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Análisis
Extremadura: mayorías de gobierno regional en el aire y ciudades en disputa
Con la campaña en Extremadura virtualmente concluida, poco queda por decir desde las fuerzas en liza que no se haya dicho ya. Las espadas siguen en alto y persisten los sondeos que señalan que la disputa en el plano autonómico se localiza en la asignación de escaños entre PSOE y Unidas por Extremadura, asientos que configurarían esa posible mayoría de gobierno.
Desde la orilla de la izquierda, y haciendo una panorámica, en esta campaña que empezó ya hace tiempo visitó la región, de la mano de Unidas por Extremadura, Alberto Garzón, y se ha llenado hasta arriba el centro Cultural Alcazaba de Mérida el domingo pasado, 21 de mayo, con Yolanda Díaz y con María Eugenia Rodríguez Palop ―con cada vez más protagonismo electoral y también en su respaldo a la propia Vicepresidenta, dato a tener en cuenta a partir del 28 de este mes―.
Elecciones autonómicas
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En la semana que cerramos llegaron también Enrique de Santiago (de nuevo a Mérida) y el mismo, junto a Irene Montero (que bastante antes ya había paseado por Trujillo), intervino en un acto de UP en Badajoz. Todos, todas, arropando a Irene de Miguel, su candidata e incontestable buque insignia en la región, que apuesta decididamente por el gobierno de coalición con el PSOE autonómico. Casi a la vez, Feijóo y Pedro Sánchez cumplieron con su ritual baño de masas por un suroeste en el que se juegan la posibilidad de gobernar, opción que todo parece señalar como claramente inclinada hacia el PSOE de Fernández Vara.
Persisten los sondeos que señalan que la disputa se localiza en la asignación de escaños entre PSOE y Unidas por Extremadura, asientos que configurarían esa posible mayoría de gobierno
Que a este se le permita hacerlo o no con manos libres será, salvo sorpresas, el punto donde se fijen todas los focos la noche electoral. Pendiente quedará de lo que el 28M suceda la concreción y la gestión de ese ideal de región de Vara, asentado sobre macroproyectos ―no pocos de ellos, como Elysium, la “ciudad inteligente”, tildados de gigantes con pies de barro― y sobre un difuso futuro “digital, verde, circular” pero, sobre el terreno, tremendamente vinculado al extractivismo y a la cesión del territorio al oligopolio energético.
Amarrados a ese relato, pero tapados por el mismo, la dependencia colonial de Extremadura y los verdaderos grandes retos: desempleo, desigualdad, crisis climática y un medio agrario que no levanta cabeza, acosado por la sequía y una cuestionada gestión de recursos hídricos, con el reparto de la propiedad más desigual de toda Europa y devastado por las grandes distribuidoras, la agroindustria y las multinacionales del agronegocio (que acaparan el mercado de insumos y fertilizantes).
Política
Política municipal No prospera en el pleno de Badajoz la reprobación de su alcalde tránsfuga
Badajoz, para un alcalde tránsfuga
Poniendo la mirada en las elecciones locales, Badajoz parece que mantendrá a su actual alcalde tránsfuga, Ignacio Gragera, el que probablemente sea uno de los pocos alcaldes “no adscritos” de toda España. Fruto del turnismo implantado junto al Partido Popular por Ciudadanos, su inicial organización, no dudó en abandonarla cuando las vacas venían flacas y, tras la defenestración de Cavacasillas (PP) por la nueva dirección regional popular en manos de María Guardiola, se confirmó como el previsto mirlo blanco del extremo centro pacense que era.
A su izquierda, el reincidente candidato socialista, Ricardo Cabezas, vencedor de los pasados comicios de 2019 pero que no pudo formar gobierno (son necesarios para ello 14 concejales y alcanzó los 12) al encontrarse frente al pacto entre Cs (4) y PP (9), con el inevitable apoyo de Vox (1). Erika Cadenas (que repite en esta ocasión como candidata), única concejal de Unidas Podemos, no podía numéricamente desequilibrar la balanza.
