Editorial
Ni sumisión ni negacionismo

La izquierda social va a pagar muy caro no haber desobedecido cabalmente ese guión securitario, con militares y generales de la Guardia Civil dando ruedas de prensa. La sumisión del contrapoder al Estado, y a los partidos políticos estadocéntricos, nunca es una buena opción.

Cierre de la muga ante la crisis del Coronavirus - 5
Policías cierran la muga entre Gipuzkoa y Lapurdi en Biriatu Mikel Urabaien Otamendi
11 ene 2021 06:04

Puede que 2020 sea recordado como uno de los momentos verdaderamente constituyentes del Capitaloceno. Noviembre ha sido el mes más cálido desde que se tienen registros, y es probable que este año haya sido el más caluroso de la historia. El agua empieza a cotizar en el mercado de futuros, colocando a la realidad por detrás de Black Mirror. Y como banda sonora, la epidemia global.

“La dinámica punitiva de Ertzaintza, Policía Foral y cuerpos municipales está alcanzando cotas de represión socioeconómica sin precedentes”

Con estos tres acontecimientos netamente distópicos de fondo, camino de tres meses de estado de alarma y de toque de queda, y con el fantasma de un empobrecimiento generalizado, la coacción instigada desde el poder lo impregna todo. La dinámica punitiva de Ertzaintza, Policía Foral y cuerpos municipales está alcanzando cotas de represión socioeconómica sin precedentes: 15.000 multas en Araba, Gipuzkoa y Bizkaia desde el final del primer estado de alarma, casi 3.000 en Nafarroa. La mayoría relacionadas con el uso de la mascarilla, sobre cuyas virtudes en los espacios abiertos no hay, a día de hoy, evidencia científica. Pero, a falta de propiedades profilácticas es, al aire libre, un inmejorable dispositivo simbólico de disciplinamiento social.

El reciente asalto de la policía al centro cultural autogestionado Auzotegi de la Txantrea, para clausurar un pequeño taller en el que se estaban respetando escrupulosamente las medidas higiénicas, y las siete multas de 3.000 euros, dan pistas del acoso e impunidad que hay en curso. La izquierda social va a pagar muy caro no haber desobedecido cabalmente ese guión securitario, con militares y generales de la Guardia Civil dando ruedas de prensa. La sumisión del contrapoder al Estado, y a los partidos políticos estadocéntricos, nunca es una buena opción.

“El riesgo de una nueva devaluación salarial se cierne sobre unas relaciones laborales aún reguladas a favor del capital”

Entre tanto, la quiebra social ha sido contenida por los ERTE, con la economía subvencionada por las ayudas europeas. La pérdida de empleo durante la pandemia ha sido menor de la esperada, concentrada en hostelería, educación, industria y comercio, pero el riesgo de una nueva devaluación salarial se cierne sobre unas relaciones laborales aún reguladas a favor del capital. Con partes relevantes de la población sumidas en la pobreza, seguimos a la espera de medidas de apoyo para quienes no pueden hacer frente a los suministros básicos. Siguen sin interrumpirse todos los desahucios, mientras que el fin del periodo de garantía de empleo de la primera ola de ERTE sume en la incertidumbre a capas relevantes de la clase trabajadora.

En este contexto, las derivas negacionistas y conspiracionistas tampoco son una opción. Por supuesto que los complejos farmacéutico y militar-industrial, como el panóptico al que nos aboca el dominio del big data, son realidades cada vez más poderosas y hostiles para la vida autónoma y libre. Pero enfrentarse a ellas desde paranoias, códigos ideológicos autorreferenciales y sentimientos de superioridad moral... forma parte de lo peor de la tradición política de la ruptura.

La lucha anticapitalista, cuanto más mestiza, más productiva.

