la calle. Unas horas después, con el edificio abierto para la ciudad de Madrid, la asamblea cambiaría el nombre provisional por el que mantiene hoy: La Ingobernable. Dos años y cuatro meses después de aquella manifestación un poco pocha, defender la Ingobernable es el mínimo común denominador de movimientos sociales y organizaciones políticas de la ciudad. No siempre ha sido así.

Manifestacion Madrid no se vende
Manifestación "Madrid no se vende" el 6 de mayo de 2017, que terminó con la okupación del edificio. Alberto Astudillo
Okupación del edificio en la calle Gobernador
Primeros momentos de la entrada en el edificio en mayo de 2017. Alberto Astudillo
La Ingobernable -Manifestación 8 de marzo
Punto de cuidados de La Ingobernable durante la jornada de huelga feminista del 8 de marzo de 2018. David F. Sabadell

Carmena no quiso

Aquella manifestación era conflictiva por más motivos. Dos años después de la llegada de Manuela Carmena, parte del tejido social de la ciudad y un sector significativo del proyecto que había dado lugar a Ahora Madrid tenía motivos para sospechar sobre la dirección política que había tomado Carmena y su equipo.

Las organizaciones ecologistas y de defensa del Patrimonio, por la demolición en diciembre de 2016 del edificio centenario del taller de artillería de Chamberí, los avances en el curso de la Operación Chamartín y la operación sobre los Berrocales; el tejido social y cultural por el esperpento de los “titiriteros” y los sectores no alineados con Carmena dentro del Ayuntamiento por su condena a la marginación política y el unilateralismo de la alcaldesa.

Entre los movimientos por la okupación y los centros sociales el apoyo al proyecto “del cambio” tampoco era ni mucho menos unánime. Los sectores más rocosos —con el más claro ejemplo de la Dragona de la Elipa, también en un espacio municipal— rechazaban la interlocución con el equipo de Gobierno por los principios de su proyecto político. Espacios como el Espacio Vecinal de Arganzuela —sobre terreno cedido por el Ayuntamiento— aún estaban negociando los detalles de esa cesión, que tampoco fue sencilla.

Pero eran los planteamientos del Patio Maravillas los que seguían influyendo decisivamente en el latido de los movimientos. No en vano, en el espacio de la calle Pez, desalojado en junio de 2015, había crecido la hipótesis municipalista que terminaría confluyendo con Podemos para generar Ahora Madrid. En un proceso difícil para el Patio Maravillas —tres de sus muchos militantes estaban en el Ayuntamiento—, y tras los desalojos de dos inmuebles privados, la asamblea del centro social había mantenido una línea de trabajo para buscar la cesión de un espacio.

Plenario de El Salto en La Ingobernable
Plenario de El Salto en La Ingobernable, el 9 y 10 de septiembre de 2017. David F. Sabadell
La Ingobernable IV
Entrada de La Ingobernable Álvaro Minguito
La Ingobernable Hackmeeting


El Patio, que en sus dos sedes de la calle Acuerdo y de la calle Pez había ocupado con k, resolvía dar un paso que históricamente ha dividido al movimiento okupa; la cesión de un espacio, no obstante, no se iba a llevar a cabo. El 20 de abril de 2017, el Ayuntamiento decidía destinar el palacete de la calle Alberto Aguilera 20 para la instalación de la Casa de México. Se cortaba con esa decisión la posibilidad de un entendimiento entre el Ayuntamiento del cambio y el Patio Maravillas, epicentro del proceso político municipalista. 

En una serie de asambleas abiertas, un grupo con orígenes distintos apuesta por la ocupación de un edificio público. Recuperado el edificio de la calle Gobernador, ese grupo motor se disolverá de nuevo para permitir fluir a la asamblea de la Ingobernable, que conforma “ese centro social heterogéneo que conocemos a día de hoy, un poco naif pero tan abierto que ha conseguido algo que necesitábamos como agua de mayo: un lugar de encuentro y recomposición de los movimientos sociales en Madrid”, explica a El Salto una de las participantes en el espacio.

Presiones por todas partes

Dos décadas después de la llegada del Partido Popular a la sala de máquinas de Ayuntamiento y Comunidad, sobraban los motivos para manifestarse contra la mercantilización de la ciudad, su desguace —vía operaciones urbanísticas—, troceado y emplatado para satisfacer al Madrid sistémico.

