Opinión
Normalización mediática al giro reaccionario

La idea es que ‘si funciona como marca consumida’ cualquier cosa pasa a tener legitimidad, en este caso, democrática; mientras el resto somos ‘minorías separadas de las dificultades’ que sufre la ‘gente corriente’
Concentración Génova Ayuso - 15
Concentración de apoyo a Isabel Díaz Ayuso frente a la sede del PP en Génova el 20 de febrero. Edu León
24 feb 2022 06:00

Tras los resultados de Castilla y León, se abrió paso el sainete mafioso por el poder en el PP, mostrando un clásico de la derecha patria: el país como botín. Al que se añade otro clásico sistémico: hacer negocio y fortuna con los males colectivos, aprovechándose de los momentos más duros o creando sus condiciones, de todo ha habido en la larga historia universal, y en la del capitalismo en particular.

Veremos lo que implica el enfrentamiento abierto en Génova y el cambio orgánico en la dirección del PP. También sus consecuencias respecto al trasvase de voto a Vox, exagerado en el escenario de la hipérbole mediática como forma de presión a Casado. El hecho constatado es el alucinante y alucinado ‘activo’ que representa Ayuso para el nacionalismo españolista.

Su figura de ‘intocable’ es un nuevo paso hacia la profundización del momento populista reaccionario que vivimos.

Imaginadla aún más desinhibida, si cabe, en su esperpento. Tras la correspondiente victimización ha llegado la imagen de la victoria —con demostración de fuerza en público, incluso destructiva, hasta conseguir el objetivo táctico—. Su figura de ‘intocable’ es un nuevo paso hacia la profundización del momento populista reaccionario que vivimos. Un giro que cuenta con el individualismo neoliberal, y los reflejos de su narcisismo, purulando sin cesar en la construcción de liderazgos.

La sucesión de los acontecimientos ha despejado la posibilidad del revival de otro ‘trifachito’. Lo que hubiera implicado una nueva división del bloque derechista en tres, tras la constatación del fin de Ciudadanos. Con el expediente disciplinario aún abierto podíamos imaginar su movimiento como candidata de masas, tras una sonada expulsión. Ayuso, a lo Icaro, de la mano de Miguel Ángel Rodríguez y quien se terciara, completando su papel como ‘icono pop’ de una reacción españolista, chirriante tras el Procés. Aquello en lo que, repiten, se ha convertido la presidenta madrileña durante estos años de pandemia, ante nuestros incrédulos e indignados ojos. Ahora cabe la posibilidad de que lo cumpla sin jugarse las alas desde dentro, “a lo Trump”, en dos tiempos.

Lo preocupante, en definitiva, es que el esperpento fascistoide nacional-populista sigue funcionando, mientras los medios masivos continúan la estela normalizadora. Tras el chute histriónico del componente noticia, se sucede la caricatura diluyente hasta desembocar en la lluvia fina de la normalización. Como pasara ya con la ‘banalidad del mal discursiva’ desplegada, cómo no, por Díaz Ayuso.

La transición de nuestro país deja su marca, en esta farsa trágica de los últimos años, a través del reinado indiscutible del pragmatismo, aposentado con soltura en el imperio de la cultura del éxito

Y es que la herencia transicional continúa presente también en este contexto de política de bloques. El que ha venido caracterizado por la estrategia discursiva de tierra quemada ejercida por la derecha —ahora en clave interna—, durante una coyuntura histórica muy concreta: la del impacto de ‘lo real’, y su negación. Los años de pandemia sobre nuestras vidas e imaginarios (los más de 10 mil muertos de esta sexta ola responden también a este proceso y sus tristes normalizaciones).

La transición de nuestro país deja su marca, en esta farsa trágica de los últimos años, a través del reinado indiscutible del pragmatismo, aposentado con soltura en el imperio de la cultura del éxito. Un pragmatismo que, después de cazar ratones, ha sido bañado por décadas de neoliberalismo hegemónico, posmodernidad tardía, individualismo a ultranza, culto narcisista de la imagen y otras dinámicas implicadas en la circulación relacional de las redes tecnológicas.

Redes que con su dopamina, su posverdad y su flujo de bulos van delineando y desdibujando personas. Yos inmersos en la saturación. Sujetos vinculados a la forma de lo grotesco que parieron estos tiempos. Sumergidos en los espejos de este mundo de masas atomizadas —la estela dejada por la globalización capitalista, en urbes y ruralidades—.

En otras palabras, ante los resultados de la extrema derecha en los votos depositados por castellanos y leoneses, la idea que rigió el sustrato discursivo, emitiéndose con desparpajo, es que ‘si funciona como marca consumida’ cualquier cosa pasa a tener legitimidad, en este caso, democrática; mientras el resto somos ‘minorías separadas de las dificultades’ que sufre la ‘gente corriente’.

Bastará con estas dos ideas emitidas por tertulianos de La Sexta y La Ser, respectivamente, en su aporte a la normalización de la extrema derecha y no a la explicación de las razones y causalidades del voto reaccionario, para analizar el percal. Y es que el idealismo liberal en combinación con la noción nacional —en general, y frente a los fascismos en particular— es tan superficial como una encuesta a las realidades del mundo. No obstante, ya se sabe, funcionan.

