Derecho a la vivienda
Jornaleros de la Garrofera exigen al Ayuntamiento de València entregar las viviendas prometidas

Los jornaleros asentados en esta fábrica abandonada de Benimaclet (València) convocan a la nueva concejala Marta Torrado para que explique por qué no se han entregado las viviendas.
Migrantes en La Garrofera 1
Migrantes se organizan en La Garrofera, la antigua fábrica de leche de Benimaclet (València). Carlos Soledad

El invierno pasado murió de frío, con solo 57 años, Martín F. en la Garrofera. Su muerte fue la tercera que acumula la antigua fábrica de leche valenciana. Un espacio en ruinas donde entre 25 y 40 personas, principalmente migrantes jornaleros de origen ghanés han ocupado como última opción para vivir. Muchos de ellos llevan bastante años viviendo en el Estado español, tienen residencia y trabajo, pero sin embargo el racismo inmobiliario, así como los altos precios, les ha orillado a refugiarse en este lugar, ubicado al lado del cementerio de Benimaclet.

Como consecuencia del tercer fallecimiento, el Grup de Suport de la Garrofera en Benimaclet convocó a otros actores como la asociación vecinal, València és Refugi y Ghanian Culture, para  organizarse junto con los jornaleros de la fábrica para luchar por opciones de vivienda digna. Así comenzó un proceso duro y largo, el cual continúa, debido a que las autoridades no han cumplido cabalmente con lo prometido. 

El invierno pasado murió de frío, con solo 57 años, Martín F. en la Garrofera, y su muerte fue la tercera que acumula la antigua fábrica de leche valenciana

El Ayuntamiento respondió a las primeras demandas de vivienda digna ofreciendo en diciembre plazas en albergues de la ciudad, lo cual fue inmediatamente descartado por los jornaleros. Según los migrantes, las exigentes normas no son apropiadas para personas mayores de edad, “nos tratan como chiquillos”. Entre las razones que señalan los trabajadores migrantes, la más importante, es que los horarios son demasiado rígidos y no pueden organizarse para salir a trabajar.

València és Refugi, una de las organizaciones solidarias, descubrió la figura de la emergencia habitacional, que permite a las autoridades del Ayuntamiento, legalmente, poner a disposición de los afectados pisos con un alquiler muy bajo. Y con esta bandera, los residentes y las organizaciones solidarias hicieron causa común para exigir que el Ayuntamiento o la Generalitat Valenciana consiguiera viviendas dignas para los migrantes y así evitar otra muerte. De hecho, paralelamente, como parte de este proceso, se consiguió que otra persona pudiera abandonar la Garrofera para sanar en el hospital.

Actualmente, solo dos de las 18 personas de larga duración, censadas  por el Grup de Suport, han conseguido acceder a un piso del Ayuntamiento por la vía de la emergencia humanitaria

Como consecuencia de las reuniones impulsadas con distintas autoridades, Mario Jordà, director de la Entitat Valenciana d’Habitatge i Sòl (EvHa), perteneciente a la Generalitat Valenciana, puso sobre la mesa la posibilidad de un piso y la ex-concejala, Isabel Lozano y su equipo, otras dos viviendas. En la actualidad, los migrantes cuentan con un documento que asegura que se les cederán dos pisos del Ayuntamiento, en los que entrarán seis personas. Sin embargo, actualmente, solo dos de las 18 personas de larga duración, censadas  por el Grup de Suport, han conseguido acceder a un piso del Ayuntamiento por la vía de la emergencia humanitaria. El resto sigue esperando en la Garrofera.

Respecto al piso ofrecido por el EvHa, el problema es que necesita el consentimiento del nuevo consistorio para que pueda ser entregado. Por este motivo, dos jornaleros activistas, quienes han participado desde el principio en el proceso organizativo, no han podido acceder al piso y lamentan su situación. “Nos prometieron el piso desde hace mucho tiempo, fuimos los primeros en organizarnos y ahora estamos en riesgo de quedarnos en la calle”.

Por otro lado, el propietario de la ex fábrica solicitó a un juez el desalojo y los acusó de ocupación. Esta situación requirió que los jornaleros buscaran defensa y asesoramiento legal, abriendo otro frente para poder permanecer en la fábrica hasta que se les adjudicaran los pisos. Finalmente, el abogado de los residentes de la Garrofera consiguió un pacto con el juez para realizar el desalojo el próximo 20 de noviembre. No obstante, ya que la práctica totalidad de jornaleros siguen viviendo en la Garrofera, si los desalojan, a puertas del invierno, se quedarán en la calle con gran peligro para su salud.

Por esta razón, los trabajadores migrantes de la Garrofera y el Grup de Suport han convocado a la nueva concejala, Marta Torrado, para trazar una hoja de ruta que permita garantizarles su derecho a la vida digna. En la reunión, se espera también la presencia de personal del EvHa y de los Servicios Sociales de Benimaclet. Los jornaleros han señalado que están cansados de promesas “hemos hecho todo lo que nos han pedido y ahora nos quieren desalojar”. Además, aseguran que si no se resuelve su situación tendrán que tomar otras medidas “No podemos continuar así, el invierno se acerca y ya se sabe lo que eso significa”.

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