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Baleares
Formentera, el paraíso que fue
“Lo bueno de Formentera es que todos nos conocemos. Lo malo, que todos nos conocemos”. Con esta paradoja, Paco Mayans, empresario jubilado de la isla, resume cómo cree que es el carácter de sus residentes. La acción más mínima puede conllevar la llamada de un familiar o un amigo íntimo que se sienta molesto. Hay que andar despacio.
Formentera, como el resto de Balears, vive del turismo. Ha sustituido la economía de subsistencia por la de servicios, más cómoda. Mayans explica que antes de los años 60, la única manera de ganar algo de dinero era trabajando en el campo, en el mar o en la salina. “Cuando llegaba la temporada, todo el mundo se trasladaba a la Mola y se dedicaba a extraer la sal de las rocas. Un trabajo durísimo a más de 30 grados que implicaba residir, también, en una casa distinta a la habitual”. Eso empezó a cambiar con los primeros hippies, que se alojaban en casas particulares. “No había ninguna infraestructura hotelera, solo algunos hostales muy pequeños en la zona de Es Pujols. Los turistas venían sin tener alojamiento de antemano y lo encontraban. Era, sin duda, una manera de ganar dinero rápida, sin control ni previsión que nos ha llevado hasta aquí”.
Emergencia habitacional
Actualmente, encontrar vivienda fija en Formentera a un precio asequible es imposible. Los alquileres son elevados y el parque disponible, pequeño. Desde SOS Vivienda Formentera reclaman a las instituciones la construcción de Viviendas de Protección Oficial y denuncian que una habitación en un piso a compartir cuesta entre 600 y 800 euros al mes.
El 23 de junio un centenar de personas se manifestaron en La Savina bajo el lema “Estamos hartos”. Encabezaba la comitiva Rosa Rodríguez, portavoz de SOS Vivienda. “Para ser Formentera, fue un éxito. Las personas nos aplaudían desde los balcones. Pero es normal, lo que pedimos no tiene nada de subversivo ni comunista: queremos poder pagar el alquiler”.
Rosa Rodríguez, portavoz de SOS Vivienda Formentera: “Hay un 37% de viviendas vacías. ¿Alguien se cree que no se explotan ilegalmente?”
Para Rodríguez, el descontrol es el principal problema de la isla. “Según el Instituto Nacional de Estadística, tenemos un 25% de viviendas de alquiler turístico, un 45% de vivienda habitual y un 37% están vacías. ¿Alguien se cree que no se explotan ilegalmente? ¿De verdad? Sea como sea, el Gobierno no mueve un dedo por comprobar qué pasa y con el medio ambiente, más de lo mismo. La negligencia es total”.
Este problema afecta tanto a las personas residentes que quieren independizarse como a las empresas que necesitan trabajadores durante la temporada. De hecho, según la Encuesta de Actividad 2023 de la PIMEEF, la Petita i Mitjana Empresa d’Eivissa i Formentera, el 35% de las personas participantes aseguran haber ofrecido vivienda a algún trabajador, propia o de alquiler, durante ese año. Traducido a gastos, más de un 13% había tenido que destinar entre 6.000 y 12.000 anuales a este concepto. Por otro lado, uno de cada cuatro empresarios no se ha planteado aumentar su plantilla debido a la falta de vivienda disponible en las Pitiüsses.
Hace falta tener un sueldo de 2.600 euros mensuales para vivir dignamente en FormenteraTodo esto repercute en el nivel de vida de los residentes y hace falta tener un sueldo de 2.600 euros mensuales para vivir dignamente en Formentera. Así se desprende del informe Salario balear de referencia. Una aproximación insularizada, que Comisiones Obreras presentó en abril. La media del archipiélago es de 1.983 euros (con 14 pagas), pero ni en la más pequeña de las islas ni en Eivissa esa cantidad es suficiente.
Turismo
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Límites
SOS Vivienda Formentera, Qué Celeste Festival y la Comissió de Festes de Santa Maria son las tres organizaciones isleñas que se han adherido al movimiento “Canviem el rumb. Posem límits al turisme”, que ha logrado concentrar en Palma más de 20.000 personas en una manifestación histórica a favor de un modelo turístico sostenible. La problemática es compartida en todo el archipiélago, si bien en Formentera la división social y la actuación de las instituciones no ayudan.
Manuel Domingo, portavoz de Qué Celeste Festival, asegura que la organización del certamen lleva ocho años hablando con el Consell para que les ceda un taller en el que guardar la basura que encuentran en las playas y después se convierte en las obras de arte que se exhiben, pero “no hay manera y es imposible tener un espacio para trabajar”.