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#79650
13/1/2021 0:10

en término lógicos simples, veo el problema del artículo así: se hace una enmienda a la totalidad sin justificarla en absoluto que, no solo es formalmente incorrecta, sino políticamente contestable

1- que la policía reprima injustamente (es decir, que haya que combatir la impunidad y la mala ejecución de las reglas) no significa que se pueda gestionar la pandemia sin represión. pretender que ante cualquier situación, aboguemos por el privilegio de la hipercoherencia teórica que nos brinda estar en oposición, no es solo cobarde en tanto que una forma de descomprometerse con las difíciles decisiones que la vida en común exige (y aún más en momentos así), sino aún peor, es condenarnos, a eso, a ser llana y eternamente oposición. mejor no posicionarnos sobre aquellos temas peliagudos de la ejecución del poder que entren en contradicción con a-z principios a priori porque total, para qué quedar mal, si, como en realidad no gobernamos, podemos permitirnos quedar bien

y 2- de que la policía reprima injustamente no se deriva que "la buena actitud de izquierdas" sea la desobediencia a las reglas. eso no constituye ningún argumento. tiene tanto sentido como decir que porque la profesora de historia sea una mala educadora, mejor no defender la legitimidad de la segunda república española. se puede denunciar el exceso policial y defender la obediencia a las normas anti-contagio, ¿no? ¿o qué pasa, que en el momento en que pronuncias dichas dos frases una detrás de otra te da un ictus? ¿dónde está la contradicción ? sigo pues sin entender cuál es esa tercera vía intermedia entre la sumisión y el negacionismo de la que habla el artículo. a caso entendemos el negacionismo como una postura epistemológica y entonces la tercera vía es una suerte de "el covid existe, es responsable de una catástrofe colectiva, se contagia de x maneras tal como las autoridades científicas han confirmado, pero desobedezco las normas para evitar su propagación cuando dichas normas exijan demasiado de mí" ?.

hay mil cosas entre las premisas y las conclusiones que no se meten a argumentar pero que sin mencionarlas, nada de lo que dicen constituye un argumento. el salto, un poco de seriedad, por favor.

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#79740
13/1/2021 18:05

El artículo es un popurrí de argumentos sin terminar, como todo artículo de opinión. No es una tesis doctoral e incluso algunas de las cosas que se dicen son de un izquierdismo viejo de manual que da para atrás. En eso estamos de acuerdo.

Pese a todo, creo que hay varias cosas rescatables del artículo. De la posición política que expresa el artículo, aunque sea de forma inconexa y poco articulada. Y debo decir que son, precisamente, tus críticas -que no comparto demasiado- las que me han hecho releer el artículo y darle más valor a una cierta postura, no sé... ¿"rebelde sin causa" puede ser la definición? No digo que, por contraposición, lo tuyo sea de "obediencia sin causa", pero la postura de mucha parte de la izquierda -política, social, parlamentaria y extraparlamentaria- parece que sea esa.

Por centrarme en lo que tú dices pues, la verdad, eso de que "estar en la oposición" te permite criticarlo todo, la verdad es que como argumento contra la postura política de un medio me parece, como mínimo, extraño. Los medios no están -o no deberían estar- ahora en la oposición y luego, más tarde, con el gobierno o con una parte del gobierno. Un medio antagonismo debería estar siempre dando leña a todo el que mande, en minoría, en mayoría, con COVID sin COVID o con nevadas o sin ellas. Vamos, sobre todo en estos tiempos líquidos en que el mejor gobierno "de izquierdas" soñable es uno que no mande a la policía a desahuciar pobres, como ayer mismo en Zaragoza. Vaya, que si estuviéramos en los años 70 y esto fuera el gobierno de Allende intentando nacionalizar el cobre y salvar a la gente de morirse de enfermedades curables en las villas miseria, pues bueno, algo de "lealtad" -menuda palabra horrible- y algo de "responsabilidad" -otra palabra abusada en estos años- se podría pedir. No es el caso, así que yo agradezco que cualquier medio se dedique a dar cera, leña y golpes injustificados a todo lo que se mueva desde el poder, de momento, sin preguntar. Y luego, si acaso nos encontramos con que hay algún gobierno local, regional, estatal o europeo que aumenta la inversión en sanidad, pues ya le diría al Salto que se retractaran, que "fueran serios". Hasta entonces, la verdad es que prefiero que se equivoquen por exceso. Más que nada porque leo El Diario.es, que dedican páginas y páginas a abrumarnos con datos de incidencia del COVID-19 -que reconozco no entender demasiado bien, la verdad- y me da para atrás, la verdad. Casi tanto como el resto del periódico, que lo dedican a echarnos sermones sobre lo mal que nos hemos portado en Navidades, que hemos respirado por encima de nuestras posibilidades, etc.

