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Minería
Energía y emisiones de la mina de litio en Cáceres, ¿verde y sostenible?
Graduado en Física. Agrupación Universitaria ALMA Extremadura.
Profesor universitario y miembro de la Agrupación Universitaria ALMA de Extremadura y la Plataforma Salvemos la Montaña.
Vivimos una época en que la humanidad ha comenzado a tener una mayor sensibilidad respecto a su impacto sobre el entorno. Esto no pasa desapercibido al sector económico, lo que nos lleva a ver empresas anunciándose a sí mismas o a sus productos y servicios como sostenibles, de economía circular, o con emisiones e impacto cero, entre otros términos “verdes”. Muchas veces intuimos que parte de estas empresas o productos puede que no sean tan sostenibles como se anuncian, pero distinguir si es real o no esta publicidad, no siempre es sencillo.
Indagar en temas como la energía consumida o los gases de efecto invernadero generados por los diferentes procesos industriales, para saber qué empresas o productos son realmente verdes y sostenibles requiere preguntarse por temas complejos, que pueden llegar a desbordarnos.
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Estamos viviendo ya las consecuencias de una terrible crisis climática, quizás el mayor desafío de nuestro tiempo. Unido a esto, aparece una enorme crisis energética llamando a nuestra puerta, y la humanidad se afana en buscar alternativas para lidiar con ello. No debemos aquí tampoco dejar de preguntarnos si las diferentes alternativas que se nos presentan como indispensables para llevar a cabo la famosa transición energética europea son también “verdes y sostenibles”.
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En este marco se encuentra el proyecto de minería de litio situado a 1 kilómetro de la ciudad de Cáceres, sobre el que intentaremos indagar en este escueto texto. Desde Extremadura New Energies, filial de la australiana Infinity Lithium, se vanaglorian de sus propuestas “verdes y sostenibles”, ¿Será cierto? En la publicidad hablan de su objetivo de cero emisiones, utilizando para ello, entre otros, un horno alimentado con hidrógeno verde, así como electrificando su flota de vehículos y cualquier otro elemento mecánico.
Centrándonos en el uso del hidrógeno verde, podemos decir que se trata de una de las alternativas que, viendo las actuaciones políticas, parecería llamada a ser la energía del futuro. Sin embargo, los principios de la Termodinámica establecen unos límites teóricos que hacen que la eficiencia energética del hidrógeno verde sea muy baja, y consecuentemente lo es también su rentabilidad económica. Esto es un hecho difícilmente discutible, y que ya está parando proyectos en otros países.
Minería
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Es quizás por esto por lo que la empresa minera indica en su último documento técnico que pretenden tener una conexión de gas en la carretera de Trujillo para usar GLP (gas licuado del petróleo). Es decir, en prensa y redes sociales nos dicen que usarán hidrógeno verde, pero al analizar el documento técnico presentado a la Junta de Extremadura vemos que esta sustitución es solo parcial, concretamente solo ven posible un 20% de sustitución con la tecnología actual. El choque con la realidad es aún más fuerte cuando recordamos que actualmente no hay en funcionamiento altos hornos de hidrógeno como el que nos dicen que usarían. Tampoco existen, más allá de prototipos, los camiones ni la maquinaría de grandes dimensiones alimentada por hidrógeno que requiere una mina del tamaño de la propuesta.
Es decir, en prensa y redes sociales nos dicen que usarán hidrógeno verde, pero al analizar el documento técnico presentado a la Junta de Extremadura vemos que esta sustitución es solo parcial
Esta acrobacia entre realidad y ficción va más allá, pues pese a encontrar numerosas fuentes de información donde la empresa minera habla de cero emisiones, el documento técnico propone usar diésel para el respaldo de su flota de vehículos eléctricos o de pila de combustible. Esta afirmación resulta contradictoria con las cero emisiones, más aún cuando en el documento nos presentan una estimación de su consumo anual de diésel: más de 5,5 millones de litros, una cifra que es aproximadamente el equivalente al consumo de unos 10.000 coches diésel. Lógicamente esto conlleva una considerable emisión de partículas a la atmósfera y de gases de efecto invernadero que recaerían sobre la localidad de Cáceres y sus habitantes.
Minería
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En este punto encontramos mucha opacidad en el proyecto, pues pese a existir numerosos documentos técnicos, sólo uno detalla emisiones de gases de efecto invernadero. Además, en dicho documento solo se proporciona una estimación referente al proceso de tostación con sulfatos, y ninguna referencia al resto de emisores contaminantes. La cifra asciende a más de 105.000 toneladas de CO2 equivalente por año.
La cifra asciende a más de 105.000 toneladas de CO2 equivalente por año
Puesto que los números por sí solos son difíciles en ocasiones de entender, y rememorando las enseñanzas de un antiguo profesor de Física que decía que “medir es comparar”, vamos a situar esta cifra en contexto. Esta cantidad de emisiones equivale aproximadamente a la quinta parte de las emisiones anuales de la actividad industrial de toda Extremadura, tomando como referencia el último periodo publicado en el Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero de Extremadura. Si lo llevamos a nivel municipal, equivalen a alrededor de dos terceras partes de lo emitido por todos los vehículos del municipio de Cáceres según el último documento PACES del Ayuntamiento de Cáceres.