Por otro lado, el festival cuenta con un grupo de voluntarios que, a lo largo del año, realizan jornadas de limpieza en el litoral. “Si no lo hace la administración, tendremos que arrimar el hombro nosotros”. Y allí encuentran de todo: colillas, pellets, botellas, cuerdas y material sanitario, además de piezas de vehículos y pateras.
Manuel Domingo, residente: “Las playas están llenas, la circulación es lenta y hay personas tan desesperadas que viven en el bosque”
Para Domingo es muy necesario poner límites a la situación. Él habla, directamente, de colapso. “No podemos más. Las playas están llenas de gente, la circulación en las carreteras es lentísima, hay personas tan desesperadas que viven en el bosque y ves continuamente como pasan las cisternas de agua de un lado para otro porque no llueve y la tierra está más que seca”.
Esta misma sensación tiene la portavoz de SOS Vivienda. “Hace dos décadas, en el Estany Pudent te resbalabas porque estaba lleno de berberechos. Ahora no hay ninguno. Los agricultores no saben qué hacer y las lagartijas se comen las uvas porque ya no les queda otra manera de hidratarse”.
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Territorio tensionado
La gestión del medio ambiente es uno de los principales aspectos que los territorios que viven del turismo tienen que abordar. Para el biólogo Santi Costa, “Formentera va un paso por detrás de Mallorca e Ibiza, que presentan zonas costeras muy masificadas, como Sant Antoni de Portmany o Calvià. Sin embargo, no podemos relajarnos. Vivimos una presión constante para acercarnos a estos modelos y la naturaleza ya ha empezado a pagarlo”.
Santi Costa, biólogo: “Hay que terminar con esta dejadez institucional que no ve rédito político en la naturaleza”
Costa se muestra preocupado por el futuro de los humedales de Formentera, como el Estany Pudent y el Estany des Peix. “Por un lado, la conciencia ecologista de los residentes y de algunas personas que han ocupado cargos públicos ha permitido aprobar leyes proteccionistas, como el Parc Natural de Ses Salines, pero, por el otro, hay más gente en la isla y los ecosistemas se deterioran”. Considera que la solución es “cuidar más el medio ambiente y terminar con la dejadez institucional que no ve rédito político en la naturaleza”. Como Manuel Domingo y Rosa Rodríguez, opina que “hace falta más concienciación” y recuerda que “hace unos años el movimiento ecologista en Formentera era muy fuerte”.
El medio marino también sufre las consecuencias del turismo de lujo: “Cada verano llegan más yates a nuestras costas, la contaminan y dañan la posidonia. Se trata de un goteo incesante. La solución es poner límites, claro. En el mar, boyas ecológicas, por ejemplo. En tierra firme, topes de población”.
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Voluntad política
Formentera es la única de las cuatro islas que ha regulado la entrada de vehículos para descongestionar sus carreteras. Fue en marzo de 2019 cuando el Consell aprobó un techo de vehículos y una limitación de la entrada, la circulación y el estacionamiento en sus vías públicas, de acuerdo con la Ley 7/2019, de 8 de febrero, por la sostenibilidad medioambiental y económica. Ha sido la gran medida de freno al desarrollo turístico que se ha tomado en esta Comunidad y en 2024 el debate se ha trasladado a Mallorca, Menorca e Ibiza.
Para Artur Parrón, excoordinador de Esquerra Unida Pitiüsses, no hay muchas posibilidades que se aplique en Eivissa. Considera que “haría falta un gobierno progresista y una gran cohesión social, como pasó en Formentera durante la pasada legislatura”. Trabajadores, empresarios y entidades sociales llegaron a un consenso que facilitó la tarea política. “El ejecutivo actual no cree en la necesidad de esta limitación”, opina.
Artur Parrón, miembro de Esquerra Unida: “Los gobiernos tienen que tomar decisiones en lugar de ir a remolque de la ciudadanía, pero aquí todo es muy complicado”De su paso por las instituciones, Artur Parrón destaca las dificultades de llegar a acuerdos con el resto de formaciones y la poca iniciativa. “Se supone que los gobiernos tienen que tomar decisiones y buscar soluciones a los problemas sociales, en lugar de ir a remolque de los movimientos ciudadanos, pero en Ibiza y Formentera todo es lento y complicado”.
Muchos residentes de la isla aún no han tirado la toalla. Una vez más, la esperanza será lo último que pierdan.