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Comunidad de Madrid
Enterrar perros atropellados sin leer el chip, una práctica frecuente
Dos casos recientes ponen en alerta a Justicia Animal, que cree que puede existir un delito de maltrato animal tras estas actuaciones.
Se llamaba Martina y en la noche del sábado 16 de septiembre huyó asustada. Las propietarias de esta perra, una podenca de color canela, llamaron al Servicio Veterinario Municipal de Urgencias, al Registro de Identificación de Animales de Compañía, donde notificaron su desaparición, y a la Policía Municipal. No había noticias de Martina en los canales oficiales.
Pero las redes sociales ya tenían un rastro de Martina. En un grupo de perros perdidos de Facebook, una usuaria asegura haber visto poco después de la hora en la que desapareció Martina un animal atropellado que coincide con la descripción de la podenca. Esa misma noche, Elena y Sara, sus dueñas, acuden a la zona, pero abandonan la búsqueda por falta de visibilidad. Cuando vuelven, a la mañana siguiente, encuentran en este tramo de la A6 parte del arnés de Martina y restos de sangre. “El lunes por la mañana, tras muchas llamadas en las que nos enviaban de un servicio público a otro, pudimos contactar con la empresa encargada de su recogida y conseguimos que nos llevaran hasta su cuerpo”, cuentan a El Salto.
En la denuncia administrativa que han interpuesto indican que la empresa aseguró que en esa zona “suelen enterrar a los perros que se encuentran en la carretera”. Aun así, el cuerpo de Martina no estaba, algo que justificaron por la presencia de jabalíes en la zona. Pero estas explicaciones no son suficientes para Elena y Sara, que piden que se sancione a la empresa por incumplir la Ley de Protección de Animales.
Pese a que el Ayuntamiento de Madrid reconoce que este procedimiento se salta los protocolos, la asociación Justicia Animal asegura que deshacerse de animales muertos de esta manera es una práctica habitual no solo en la Comunidad de Madrid. Varias personas voluntarias que acudieron a la zona en la que supuestamente fue enterrada Martina localizaron restos de otros dos perros, uno de ellos con chip.
La denuncia más reciente de la asociación animalista hace referencia a un caso similar en la M40. En esta ocasión, un testigo recogió en varios vídeos cómo la empresa de mantenimiento acude a recoger a un animal atropellado y lo abandona dentro de una bolsa amarilla en una cuneta cercana. La denuncia que Justicia Animal ha presentado ante Madrid Salud pide, como la de Sara y Elena, que se sancione a la empresa de mantenimiento de esta vía por incumplir la ley regional de animales de compañía, que establece sanciones de entre 300 y 3.000 euros para este tipo de infracción.
“Sabemos que se hace pese a que está prohibido por ley”, dice la presidenta de Justicia Animal, Mati Cubillo. Cubillo va más allá y cree que estas actuaciones podrían incurrir en un delito de maltrato animal. “Nos preocupa que unos operarios sin ningún conocimiento veterinario sean capaces de certificar la muerte del animal y decidan ellos mismos proceder a su enterramiento ¿Y si está vivo? Estaríamos ante un presunto delito de maltrato animal recogido en al artículo 337 del Código Penal”, recoge la asociación en su escrito de denuncia, donde se especifica que el animal encontrado no presentaba rigidez post mortem cuando llegaron hasta él.
el Caso chavela
Cuando aparece un animal muerto, el protocolo es claro: hay que avisar a la Policía Municipal que, a través de su departamento de Medio Ambiente debe identificarlo y contactar con sus dueños, explican fuentes municipales.La Ley de Protección Animal 4/2016, una ley regional, es clara al respecto cuando establece que “la retirada de animales muertos en carreteras o vía pública se realizará previa comprobación de su identificación y aviso a su propietario, en su caso”.
Además, en la ciudad de Madrid, el abandono de cadáveres de animales muertos y su inhumación o incineración por las personas propietarias es una práctica prohibida por el artículo 51 de la Ordenanza de Limpieza de Espacios Públicos y Gestión de Residuos. El Ayuntamiento facilita la recogida y retirada de animales muertos y efectúa la retirada de todo animal que se encuentre en la vía pública, un servicio gratuito para particulares.
Sin embargo, la Sociedad Protectora de Animales y Plantas (SPAP) también conoce de primera mano la mala práctica que denuncia Justicia Animal. “Hay personas que se pasan la vida entera buscando a su animal, las empresas que los encuentran no pasan el lector [de chip] y los dueños solo tienen noticias si su animal ha provocado un accidente”, explican.
La Sociedad Protectora de Animales recuerda que deshacerse de un animal sin identificarlo ni avisar a sus dueños es ilegal en todas las comunidades, no solo en la de Madrid
La sociedad pone como ejemplo la historia de Chavela, una perra rescatada que después de ser adoptada en la SPAP se extravió en el Barrio del Pilar, en Madrid, asustada por un petardo. Tras repetidas llamadas sin resultado en los canales habituales, dieron con una persona que había presenciado un atropello en la zona: la descripción coincidía con la de Chavela. “Conseguimos la empresa de mantenimiento no mostrara una foto de un perro que habían llevado a incinerar y que creemos que era Chavela”, recuerdan. La recogida se hizo sin leer el chip ni avisar los propietarios.
“El caso de Chavela se produjo antes de la aprobación de la ley 4/2016; ahora que existen instrumentos aun más claros para denunciar estas situaciones mi recomendación es que se haga”, explican en la SPAP, donde recuerdan que deshacerse del cuerpo de un animal sin comprobar si tiene chip y avisar, si lo tiene, a sus dueños, es ilegal en todas las comunidades y no solo en la Comunidad de Madrid.
“No lo entendemos, ¿cómo es posible que a nosotras nos multen si el animal no lleva chip y luego puedan deshacerse así de nuestra perra”, se quejan las dueñas de Martina. “Si te obligan a poner un microchip, lo menos que puedes esperar es que te notifiquen si tu perro ha muerto atropellado”, señala Cubillo desde Justicia Animal. “Más allá de que suponga un incumplimiento de la ley, el caso de Martina es surrealista: hay gente que no entiende que un animal de compañía es un miembro de tu familia”, dice la presidenta de Justicia Animal.