El plan inicial de La Ingobernable no era la confrontación directa con el Ayuntamiento del cambio o lo era solo en la medida que correspondía afirmar la autonomía de los movimientos. Una autonomía que reclamaba —y lo había madurado desde hacía años— espacios comunes fuera de la lógica del mercado. El tipo de espacios comunes que dan lugar al crecimiento de prácticas de apoyo mutuo y participación política no partidista o clientelar. Espacios para la reproducción de esas “vidas que merecen la pena ser vividas”, que reclamó la Ingobernable desde su nacimiento. Prácticas que remitían a los Laboratorios, centros sociales de referencia entre el final de los 90 y el comienzo del siglo, y que se habían moldeado en encuentros en otros espacios como La Prospe, Seco, la Piluka o más recientemente La Morada.

Aniversario de La Ingobernable
Manifestación de aniversario de La Ingobernable el 5 de mayo de 2018. Elvira Megías
Corazon La Ingobernable
Una de las salas de La Ingobernable. Álvaro Minguito
El patio del edificio con vistas al cielo de Madrid La Ingobernable
El patio del edificio, con vistas al cielo de Madrid. Álvaro Minguito


Era una lógica de largo recorrido en Madrid. Una molestia sobre la que el PP y sus dispositivos mediáticos afines habían aplicado una lógica simple: lo que no se nombra no existe. Si el mandato de José María Álvarez del Manzano había visto crecer los centros sociales con una visión mononeuronal, sus sucesores Alberto Ruiz Gallardón y Ana Botella asumieron que, en algunos casos, había que quitarse de encima el problema a través de las cesiones. La Eskalera Karakola o el centro social Seco prosperaron bajo la fórmula de la cesión de espacio, pese a que el PP se tapó antes de reconocer el trabajo de vertebración de las comunidades y los barrios realizado por estos centros.

Amiguetes y estrategias

La ocasión, no obstante, era completamente otra cuando se ocupó el edificio de la calle Gobernador. La emergencia del 15M y sus consecuencias políticas —nacimiento de Podemos y de los proyectos municipalistas— crearon un efecto rebote.Pocos años después de la crisis bancaria que ha llevado a cientos de miles de familias a perder sus hogares —embargados o desahuciados— la reacción consiguió trasladar la percepción sobre el problema social de la vivienda a la proliferación de “okupas”.

El “abusón” político global en su versión hispana daba respuestas sencillas a propuestas complejas: la caricatura del okupa como “jeta” que no “quiere trabajar” se convirtió en un señuelo electoral. De fondo se hacía una promesa a las grandes fortunas de la ciudad: recuperar el control de lo público para llevar a cabo el programa de lo privado.

Las sucursales municipales de PP y Ciudadanos vieron en la Ingobernable una vía sencilla de atacar a su primer objetivo —Manuela Carmena— por su supuesta complicidad con el movimiento que había ocupado el edificio.

En el interior del espacio, la prioridad fue denunciar la operación en la que el Ayuntamiento de Ana Botella había generado en torno al inmueble de la calle Gobernador. Una operación modélica en la lógica del turbocapitalismo de amiguetes que consistió en mover unos planos y prácticamente regalar un terreno en un lugar estratégico a Emilio Ambasz, un arquitecto ignoto, sin relación previa con la ciudad. 

En la defensa del edificio como un espacio público enajenado, la Ingobernable situó un conflicto político principal en la ciudad: Madrid se ha vendido durante décadas. El trabajo de la asamblea para hacer explícito el pelotazo de Ambasz impulsó y consiguió la recuperación del edificio por parte del Ayuntamiento —que no obstante lo hizo mediante una indemnización de 1,4 millones de euros al arquitecto—. El centro social se quedó solo exigiendo que se recuperase el edificio sin pagos al arquitecto, que habría estado justificado en los reiterados incumplimientos de sus obligaciones.

Despejada esa parte de la ecuación, la segunda cuestión se mantuvo abierta durante el resto del mandato de Manuela Carmena. La asamblea apostó por la interlocución con todos los agentes políticos. El punto de partida era que el primer paso, recuperar un edificio de los circuitos de especulación, era insuficiente sin un reconocimiento y un compromiso por parte del Ayuntamiento para mantener el espacio para el común de la ciudad.

La vía de la negociación, que nunca fue oficialmente con la Ingobernable sino con “agentes políticos del barrio”, no prosperó. De nuevo se impuso el liderazgo de Manuela Carmena, siempre alérgica a los actos de desobediencia contra el poder, y se practicó una táctica de dilación de las negociaciones y distracción mediante globos-sonda. Las tensiones en el proyecto, no obstante, no generaron una ruptura. Y es que en la Ingobernable se había dado entretanto un proceso largamente deseado por los movimientos sociales.

