Laboral
ELA firma el mejor convenio para las trabajadoras de residencias: de 1.460 a 1.800 euros mensuales en Bizkaia

Los aumentos serán progresivos: del 8,78% en 2023, del 5,1% en 2024 y del 5,1+2,55% en 2025. Es de aplicación general a todas las trabajadoras e incluye la consolidación de 35 horas semanales y sustitución de compañeras desde el primer día.
Residencias humo
Nada más bajar de la firma, con el acuerdo aún en la mano, las trabajadoras han saltado de alegría: “Ahora sí”, decían. Gessamí Forner

El sindicato ELA, el mayoritario en Euskal Herria y en las residencias de Bizkaia, con un 64% de representación en el sector, ha firmado hoy el acuerdo para suscribir el mejor convenio del Estado para las trabajadoras de las residencias tras dos años de conflicto y 68 días de huelga: el salario mensual bruto de las gerocultoras pasará de los 1.460 euros actuales a 1.800 euros en 2025, lo que supone un incremento de 340 euros al mes. 

Los aumentos serán progresivos: del 8,78% en 2023, del 5,1% en 2024 y del 5,1+2,55% en 2025. Es decir, el incremento será del 23,22% entre este año y 2025. El convenio es de aplicación general. A todas las residencias, a todas las trabajadoras. Hay 155 privadas y dos públicas, emplean a alrededor de 5.000 mujeres —es un sector feminizado—.

“El acuerdo es un nuevo paso muy importante en aras de la dignificación de las condiciones de trabajo y vida de las trabajadoras del sector”, subraya ELA

El acuerdo se ha firmado a las 12.50 horas en la sede del Consejo de Relaciones Laborales. Desde ELA valoran que el responsable último del sector, la Diputación de Bizkaia, “ha compartido la necesidad de un acuerdo de eficacia generalizada”. Desde el sindicato añaden que “este es un nuevo paso muy importante en aras de la dignificación de las condiciones de trabajo y vida de las trabajadoras del sector”. 

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Laboral
Laboral Las trabajadoras de residencias de Bizkaia en huelga colapsan el tráfico de Bilbao
Desde las 7.30h, cuatro columnas de manifestantes caminando a paso lento por los cuatro accesos principales de la ciudad han provocado el caos circulatorio. Quieren ser escuchadas y que sus reivindicaciones sean atendidas.

El convenio incluye mejoras más allá de la salarial: consolida la jornada laboral de 35 horas (1.592 anuales) con 20 minutos de descanso dentro de la jornada, por lo que la jornada efectiva será de 1.520 horas. “Las trabajadoras del sector de Bizkaia trabajarán 180 horas menos que la media estatal, que es de 1.772 horas anuales”, indican. Por ello, teniendo en cuenta la mejora salarial y la reducción de jornada, el valor por hora trabajada aumenta: “Mientras que la media estatal es de 9,16 euros por hora, en Bizkaia la hora se pagará, de promedio, a 15,83 euros, un 73% más que la estatal”.

“Mientras que la media estatal es de 9,16 euros por hora, en Bizkaia la hora se pagará, de promedio, a 15,83 euros, un 73% más que la estatal”, señala el sindicato

El acuerdo también incluye la obligatoriedad de sustituir a una trabajadora desde el primer día, para evitar que la carga de trabajo recaiga en sus compañeras, y que al menos el 85% de la plantilla sea fija. También se ha acordado impulsar planes de igualdad y de fomento del uso del euskera.

La espera

La firma del acuerdo se ha hecho esperar. A las 11h llegaba una columna de trabajadoras manifestándose por la Gran Vía, para alcanzar a sus compañeras que las aguardaban en la sede del Consejo de Relaciones Laborales —al lado de la Fnac—. La firma estaba prevista para las 11.45-12h, pero se ha retrasado casi una hora. 

Nadie contaba con que se torciese el acuerdo, pero cuanto más se retrasaba la firma, menos tiempo tenían los medios gráficos para editar los vídeos y audios para televisión y radio. Mientras, las trabajadoras no perdían la alegría y seguían bailando, coreando los eslóganes que las han acompañado desde la mañana: “Este convenio lo vamos a firmar”, “La lucha la gana la gente que batalla”, “Gora, gora emakumeen borroka”. 