Vamos con lo del "negacionismo", la segunda parte de tu crítica. Cada uno tiene sus perversiones y yo dedico algo de tiempo -más del que debería- a leer argumentos negacionistas en Facebook. Están por todas partes, no solo en la extrema derecha, como dice Pedro Sánchez, el País, el Diario y el Salto -a veces- sino que tu vecino, que votó a EH Bildu, tu cuñado, que es de Podemos, tu abuela y un montón de amigos progres que tienes en el Facebook también manifiestan dudas sobre el virus y, sobre todo, su gestión -afortunadamente-. En medio de todas esas dudas -razonables- parece que lo único importante es coger a unos cuantos locos que afirman que el virus no existe y que "no hay autopsias", llamarles negacionistas -quizá con razón- y -esto es lo verdaderamente importante- coger esa etiqueta y aplicársela a toda persona que ponga en duda la idoneidad de las medidas. Eso es lo realmente preocupante. El establecimiento de un sentido común conservador que implica que todo lo que recomiende Fernando Simón (la cara amable de todo esto) es bueno per se y no cumplirlo es ser un irresponsable y un insensible al que no le importa que se muera la gente en las residencias de ancianos.

Las "normas", como hemos visto estas navidades, no son normas sanitarias, sino económicas. El PSOE -y los partidos homologables al PSOE en la gestión de la pandemia, que son todos, yo creo- están siguiendo un criterio de gestión de las restricciones que parece evidente: sube la curva de contagios, cierro un poco los negocios de ocio y reunión -de los espacios de trabajo no sabemos nada; ahí no se contagia nadie, parece ser- baja la curva, amplío horarios, etc. Es decir, no es en absoluto una gestión sanitaria de una crisis sanitaria, sino una gestión política de un problema político, que es el de un virus de origen zoonótico con una mortalidad preocupante, pero que no se debe solo a su capacidad de contagio, sino a una sanidad pública que ha demostrado estar absolutamente golpeada por los recortes, incapaz de hacer frente a una crisis sanitaria que es fuerte, pero que no es el ébola.

Dicho de otra manera ¿de verdad que estamos aquí tú yo polemizando por una serie de medidas -ponerse la mascarilla en exteriores- que no tiene una incidencia demasiado fuerte en aumentar o reducir la mortalidad, porque lo que realmente está matando a la gente es la desigualdad de renta y la privatización de la sanidad?

O, por decirlo claro: ¿de verdad que tú y yo, siendo de izquierdas, no estamos discutiendo sobre desigualdad sino de si la gente se aprieta la mascarilla muy fuerte o se la deja floja? Pues si eso es "la izquierda", que paren que yo me bajo, de verdad.

No te lo digo de mal pero, de verdad, estamos bastante jodidos si creemos que lo importante de esta pandemia son las mascarillas y no los 10 años de recortes constantes o la deforestación del Amazonas y los siguientes virus que vendrán. Porque esas dos cosas sí que tienen que ver con las desigualdades y significarían un enfrentamiento "de clase" -por utilizar términos viejos- con los "poderes fácticos" -por utilizar términos conspiranoicos-.

Visto lo visto, de verdad, estoy dispuesto a leer cualquier cosa mal escrita, poco justificada, incluso hasta que pueda ser acusada de "coquetear con el negacionismo" -siempre es "coquetear", qué curioso- con tal de que impugne alguna norma y no se dedique a aplaudir acríticamente toda restricción sin compensación. Que ese sería otro tema: se "restringe" y se confina el que puede, que tiene su calefa ahí bien, su ordenador nuevo, su casa grande... Pero, bueno, eso sería meterse en otra discusión paralela.