La Ingobernable subida a la terraza
Escaleras a la terraza del edificio. Álvaro Minguito

Relevo generacional

“Hay hilos invisibles que conectan generaciones, proyectos y procesos”, comenta un veterano militante de los centros sociales. Hilos que hicieron suya la Ingobernable sin ser llamados. Enlazados en torno al feminismo —el espacio ha sido un núcleo fundamental en las huelgas feministas de 2018 y 2019—, el movimiento LGTBIQ+ y la lucha contra la crisis climática, cientos de jóvenes han brotado, se han organizado por primera vez y han crecido políticamente en la asamblea ingobernable. Una generación que no tuvo participación en el 15M y que ha encontrado su lugar en una región cuya población ha aumentado en casi dos millones de personas desde 1991.

Juventud
2K, la generación que se hace mayor con la crisis
En la mochila cargan con el peso de una crisis que les acompaña casi desde que dieron sus primeros pasos. Llevan también el móvil, cómo no.

En un momento de crisis de los tejidos sociales y políticos metropolitanos, en fase terminal a partir del otoño de 2018 cuando Carmena procedió a la voladura de Ahora Madrid (e indirectamente a la de Podemos en la Comunidad), la Ingobernable ha funcionado como una vía abierta a la posibilidad de algo nuevo, protagonizado por personas distintas a las que encabezaron el proyecto municipalista —que ya se puede calificar como fallido— del periodo 2013-2019.

En esa construcción, la promesa de los tres partidos de la derecha de acabar con la Ingobernable marca el próximo episodio en esa lucha por los comunes urbanos que se ha desarrollado en Madrid en los últimos 30 años. 

El primer intento de desalojo, el miércoles de la semana pasada, fracasó por la movilización de varios centenares de personas. Los siguientes pasos, por la vía judicial y por medio de una hipotética “puesta de largo” de los antidisturbios municipales, contarán con la misma resistencia demostrada el pasado 28 de agosto. Es difícil que José Luis Martínez Almeida acepte una derrota. Más difícil es que cualquier derrota de la Ingobernable sea definitiva.

De aquella manifestación regular, sin el esplendor de las grandes marchas de 2011 y 2012; del difícil proceso municipalista, que ha partido en varios pedazos los consensos alcanzados en el periodo posterior al 15M, surgió sin embargo un centro social en constante transformación. “Pienso en la Ingo como lo contrario a la rutina, lo contrario a dejarse llevar por lo inevitable, como movimiento continuo contra las corrientes que imperan en la ciudad”, ha escrito Sarah Babiker. En una ciudad en venta, algo que es lo contrario. En un Madrid capturado por hombres de negocios, un hilo al que agarrarse después de todo.

Taller de cometas Ingobernable 3
Taller de cometas en la Ingobernable. David F. Sabadell
Pintada en La Ingobernable
Pintada en el pasillo del edificio Álvaro Minguito
Cine de verano en la Ingobernable
Cine de verano en la Ingobernable. Álvaro Minguito
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Centros sociales
Centros sociales La policía desaloja el antiguo Patio Maravillas dos horas después de anunciarse su ocupación
La ocupación por parte del colectivo de la Ingobernable del antiguo Patio Maravillas termina en un desalojo exprés llevado a cabo por la policía antidisturbios.
Derecho a la vivienda
Especulación inmobiliaria Una visita al zoo especulativo-inmobiliario de Madrid
La junta de propietarios de una finca de viviendas del centro de Madrid se convierte en un pequeño caso práctico de cómo la rentabilidad se prioriza sobre la habitabilidad cuando los dueños de los pisos no son vecinos sino especuladores.
#38963
31/8/2019 19:50

¿Cualquiera que lo necesite (personas indigentes por ejemplo) puede ir y hospedarse en la Ingobernable?, ¿o existe derecho de admisión y solo admiten a pijoprogres que van a pasar el rato? Lo pregunto porque no lo sé.

10
28
#38974
1/9/2019 2:02

si calcuran la media de las nóminas de las mamás y los papás de quienes están ahí nos saldrían varios sueldos mínimos de media, eso no lo dude. Estos lujos los pagan mamá y papá

5
23
#39016
3/9/2019 9:17

Si esto es un lujo, imagina a tu marquesito voxeneta.

5
4
#38976
1/9/2019 8:53

La Ingobernable es un centro de actividades culturales y soporte de distintos movimientos ciudadanos. No es una hospedería ni una vivienda. Apoya la vida de otras maneras. Está abierta a todo el que la quiera conocer y participar. Pásate a conocerla y entérate de lo que allí se hace.

24
2
Tony
9/9/2019 20:59

Se pondrían objeciones a que utilizarán las instalaciones colectivos de derechas?

