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Coronavirus
Siete propósitos para después del confinamiento
Ante la “nueva realidad” surgida de la crisis del COVID-19, es momento de tomar conciencia de nuestro poder de transformación social, para lo que te proponemos siete propósitos, a los que puedes añadir los tuyos.
El confinamiento ha interrumpido o ha alterado el normal funcionamiento de muchos colectivos, proyectos autogestionados o procesos de construcción colectiva, donde la interacción y las relaciones humanas son fundamentales. Sin embargo, la necesidad de romper este aislamiento, así como de reaccionar frente a la situación en que vivimos, ha dado lugar al fenómeno de los aplausos de agradecimiento, de las 8 de la tarde, al colectivo de sanitarios, pero sobre todo, según avanzaba la crisis económica y social, ha impulsado múltiples grupos locales de apoyo a las personas que peor lo están pasando, o cuyo objetivo era proveer de material de protección a los sanitarios.
Conforme pasan los días, alcanzamos a vislumbrar que la “nueva realidad” que nos espera, y que ya están padeciendo muchas personas, depara pobreza y precariedad para una parte importante de la sociedad, situación que requiere una respuesta colectiva y solidaria, sin la cual continuarán los procesos de concentración de la riqueza en unas pocas manos, frente a la situación de exclusión social para cada vez mayor parte de la población.
Por tanto, en un momento de tanta relevancia, debemos aprovechar esta toma de conciencia de nuestra responsabilidad social y de la importancia del apoyo mutuo, para apoyar o impulsar iniciativas y proyectos de construcción colectiva que contribuyan a que esa “nueva realidad” sea más justa, más soportable, y por qué no, más esperanzadora.
En este sentido, centrándonos en el consumo, que es la temática de este blog, hemos desarrollado estos siete propósitos:
1. Participa o crea redes de apoyo vecinal en tu entorno
Durante el confinamiento se han vuelto imprescindibles las redes de apoyo vecinal, que entre otras cosas, se encargaban de hacer la compra a aquellas personas más vulnerables al virus, o que han ido creando bancos de alimentos para aquellas (cada vez más) cuya situación económica se volvía insostenible. Son redes que ya existían, o que en otros casos se han creado a través de colectivos vecinales que llevan tiempo trabajando en el barrio o la localidad, pero que de cualquier manera, se basan en el trabajo voluntario y la solidaridad vecinal, además de la colaboración de comercios de barrio, establecimientos de hostelería, agricultores o huertos comunitarios… Si nos referimos a la crisis económica y social que ya está sacudiendo a las familias más vulnerables, podemos decir que esto acaba de empezar, por lo que el papel de estas redes tendrá una gran relevancia en al menos contribuir a la subsistencia de aquellas personas en situación más precaria.
2. Participa en redes de distribución de alimentos más justas
Parece que hace un siglo, pero si nos remontamos sólo unos meses atrás, los agricultores y ganaderos estuvieron movilizados reivindicando precios justos para sus productos, protestas que interrumpieron por el estallido de la crisis del coronavirus, por la necesidad de centrarse en la producción de alimentos. Pues pasadas varias semanas de confinamiento, en las que muchos hemos comprendido el papel esencial de los que son la pieza clave de un sector tan necesario como la alimentación, el problema sigue existiendo, con lo que ello conlleva para la supervivencia no sólo de la actividad productiva, sino también del mundo rural.
A falta de que se establezca (o no) una legislación efectiva que garantice precios justos para los productores, como consumidores podemos contribuir en este sentido, participando en canales de distribución cortos y justos para el productor que, además, generalmente apuesta por productos de proximidad, de temporada y de producción ecológica. Estos canales se desarrollan a través de grupos de consumo, mercados de productores, pequeños comercios especializados o los emergentes supermercados cooperativos, aunque también existen otras modalidades que pueden incluir envíos a domicilio.
3. Participa en alternativas de ocio colectivo
Si algo hemos echado de menos durante esta cuarentena son nuestras relaciones sociales, tanto es así, que mientras las condiciones de confinamiento eran más duras, los ratos de los aplausos se convertían en momentos importantes de socialización con vecinos, con los que en muchos casos no habíamos hablado nunca. A partir de aquí, podemos reflexionar sobre el tipo de ocio que practicamos habitualmente y el que realmente nos da más satisfacción. En nuestra sociedad, el ocio ya es concebido como una forma mercantilizada más de consumo, que además tiende a ser cada vez más pasiva, individualizada y dependiente de la tecnología. Frente a este modelo, existen múltiples alternativas donde las relaciones humanas son fundamentales y que nos acercan al entorno donde vivimos, es el caso, por ejemplo, de los huertos comunitarios, los grupos de teatro, los clubes de lectura, ludotecas autogestionadas, grupos de batucada, paseos guiados por la naturaleza…
4. Contribuye a la transición energética impulsando el autoconsumo colectivo en tu vecindario
Quizá los aplausos a los sanitarios han servido para que estreches lazos con tus vecinos... El caso es que, desde que el 5 de abril del pasado año se aprobara el Real Decreto de autoconsumo, ya no es necesario habitar en una vivienda unifamiliar para poder obtener al menos parte de tu consumo eléctrico de paneles fotovoltaicos colocados en el tejado de tu edificio. Dicho decreto establece dos categorías: el autoconsumo colectivo, donde la instalación la disfrutan los hogares involucrados, y que requiere la participación mínima de un tercio de los propietarios que representen un tercio del coeficiente de participación; y el común, que también se puede utilizar para las zonas comunes del edificio y en el que la participación mínima es de tres quintos del coeficiente de participación.