Un saludo.

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#79546
11/1/2021 20:32

Me preocupa muchísimo como la izquierda en su generalidad acompaña las medidas biopoliticas de pandemia sin atreverse a criticar o apenas esbozando una pequeña critiquita, como en este articulo (que en el desierto actual saludo). El gobierno de la pandemia ha demostrado que con Marx solo no alcanza, necesitamos a Foucault.

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#79531
11/1/2021 18:35

Ni sumisión ni negacionismo.
Ni de derechas ni de izquierdas.
Ni fascistas ni antifascistas.
Ni machistas ni feministas...

En fin... Otro artículo en El Salto que coquetea con el negacionismo, parece que hay cierta "izquierda" que pretende influir en ese movimiento reaccionario e irracional, sin saber que no opera sobre parámetros racionales, sino por puras creencias sectarias de tipo destructivo.

Las mascarillas son fundamentales para combatir los contagios, está demostrado que cuantas más medidas se toman más frenamos la transmisión del virus. Utilizarlas no es disciplina frente al estado, es inteligencia colectiva, es respeto por tus congéneres, solidaridad con tus vecinos y la gente que te rodea. Contribuir a estigmatizar el uso de la mascarilla es hacerle el juego al negacionismo, cuando no hay absolutamente ningún problema para utilizarla.

El negacionismo no tiene nada de "ruptura" con el sistema, está vinculado a sectas destructivas, tipo pseudoterapias, antivacunas, incluso de corte neofascista como QAnon. No se puede construir izquierda y anticapitalismo fuera del pensamiento científico y con reaccionarios. La izquierda debe ser implacable en la defensa del pensamiento racional.

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#79530
11/1/2021 18:30

Otro artículo en El Salto que coquetea con el negacionismo, parece que hay cierta "izquierda" que pretende influir en ese movimiento reaccionario e irracional. Las mascarillas son fundamentales para combatir los contagios, está demostrado que cuantas más medidas se toman más frenamos la transmisión del virus. Eso no es disciplina frente al estado, es inteligencia colectiva, es respeto por tus congéneres, por tus vecinos, por la gente que te rodea. Es solidaridad. Contribuir a estigmatizar el uso de la mascarilla es hacerle el juego al negacionismo, que no tiene nada de "ruptura" con el sistema y sí mucho de sectas destructivas como QAnon y otras vinculadas a pseudoterapias. No se puede construir izquierda y anticapitalismo fuera del pensamiento científico.

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#79655
13/1/2021 7:02

Udo de mascarillas en espacios abiertos, concreta el articulo.

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#79489
11/1/2021 12:26

La izquierda es una palanca más del sistema capitalista para efectuar su mando, como dice el artículo elemento (fundamental en mi opinión) para el disciplinamiento social y la desarticulación de las posturas antagonistas para encuadrarlas en la institucionalización del organigrama del Capital. No sólo a través de los partidos sino también de los sindicatos y lo que es peor, de la transmisión de un discurso del consenso, la obediencia y la sumisión acrítica. Levantar la voz, decir no y rechazar , significa hoy en día en la ideología de la izquierda contribuir a "alimentar el odio". Los dispositivos de control que han puesto en marcha con la pandemia son desde luego un ataque para cualquier posibilidad de ruptura social que se desarrolle en estos tiempos de reestructuración del dominio capitalista. Un control del rebaño que sacan a comprar en grandes almacenes para luego encerrar en casa, que mandan a trabajar ordenadamente para que la economía siga produciendo el beneficio del que se alimentan. El peor efecto de la pandemia a nivel social es éste proceso del que la izquierda es parte y que está encontrando ya un punto de no retorno. La responsabilidad colectiva aquí ya es sólo obediencia ciega. El futuro no es ya la revolución como forma de liberación, de ruptura con lo existente, sino la aceptación de sus reglas y la acomodación del individuo al plan capitalista.

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