3
4
Cecilia
31/8/2019 11:35

No os confundais. El acto del miércoles no tenía la finalidad de desalojar sino de llamar la atención de ciudadanía. Sólo era una notificación. También servía de justificaciónpara sostener los insultos del "intruso" de Cibeles, ese sí que está donde no tenía que estar porque no se ha ganado el sillón por el voto popular sino por la servidumbre a Vox y por la indiferencia e inoperancia de c,s. Este tipo ha llamado a los de Ingobernable jetas, caras, vivero de indeseables, que viven a costa de los madrileños.... Está desacreditando a los ingobernables y debería saber la gente todo lo que se hace allí y taparle la boca al bocazas de Cibeles

11
9
Galicia
Galicia A Xunta aprobou a celulosa de Altri argumentando que a súa cheminea de 75 metros sería “icónica”
O Informe de Patrimonio Cultural, favorable á multinacional, emitiuse con base en dúas encargas externas, contratadas e pagadas pola empresa ao ex presidente e ao actual tesoureiro de Icomos-España.
Israel
Día de la Nakba Ex Libris, la empresa israelí que provee tecnología a las bibliotecas del mundo
Los principales productos de gestión y servicios bibliotecarios provienen de una empresa cuya sede principal se encuentra en el Malha Tecnology Park, sito en el territorio ocupado donde antes se levantaba la aldea palestina de Al Maliha.
Análisis
Análisis Después del apagón, la normalidad: crisis a la izquierda, Gobierno a la derecha
El Gobierno de coalición está cada vez más exhausto, el PP que vence pero no convence, Vox permanece estático y en izquierda ‘alternativa’ prevalece el estado de descomposición, según los datos del último CIS.
Irlanda
Lavanderías de la Magdalena Caelainn Hogan: “Las madres “descarriadas” y sus criaturas eran un desafío a la autoridad de la Iglesia"
Caelainn Hogan, periodista irlandesa nacida en 1988, es autora de 'La república de la vergüenza', donde revela los abusos en las instituciones para mujeres que se desviaban de la norma en Irlanda.

Últimas

O Teleclube
O Teleclube 'Os Pecadores' loitan contra montruos reais e mitolóxicos no novo episodio de 'O Teleclube'
O dúo do director Ryan Coogler e o actor Michael B. Jordan estrean unha película sobre a experiencia afroamericana cunha ameaza sobrenatural engadida.
Kabilas de mesa camilla
Kábilas de mesa camilla Las flores no nos libran de la culpa de no ser vírgenes
Estamos maternando en una Andalucía cuajada de modelos religiosos cautivos en la lógica patriarcal, y está en nuestra mano ofrecer a la nueva generación de churumbeles una versión decente de las imágenes o una negación desfasada de lo que ven
Más noticias
Genocidio
Genocidio 470.000 personas están en situación de hambruna en Gaza, donde continúan los asesinatos
El Ministerio de Salud de Gaza reporta que 52.928 personas han sido asesinadas y 119.846 heridas desde el 7 de octubre de 2023. Trump se reúne con los países del Golfo, pero no se mueve de su apoyo a Israel.
Educación
Educación Protocolos éticos en espacios educativos: ¿qué dicen sobre el abuso de poder?
La asociación de referencia para las escuelas gestalt acaba de aprobar un protocolo para detectar y abordar del abuso de poder. Otros ámbitos educativos cuentan con documentos éticos sobre este asunto.
Opinión
Opinión Abolir la familia, la perspectiva de une superviviente
La familia se vende como un espacio seguro, un lugar de amor y de cuidados mutuos, algo que no corroboran los datos. ¿Hay alternativas? ¿Cómo llevamos nuestras experiencias de redes de apoyo mutuo al centro de la sociedad?
Madrid
Movimiento estudiantil Vuelve la acampada universitaria por Palestina y contra el asedio de Gaza por parte del Estado de Israel
Los estudiantes vuelven a acampar en el campus de la Universidad Complutense en protesta y contra el genocidio palestino que “ha continuado y se ha intensificado”. Acusan de “inacción” al Gobierno español y exigen detener el rearme europeo.

Recomendadas

Investigación
Investigación Varios refuxiados denuncian á ONG Rescate Internacional por explotación laboral e agresión sexual
A Garda Civil investiga o centro de Mondariz-Balneario tras varias denuncias por parte de voluntarios migrantes que aseguran traballar sen contrato a cambio de 50 euros semanais. A ONG xestiona 1.700 prazas do programa estatal de acollida.
Laboral
Laboral Coidar sen dereitos: a loita das traballadoras nas residencias privadas de Galiza
Sen tempo nin medios para ofrecer uns coidados axeitados, alertan dunha situación insostible nos centros e denuncian a privatización dun servizo a costa do benestar das persoas maiores e dependentes.