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Laboral
Seamos específicos
Secretos de un Organizador Exitoso 12. Viene de la undécima parte. Enlace al primer artículo de la serie aquí.
Pida a sus compañeras de trabajo que lleven a cabo una acción específica. Elija una tarea realizable. No lo haga parecer como un compromiso abierto. Sea clara sobre la cantidad de tiempo que requerirá, por qué lo están haciendo y cómo encaja en el plan general.
Decir lo que sigue sería un enfoque poco productivo: “Algunas de nosotras estamos acarreando todo el peso y haciendo todo el trabajo del sindicato. Realmente necesitamos que usted se involucre” (esto además tiene la desventaja de crear un sentimiento de culpabilidad).
¿Cuál sería una mejor manera de hacerlo?
“Estamos tratando de contactar a 200 personas por el problema de las temperaturas peligrosas que han habido últimamente en la fábrica ¿puede usted colaborar haciendo llamadas telefónicas el próximo martes o miércoles por la noche?” Esta solicitud define la tarea (hacer llamadas), cuándo (el martes o miércoles por la noche), el objetivo (contactar a 200 personas) y el problema (temperaturas peligrosas).
Si esta compañera de trabajo nunca antes había hecho ese tipo de llamadas telefónicas, usted podría mejorar la petición al explicarle lo que se puede anticipar. Dígale: “Algunas de nosotras nos sentaremos juntas a llamar a nuestras compañeras de trabajo por dos horas. Va a tener una lista de números telefónicos y un mensaje por escrito para ayudarla, incluso tres preguntas que le vamos a hacer a todas. Después haremos el recuento de las respuestas y discutiremos lo que aprendamos”.
Viernes de rojo.
Mientras el sindicato de maestros de Chicago (CTU) se organizaban para su huelga del 2012, una de las tácticas que utilizó para que la gente se animara a participar en acciones más grandes, y para tener un conteo del apoyo creciente, fue pedir a los miembros que se vistieran de rojo todos los viernes.
La genialidad de “vestirse de rojo” es su simplicidad. Es algo concreto y de bajo riesgo que un delegado le puede pedir a todos que hagan, incluso a los que no tienen tiempo libre. Al principio muchos miembros sólo llevaban una bufanda roja o una blusa roja los días viernes. Pero la visibilidad ayudó a calmar los temores. Los compañeros de trabajo que estaban indecisos pudieron ver por sí mismos el creciente nivel de apoyo al sindicato, a medida que el color rojo se difundió por toda la escuela
La acción semanal también sirvió a los delegados como una razón para hablar regularmente con sus compañeros de trabajo. Cualquier excusa para una conversación es una oportunidad más para organizarse.
Charlotte Sanders era una delegada que trabajó para organizar a sus colegas profesionales, quienes estaban repartidos a través de numerosas escuelas. “El jueves yo les enviaba un texto para decirles: ‘Mañana es el día del espíritu’ –dijo ella– hice llamadas telefónicas personales, lo cual fue bueno porque pude averiguar cómo les había ido durante la semana”.
A medida que el entusiasmo y la confianza crecieron, más y más gente hizo pedidos de camisetas rojas del sindicato. El sindicato empezó a venderlas en las reuniones mensuales de delegados. “La gente venía con pedidos para toda la escuela”, recordó Debby Pope, otra delegada.
Las administraciones escolares se dieron cuenta. Los estudiantes se dieron cuenta. A los miembros les encantó. Muchos de ellos enviaron fotos en grupo de sus escuelas, todos en rojo, para el sitio web del sindicato. En el punto álgido de la campaña, nueve de cada diez escuelas tenían un gran número de miembros que vestían de color rojo los viernes.
Cuando la huelga comenzó, Sanders les dijo a sus compañeros de trabajo: “Este va a ser su emblema rojo de valor”. Las camisetas rojas se convirtieron en el uniforme de la huelga y los miembros de la comunidad llegaron a reconocer lo que estas representaban.