En el territorio del populismo, quizás rasquen algo Badajoz Adelante y la lista local de Juntos por Extremadura, que se atreve a presentar a su cabeza a Joaquín Parra, expresidente del Club Deportivo Badajoz, con reciente paso por prisión y sobre el que pende una petición fiscal de nada manos que 15 años de condena por un presunto fraude en la venta de hidrocarburos que alcanzaría un valor de 12 millones de euros.
Badajoz parece que mantendrá a su actual alcalde tránsfuga, Ignacio Gragera, el que probablemente sea uno de los pocos alcaldes “no adscritos” de toda España. Fruto del turnismo implantado junto al Partido Popular por Ciudadanos
Liderando la agrupación Badajoz 5 Estrellas se presenta Alejandro Vélez, ultraderechista y concejal tránsfuga de Vox, con quien no llegó ni a la mitad de la legislatura. La disputa con su partido matriz radicó entonces en la contratación de Antonio Pozo y Juan Antonio Morales como asesores, este último tras fracasar en su intento de alcanzar puesto (y salario) en la Asamblea de Extremadura bajo el paraguas de Vox. Tan desvinculado de su organización como amarrado a su puesto en el consistorio, durante el cerrado mandato fue metafórico concejal de basuras, sostén indispensable del “trifachito” local y protagonista de las más grotescas polémicas, siempre en el límite de la mera provocación fascista.
En Vox esta vez han optado por un desconocido Marcelo Amarilla, del que se espera disciplina y que no entorpezca la marcha de la franquicia.
Cáceres, en disputa
En Cáceres, los sondeos no pronostican que Luis Salaya renueve como alcalde (aunque paradójicamente incrementaría concejalías y votos), puesto que alcanzó tras vencer en 2019 (9 concejales) pero sin alcanzar mayoría absoluta. Esta circunstancia le hizo depender, en un principio, de los cinco concejales de Ciudadanos, a quienes no necesitó al abandonar Teófilo Amores, el pintoresco concejal de Vox (que duró tres meses vinculado a su partido), su disciplina y pasar a apoyar este en la práctica, junto a los 3 ediles de Podemos-IU-Equo, la mayoría de gobierno socialista.
Los 7 concejales del PP no sirvieron de mucho entonces pero por poco que incrementen ahora su número de papeletas (hasta 11 se llega a indicar que podrían llegar) pueden hacer ―con un más que previsto apoyo de los de Abascal― que su candidato Rafa Mateos, que ya lo fuera en 2019, se haga con el sillón de regidor. Trece concejales necesitan para ello. Esta vez, Ciudadanos quedaría al margen de la institución y sus votos en desbandada están en el punto de mira de todas y cada una de las formaciones. En cualquier caso, atendiendo a la historia y a los resultados previos, hasta en siete ocasiones ha vencido el PP en elecciones municipales de la capital cacereña, lo que da cuenta de un electorado que podría retornar, sin demasiado escándalo, a su seno. Con un Vox que sumara dos, tendrían resuelta la ecuación.
El papel que el conflicto sobre la mina de litio que se pretende instalar en la ciudad desarrolle a la hora del ejercicio del sufragio es una incógnita, con un Salaya titubeante al respecto y la presentación de otras candidaturas abiertamente anti-mina, donde destaca Cáceres Viva
Vox, como en Badajoz, queda a la espera del tirón de la política en clave estatal con Eduardo Gutiérrez, otro ilustre por conocer, afiliado en 2020, militante desde 2021 y nombrado coordinador local en 2022. Carrera meteórica y discreción absoluta, al gusto de Madrid, que es quien manda en cada movimiento de su sucursal extremeña.
Que luego las tendencias apuntadas se mantengan, será ya otra cosa. Ahora, lo cierto es que todo indica que, con el ascenso de la extrema derecha, esa subida de los populares y el mantenimiento de UP (donde Consuelo López se presenta por tercera vez) no den los números para ratificar las actuales mayorías. El papel que el conflicto sobre la mina de litio que se pretende instalar en la ciudad desarrolle a la hora de depositar el voto en clave local (en una campaña intencionadamente desviada por la derecha al marco político estatal) es una incógnita, con un Salaya titubeante al respecto del megaproyecto minero y la presentación de otras candidaturas abiertamente anti-mina, donde sin duda destaca Cáceres Viva. Nadie duda de que siempre puede saltar la sorpresa.