El primer normalizador integraba crecimiento electoral con legitimidad. Contando para ello con su traje de escrupuloso respeto a la pluralidad —protagonizando su tolerancia, por redondear, el racismo desacomplejado, la homofobia persecutoria y el machismo militante—. Pareciera tener claro el fundamental concepto de ciudadano. Pero, en realidad, ha transformado dicha categoría política en esencia, por fuera de los límites de su impresionante construcción histórica.

Juega, entre el consciente y el inconsciente, con una paradoja. Por un lado, da legitimidad a todo voto con una representatividad considerable porque lo emiten ciudadanos que no pueden ser juzgados por su elección, al ser él un demócrata liberal de pro —un radical, si a algo que presume de ortodoxia por evadir cualquier raíz se le puede llamar así por ‘su pureza de pensamiento’, en este caso en función de la neutralidad, porque siempre andan a salvo de sectarismos—.

La norma es que no se hacen diferencias según el contenido —mientras vivimos por lo demás en un juicio competitivo sin tregua—. Es la impronta del laicismo protestante en el origen del liberalismo político. Juegan cómodos a la seria equidistancia antisocial e igualadora —que no igualitaria— de la politología actual más profesional. Sin embargo, en lo subterráneo de su subjetividad, una posición así sólo se emite cuando uno es la encarnación del marco, esto es, la posición superior —en términos de poder simbólico— dentro del campo teórico del sistema material en vigor.

El marco es liberal-representativo, por tanto dicha posición, fiel a los principios ideales, convierte al opinólogo en su encarnación. El emisor en su interior, de forma confesa o no, se regocija con tal afirmación al sentir: ‘yo soy la fiel encarnación del paradigma ordenador’. En plata, ‘el mejor’ (susurra su ego en las profundidades identitarias del sujeto en cuestión).

Es esa creencia en la superioridad del marco que está encarnando la que le permite no juzgar el contenido y, de paso, legitimar todos los deseos que salen de una urna —hasta una persecución represiva o una invasión—. Siempre, eso sí, que la urna esté puesta en función del marco legal existente, faltaría más. Cómo llegaron las urnas a la escena en la historia de la humanidad no suele interesar a los cuadros medios, dibujados por las grandes novelas rusas. Cuadros profesionales que hoy siguen sintiendo que viven, no por azar sino porque ‘lo valen’, en una suerte de ‘fin de la historia’. Y es que las creencias, más si regocijan, son tenaces y continúan impasibles, pese a todo lo llovido estos últimos 20 años.

Se trata de la posición de superioridad derivada de una coherencia férrea de pensamiento ideal, que no acepta excepciones en la aplicación del principio de objetividad, dentro del marco sistémico en el cual se ha sido profesionalizado. Es decir, disciplinado, primero, e identificado, después, para ser altamente funcional en virtud del éxito laboral. Figuras que vierten en la opinión pública todo un clásico: la permisividad ante los movimientos fascistoides de ayer, de hoy y de siempre.

La segunda afirmación acerca de los resultados de Vox en Castilla y León es la de contraponer ‘la gente corriente’ a las minorías que, como tales, no compartirían dificultades con esa ‘gente corriente’. Unas gentes que —se señala— no son escuchadas por la clase política, en contraposición a esas minorías que sí son atendidas, receptoras de privilegios. Estamos frente a una vieja competencia subliminal por el concepto de pueblo y su identificación conservadora.

Un grupo de minorías dibujadas como ajenas, escindidas de los problemas de la mayoría, no se sabe muy bien cómo pero eso es lo de menos

Se profundiza y legitima la percepción de un agravio vívido. No tanto respecto a las autoridades, sino contra unas supuestas otredades que estarían en disputa por el favor político. Un grupo de minorías dibujadas como ajenas, escindidas de los problemas de la mayoría, no se sabe muy bien cómo, pero eso es lo de menos. Lo nuclear es que la dicotomía confrontativa niega su realidad como gente corriente con necesidades y problemas olvidados. Esta dinámica llega, por los procesos de identificación perversa, a dejarlas fuera del significante ‘gente’.

Ni las mujeres ni la colectividad LGTBIQ ni las víctimas del franquismo —citadas por orden según el emisor, sin réplica alguna— son personas que forman parte de amplias mayorías en la cotidianidad de sus vidas, qué va. Es, no obstante, impresionante observar cómo funcionan semejantes divisiones por fuera de la realidad social, construyendo y desatando realidades. Cómo calan identificaciones tan groseras en la conformación de prejuicios colectivos individualizados, acerca de personas e identidades propias y ajenas. Cómo puestas en circulación generan prácticas de diferente naturaleza. Entre las que, efectivamente, están votar a Vox o encandilarse con “los huevos” de Ayuso.

La problemática que semejantes afirmaciones emponzoñan daría para tratar importantes debates abiertos en las izquierdas. Sin embargo, negando la clase y con la nación en el sustrato, el discurso de la normalización del voto a Vox desplegado es un señalamiento excluyente a ‘los otros’ ideológicos. Camino de plata en medios progres para “olvidar” el neoliberalismo de la extrema derecha y, por supuesto, las razones estructurales del vaciamiento de la España interior y sus beneficiarios.

