Coronavirus
Trabajadoras del macro albergue temporal en Madrid: “Estamos trabajando con mascarillas de papel”

CNT denuncia ante la inspección laboral a la empresa Grupo Cinco, que gestiona el macro albergue temporal ubicado en el Centro Municipal Marqués de Samaranch, en el que permanecen confinadas 150 personas sin hogar.


 Cuartel General de la Fuerza terrestre
Centro de acogida en el Centro Deportivo Marqués de Samaranch de Madrid. Foto: Cuartel General de la Fuerza terrestre

Desde que arrancara la crisis sanitaria, el Ayuntamiento de Madrid ha habilitado dos dispositivos extra para atender a las personas sin hogar. Uno se ubica en el Ifema, donde el pabellón 14 atiende a 150 personas que permanecen allí confinadas. El otro es el Centro Deportivo Municipal Marqués de Samaranch, en plena Puerta de Toledo, que atiende a otros 150 usuarios. En este lugar, tan céntrico como invisible, las trabajadoras denuncian condiciones precarias de protección, por lo que CNT ha emitido una denuncia ante Inspección de Trabajo contra la empresa gestora, Grupo Cinco.

El sindicato denuncia que el primer día de trabajo, el 30 de marzo, las trabajadoras tuvieron que firmar un papel aseverando que les habían entregado material de protección consistente en guantes de nitrilo o vinilo, gafas antisalpicaduras, mascarilla quirúrgica y bata. La realidad es que recibieron una mascarilla por persona y turno, un juego de guantes y una bata.

“Desde el pasado sábado, 4 de abril, que se acabaron las mascarillas, estamos trabajando con unas de papel que es como ponerse una servilleta de bar en la boca”

“Desde el pasado sábado, 4 de abril, que se acabaron las mascarillas, estamos trabajando con unas de papel que es como ponerse una servilleta de bar en la boca”, denuncia a El Salto una trabajadora del centro que prefiere mantener su anonimato y que describe la situación del dispositivo con una lista de irregularidades. “Ninguno de las personas aquí confinadas lleva mascarilla, no les han dado. Y tampoco se realizan test ni al personal ni a ellos. No se respeta la distancia entre personas, toda la gente está hacinada en literas ubicadas en un lado del pabellón. Ha habido cinco casos de personas con síntomas y han sido aisladas en los vestuarios del pabellón, dos en uno y tres en el otro”, describe.

Desde CNT alertan que las autoridades sanitarias nacionales e internacionales resaltan que la colocación de una mascarilla quirúrgica a un paciente con sintomatología respiratoria supone la primera medida de protección para el trabajador. En el albergue temporal de Marqués de Samaranch, explican que solo se contempla su uso para el personal que pueda estar en contacto a menos de 2 metros con casos en investigación o confirmados y ninguno de los usuarios lleva mascarilla, solo algunos profesionales.

“Si tienen más de 37 grados no entran y se vuelven a quedar en la calle”

Las personas que llegan, que son siempre derivadas por servicios sociales a este centro, que está destinado solo a usuarios asintomáticos, son recibidas con una revisión médica. “Si tienen más de 37 grados no entran y se vuelven a quedar en la calle”, denuncia la trabajadora.

El centro está atendido por una plantilla de 60 auxiliares en dos turnos de 12 horas. Hay 13 trabajadoras por turno, ya que hay que dividir al equipo para cubrir los días de descanso, explican las trabajadoras. En cuanto al personal sanitario, el sindicato alerta también de que no contaría con la cualificación necesaria para trabajar. “Por la noche hay una enfermera titulada y un estudiante de enfermería que está atendiendo sin estar titulado. Por la noche no hay médico. Por el día hay un médico, un estudiante enfermería que está en cuarto y un voluntario que sí está titulado”, explica la trabajadora, quien corrobora la información del sindicato. “No han tenido EPI en ningún momento. Hasta antes de ayer no han tenido un EPI para todos los profesionales sanitarios”, avisa la trabajadora.

En este macropabellón, gestionado por Grupo Cinco, todos los servicios están a su vez externalizados. Desde la limpieza, hasta la seguridad, pasando por el servicio de catering, todo está subcontratado a otras empresas, como una muñeca rusa de las externalizaciones. Y esto no produce más que deficiencias en los servicios, en palabras de la trabajadora. “La empresa de comedor los primeros días sobraba lo que traían porque el albergue no estaba lleno. Pero ahora mismo las raciones son escasas y no se están respetando las creencias religiosas. Hay unas 30 personas musulmanas y el otro día solo cinco personas pudieron obtener una opción sin cerdo”.

“Si bien es cierto que estamos en una situación de emergencia, ahora es cuando todo sale a flote. Al final lo que se está haciendo es una mercantilización de las vidas”

Para esta trabajadora, la gestión indirecta de los servicios públicos está detrás de toda esta carestía que hoy está saliendo a flote durante una crisis como a la que nos enfrentamos. “Debido a la externalización del servicio, hay una deficiente atención a los usuarios y deficiente protección a los trabajadores. Esto es algo estructural del tercer sector. Si bien es cierto que estamos en una situación de emergencia, ahora es cuando todo sale a flote”, denuncia la trabajadora. Al final lo que se está haciendo es una mercantilización de las vidas. Hay vidas que importan más y otras menos. Las personas sin hogar y las trabajadoras no importamos. Además, la atención a las personas sin hogar es muy asistencial, pero no emancipadora. Les pusieron hace tres días unas bicicletas y una mesa de ping-pong y poco más. No se han organizado actividades con ellos. Y esto es una cuestión de justicia social”, concluye.

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