Mérida, a la izquierda
Antonio Rodríguez Osuna (PSOE), que parece felizmente recuperado del shock de oír su voz en aquel audio que recorrió las redes sociales demandando sumisión y prometiendo trabajo, tiene todos los boletos para repetir una alcaldía accesible con 13 ediles (ahora los tiene). Con un estilo más que populista, centrado en el valor simbólico de la capitalidad, en el turismo de masas, los grandes eventos y sostenido en una tupida red clientelar, parece difícil que le sea arrebatado el bastón de mando pero no tanto que pague el rodillo ejercido los últimos cuatro años.
Sucede que, esta vez, probablemente necesite imperativamente de un apoyo externo que podría venir desde Unidas por Mérida, agrupación que presenta una candidatura con importante presencia de independientes y de la que se espera repita al menos los dos concejales que en la actualidad posee. Encabezada por Oscar Fernández (IU), se acompaña en un segundo puesto por Montserrat Girón Abumalham, actual concejala. En la campaña, de hecho, han usado un tono intencionadamente coral, donde Girón ha aparecido como el rostro de la confluencia incluso en el acto masivo con Yolanda Díaz, Palop y de Miguel. Casi todas las quinielas les otorgan dos concejalías que pueden ser definitivas o irrelevantes en función de los resultados del PSOE local y del reparto de restos aritméticos en un fragmentado grupo de minorías.
Partido Popular
Un PP de Extremadura en convulsión se desangra en Mérida
El Partido Popular en la capital emeritense ha dado los últimos años para escribir un libro que todo señala les pueda salir muy caro cuando se abran las urnas. Su cisma empezó con la puesta en fuera de juego del incombustible Pedro Acedo (alcalde popular en tres ocasiones que esta vez estuvo a punto de presentarse por su cuenta) a cargo del equipo de Miguel Valdés; sector este que, a su vez, fue descabalgado por María Guardiola para colocar a Fátima Mulero como candidata... que duró siete días. La sucedió el entrenador y antiguo futbolista de la Asociación Deportiva Mérida, Santiago Amaro, en una decisión que levantó más que ampollas. Tanto es así que Valdés y los suyos se presentan bajo una nueva sigla, X Mérida.
Esta vez, [Osuna] probablemente necesite imperativamente de un apoyo externo que podría venir desde unidas por Mérida, agrupación que presenta una candidatura con importante presencia de independientes y de la que se espera repita al menos los dos concejales que en la actualidad posee
Lo que esta fractura le cueste al PP y signifique en el reparto de puestos entre el resto de fuerzas minoritarias con la Ley D´Hont en la mano será, seguro, objeto de análisis detallado y ahora, junto al destino de los votos de Ciudadanos (con tres concejalías que han pasado virtualmente desapercibidas) concentra no pocas especulaciones. Del talante ideológico de X Mérida quedan pocas dudas, pues la lista está compuesta por rostros más que conocidos del PP, de la derecha local y hasta antiguos candidatos de Vox, por mucho que se anuncien “ni de izquierdas ni de derechas” y de obediencia estrictamente emeritense. Respaldados por empresariado local, no es en absoluto descartable que llegaran incluso a apuntalar con pactos a un Osuna necesitado de los mismos y con escasa sintonía entre las filas de Unidas por Mérida, que además puede vender muy caros sus apoyos, en el caso de que llegara a concederlos.
Vox no desentona del perfil ofrecido en Cáceres o en Badajoz y presenta a su actual concejala Marta Gervasia Garrido Moreno (prima de Ángel Pelayo Gordillo Moreno, exconcejal capitalino y ahora encumbrado como candidato imposible de Vox a gobernar Extremadura), escondida bajo siete llaves durante toda la campaña y a la que parece no pedírsele otra cosa que no sea pasar inadvertida y no estropear la foto en español que busca para el domingo el partido ultraderechista.