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Las trabajadoras Josune Castillero y Yolanda Rovira. Gessamí Forner

“Hemos tenido que oír de todo, descalificativos como vagas e iros a trabajar”, explica Tamara Serrano. “Todo por pedir un sueldo digno, como el de sectores masculinizados, en vez de uno precario. ¿Creen que merecemos menos por ser mujeres?”, cuestionaba Rufi Sánchez.

El Salto ha sido testigo de uno de esos decalificativos, cuando un hombre entraba en el edificio del Consejo de Relaciones Laborales y ha empujado a una periodista y a una trabajadora. Cuando la periodista le ha preguntado el porqué de esas formas, él ha respondido que estaba “harto” de oírlas protestar.

La movilización ha sido larga, de dos años, tras caducar en 2021 el convenio anterior (2017-2020). Con jornadas de huelga que se han intensificado en el último mes, el único en el que por fin se ha abierto la mesa de negociación. “Ha sido muy intenso y duro para nosotras, mientras la patronal y la Diputación han sido pasivos”, señala Josune Castillero. Su compañera, Yolanda Rovira, añade que “estamos muy contentas, este es el mejor convenio de residencias y ojalá sirva de referencia para otras personas y un paso más en el necesario camino de la publificación de los cuidados”.

Otra compañera, Celia Heras, concluía que “esta es una lucha de mujeres y que sepan que cuando nosotras luchamos, la tierra tiembla”.

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Tamara Segarra y Rufi Sánchez. Gessamí Forner
Laboral
País Vasco Con solo el 7% de representación, UGT firma el convenio de residencias de Gipuzkoa
Trabajadoras del sector llevaban casi cuatro años de movilizaciones, con 262 jornadas de huelga convocadas por ELA (60% de la representación) y, en ocasiones, también por LAB (20%). El preacuerdo que ha firmado en solitario UGT no contempla un incremento salarial asociado al IPC.

UGT en 2022, UGT en 2023

En julio de 2022, a pesar de ser un sindicato minoritario (7% de la representación del sector), UGT firmó en solitario con la patronal el convenio del sector de residencias de Gipuzkoa. Una maniobra que sentó muy mal a ELA, que provenía de cuatro años de movilizaciones (262 jornadas de huelgas desde 2018), a los que también se sumó LAB. UGT negoció un 13,5% de incremento salarial entre 2022 y 2024. Pero para su aplicación era necesario que cada trabajadora firmara individualmente el convenio, fomentando entre ellas la desmovilización.

“Estamos muy indignadas y enfadados. UGT ha optado por hacer el papel de tonto útil o la quinta patronal, y así les va”, valoró entonces Txomin Lasa, responsable de residencias de ELA en Gipuzkoa (60% de representación).

El convenio que se ha firmado hoy en Bizkaia cuenta con un amplio respaldo y es de aplicación general en un sector feminizado que hace unas pocas semanas sembró el caos circulatorio en Bilbao con manifestaciones a paso lento en cuatro columnas por las principales entradas a la ciudad, organizadas por ELA, y con un grupo de trabajadoras que realizó tres días de ayunos rotatorios frente a la Diputación de Bizkaia, organizados por LAB. UGT ha firmado el acuerdo (alrededor del 12% de representatividad), mientras que CC OO ha anunciado que lo estudiará.

Sindicatos
Sindicalismo Caja de resistencia, estrategia para un sindicalismo de contrapoder
Los sindicatos vascos ELA, LAB, ESK y la central gallega CIG disponen de cajas de resistencia. La Intersindical catalana y la aragonesa Osta la están implementando. CGT y CNT abordarán este año en sus respectivos congresos la necesidad, o no, de activar un fondo solidario estructural.

LAB y las ratios

Por su parte, el sindicato LAB no ha firmado el acuerdo. En un comunicado de prensa destaca que “la confrontación y lucha de las trabajadoras ha provocado que se consiga la actualización salarial (muy necesaria), pero lo firmado no incluye mejoras sociales que son estrictamente necesarias en el feminizado sector de los cuidados”. 

LAB reprocha a los firmantes —ELA y UGT— que hayan “entregado semejante foto tanto al PNV como a la Diputación” a pocos días de las elecciones, un acuerdo que consideran que “legitima la estrategia de privatización de los servicios públicos de los cuidados del PNV y cierra la puerta al debate de la ratio” entre trabajadoras y residentes. LAB cuenta con un 8% de representación.

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