Arquivado en: Opinión
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.
Opinión
Laicismo Cementerios públicos, enterramientos y ritos religiosos
Que el Estado español se define constitucionalmente como aconfesional parece, más que una realidad, un objetivo que se antoja a muy largo plazo.
Opinión
Opinión Sindicalismo que gana: la clave no es la unidad, sino organizar a las mayorías
Mientras el anarcosindicalismo debate estructuras, las plantillas siguen desmovilizadas. La verdadera batalla es organizar a las mayorías. Sin victorias concretas, incluso el modelo más puro es papel mojado.
nikiforova
26/2/2022 21:36

Probablemente Ayuso se proyecta, sin anunciarlo, como "la primera mujer" candidata a la presidencia del país. De conseguirla, sería la derecha quien subiría a ese "panteón" de "la primera mujer presidenta", una aspiración arrebatada a la izquierda.

0
0
Palestina
Genocidio Israel sigue atacando hospitales, la ONU habla del peor momento en los 18 meses de asedio
No hay tregua en Gaza, donde Israel ha recrudecido las matanzas y sigue sin permitir el acceso de alimentos y productos de primera necesidad. La ONU denuncia asimismo el asesinato de más de 70 civiles en Líbano.
Grecia
Grecia Frontex pone de nuevo la mirada en Grecia
En enero de 2025 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos acusó a las autoridades griegas de llevar a cabo devoluciones forzadas de manera sistemática.
O Teleclube
O Teleclube 'Sorda' o debut persoal de Eva Libertad chega a 'O Teleclube'
A directora murciana estrea a súa ópera prima ao carón da súa irmá e protagonista, Mariam Garlo.
Crisis climática
Balance climático El Mediterráneo se consolida como zona especialmente vulnerable al cambio climático
Las víctimas de la dana suponen dos tercios de las muertes por fenómenos extremos en Europa en 2024, según un informe conjunto de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial que hace un balance climático del continente el pasado año.
Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.
Comunidad de Madrid
Memoria histórica Contra la basura y el olvido: tras la pista de los cuerpos y de la memoria de los brigadistas internacionales
El Salto acompaña a un contingente internacional de políticos, políticas y activistas en una ruta en memoria de los brigadistas internacionales que acudieron a luchar a España contra el fascismo, en un ejercicio inspirador para el presente.

Últimas

Barcelona
Barcelona Activistas de los derechos humanos piden la retención de un barco dispuesto para armar a Israel
La naviera Maersk está transportando estos días componentes para los cazas F-35. El Estatuto de Roma sobre genocidio contempla acciones legales contra las empresas que favorecen las masacres.
Partidos políticos
CIS de abril La ultraderecha recorta votos al PP arrastrada por el efecto Trump
El barómetro de abril vuelve a situar al PSOE como fuerza más votada. La izquierda española sigue su contienda por todo lo bajo.
El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.
Comunidad de Madrid
Educación El Gobierno de Ayuso deberá pagar 1.000 euros a una profesora por el exceso de horas lectivas
Según CCOO, hasta 6.500 profesoras y profesoras se podrán acoger a esta sentencia que supone una penalización a la Comunidad de Madrid por el exceso de horas extras que realiza el profesorado.
Ayuntamiento de Madrid
Huelga de basuras Huelga indefinida de basuras en Madrid desde el 21 de abril tras romperse las negociaciones
Los representantes sindicales fuerzan el paro para obligar a las empresas subcontratadas por el Ayuntamiento a escuchar sus propuestas. El Ayuntamiento fija servicios mínimos del 50 %.

Recomendadas

Poesía
Culturas Joan Brossa, el mago que jugó con la poesía para reinventar el poder de la palabra
Casi inabarcable, la producción creativa de Joan Brossa se expandió a lo largo —durante medio siglo XX— y a lo ancho —de sonetos a piezas teatrales, pasando por carteles o poemas objeto— para tender puentes entre el arte, la política y el humor.
República del Sudán
Sudán Cara a. Un Sudán en guerra
Se cumplen dos años de una guerra que ya deja más de 13 millones de personas desplazadas y más de ocho millones de sudaneses al borde de la inanición.
Galicia
Galicia La TVG se gasta 839.772 euros en un programa de Miguel Lago y deja de emitir nuevas entregas tras hundirse en audiencia
El programa ‘O novo rei da comedia’ apenas llegó a los 36.000 espectadores de media en su estreno y cayó en picado en su hasta ahora última emisión al 3,4% de cuota de pantalla en una cadena que tuvo de cuota media en marzo un 8,1%.
Globalización
Crisis del multilateralismo El terremoto Trump sacude las instituciones del orden mundial y la “globalización feliz”
Muchas de las instituciones que marcaron la vida internacional desde la caída del Muro han entrado en crisis. ¿Todas? No, especialmente aquellas que intentan regular los derechos humanos, de los pueblos y de la naturaleza.