El impulso del autoconsumo colectivo es fundamental para la transición energética, porque además de posibilitarnos obtener parte de nuestro consumo de fuentes renovables, éste deja de depender de las grandes eléctricas, que participan tanto en la generación, la distribución y la comercialización. Además, apostando por este tipo de instalaciones, podemos contribuir a la creación de empleo en un sector con repercusión ambiental positiva.
Afortunadamente, en el sector eléctrico existen otras alternativas de consumo, como las cooperativas que comercializan energía únicamente de energía renovable. La ausencia de un ánimo de lucro, y la toma de decisiones por parte de los socios, hace posible, en estas cooperativas, promover medidas frente a la pobreza energética, como ya ocurrió, en algunos casos, tras la crisis de 2008.
5. Apoya al pequeño comercio
La diferencia en la escala en la que trabaja el pequeño comercio, respecto a las grandes distribuidoras o las cada vez más protagonistas grandes plataformas de comercio electrónico, como Amazon, les hace mucho más vulnerables a la hora de superar las dificultades ocasionadas por la crisis económica surgida de la propagación del coronavirus. Es el momento en el que el pez grande se come al pequeño fácilmente, y muchos pequeños comercios o establecimientos de hostelería, ya en una situación precaria anteriormente, ante el empobrecimiento sufrido por la sociedad tras la crisis de 2008, y ante la falta de una legislación que los proteja, tendrán que cerrar durante el confinamiento o en los siguientes meses.
Apoyarlos, comprar en estos comercios, o consumir en establecimientos de hostelería que no pertenecen a grandes cadenas, es, sobre todo, luchar contra la concentración de la riqueza y apostar por el empleo, un tema fundamental en periodo de crisis, pues este tipo de comercio requiere de mayor número de puestos de trabajo por cifra de venta.
6. Consume bienes y servicios de la economía social y solidaria
Si hacemos hincapié en el problema del empleo, que tanto está acentuando la crisis del coronavirus, la Economía Social y Solidaria apuesta por la creación de puestos de trabajo estables y de calidad, y en esta situación, por conservarlos. Es más, para cambiar la sociedad debemos cambiar la economía, e incluir la sostenibilidad económica y social, como ejes adicionales de su actividad. Así lo hace este tipo de economía, que bebe de la economía feminista y la ecológica y busca vincular su actividad con la producción socialmente necesaria y con la satisfacción de las necesidades básicas. Por tanto, con nuestro consumo podemos contribuir a mantener la actividad de estas entidades, que en su mayoría, forman parte de los mercados sociales existentes en los distintos territorios del Estado.
7. Participa en las movilizaciones frente a la emergencia climática
2019 fue el año de impulso al movimiento global frente a la emergencia climática, gracias a que mucha gente tomó conciencia de la magnitud del problema, de las consecuencias que ya estamos sufriendo, y de que es fundamental que nuestros gobernantes desarrollen políticas profundas de cambio. La crisis sanitaria originada por el COVID 19 ha dejado en segundo plano muchos temas, como éste. Sin embargo, ha puesto de manifiesto la insostenibilidad de un sistema que mercantiliza y agota los recursos, perjudicando gravemente al medio ambiente. La “nueva realidad” no debería basarse en continuar con modelos de producción y consumo o de movilidad actuales, o menos aún, en reducir los requisitos legales ambientales para la actividad económica en pos de la recuperación.
Si quieres comentar o añadir otro propósito, lo puedes incluir en los comentarios al artículo.
“Implantar medidas de protección a pequeños comercios, pequeñas empresas y a personas en régimen de autónomos, que son las que ya están viendo un impacto en sus economías. Fomentar el comercio de barrio y los canales cortos de comercialización para abastecerse y dar apoyos fiscales a pequeñas empresas que hayan sufrido el impacto de las medidas”, esta es la medida, más específica a nivel de consumo, propuesta por Ecologistas en Acción, dentro de sus “19 propuestas ambientales y sociales para dar respuesta a la crisis del coronavirus”, destinadas al Gobierno y a todas las administraciones públicas.