Si bien estos datos ya deberían dejar claro que el objetivo de cero emisiones no es realista, atendiendo únicamente a los datos del proyecto, cabe recalcar que estos datos hacen referencia a una única etapa de todo el proceso, sin tener en cuenta ni la extracción, ni otras fases del tratamiento del litio, las emisiones asociadas al transporte de materiales y productos, a la construcción de la planta de tratamiento o a la rehabilitación de las instalaciones, entre otros. Varias etapas requieren maquinaria específica y temperaturas elevadas para tratar el material; podemos inferir en base a los diseños 3D publicados por la minera que existirían varias chimeneas asociadas a diferentes procesos, pero desconocemos sus emisiones contaminantes.
Minería
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A falta de datos de la empresa minera, y también por sana comparación para comprobar lo realista que son, podemos comparar los impactos ambientales que tendría con los de otras minas de tipo roca dura (mica), como la que se plantea en Cáceres. En concreto, hay estimaciones de asesorías mineras como Benchmark, que indican que la extracción en este tipo de minas puede llegar a liberar el doble o el triple de gases de efecto invernadero que la extracción en salmueras. En cuanto al consumo de agua, se estima que la minería de litio por roca dura gasta la friolera de más de 30.000 litros de agua por cada tonelada de carbonato de litio equivalente, más del doble del consumo de la extracción en salmueras.
Por hacernos una idea de la magnitud de las emisiones que no se están considerando, podemos fijarnos en los reactivos que necesitan: 150.000 toneladas al año de reactivos químicos que detallan en el proyecto (ácido sulfúrico, cal…). La cal sería el reactivo más demandado: casi 77.000 toneladas al año. Sin entrar en las emisiones asociadas a su transporte, solamente en la producción de tal cantidad de cal se emitirían unas 54.000 toneladas de CO2, cada año. No en vano, según las recientes conclusiones de la Agencia Internacional de la Energía, el sector minero en crecimiento está incrementando sus emisiones en los últimos años, esta es la realidad hoy día con la que tiene que lidiar Cáceres.
No queremos dejar pasar la oportunidad de poner el foco también en algo que ha pasado demasiado desapercibido y que técnicamente llama mucho la atención por su tamaño: la construcción de una planta de producción de hidrógeno verde de 180 megavatios, para alimentar el horno de calcinación, que según la empresa no existe actualmente en el mercado y habría que inventarlo. El hidrógeno verde requiere mucha agua para su producción, que se sumaría al consumo de agua que conlleva la extracción y producción del litio, siendo según la Agencia Internacional de la Energía, el mineral de transición energética que mayor cantidad de agua consume durante su tratamiento. Pese a que todas las fuentes hablan de usar agua limpia/fresca tanto para el litio como para producir hidrógeno, nos dicen en el proyecto que toda esta agua saldrá de la EDAR (estación depuradora de aguas residuales), suponiendo por tanto un mayor gasto final de agua y requiriendo de un tratamiento previo, con el consecuente aumento del consumo energético.
Pese a que todas las fuentes hablan de usar agua limpia/fresca tanto para el litio como para producir hidrógeno, nos dicen en el proyecto que toda esta agua saldrá de la EDAR
Por otro lado, para que el hidrógeno sea verde, se requiere de energía procedente de fuentes renovables, y para ello el plan es instalar un gigantesco parque solar de 350 megavatios “en la zona de Cáceres”. Tomando como referencia otros parques fotovoltaicos de capacidad similar, que se encuentran actualmente en funcionamiento, estimamos que una planta como la se proyecta para Cáceres podría ocupar una superficie de unas 700 hectáreas. Por otro lado, con semejante potencia instalada, esta planta llegaría seguramente a generar más electricidad que la que consume todo el municipio de Cáceres, que es aproximadamente de 300.000 megavatios hora.
Este megaproyecto adicional resulta llamativo, principalmente porque no existen plantas de producción de hidrógeno verde de tales dimensiones en toda Europa. Entra en juego también el hecho de que prevén trabajar en la mina 365 días, y noches, momento en el que las placas solares no producen.
En este artículo hemos analizado si la mina sería verde desde un punto de vista técnico, dejado fuera otros aspectos que por sí mismos poca gente entendería como “verdes” por el gran impacto ambiental que supondrían para Cáceres por su cercanía a la ciudad y sobre La Montaña en la que se asienta. Cuesta creer que la pérdida de masa forestal, otro severo agravante del cambio climático, sería mínima, cuando a las instalaciones de cualquier mina de este tipo hay que añadir efectos como el cono de depresión hídrica -que secaría la zona en superficie alrededor del yacimiento-, así como otras añadiduras potencialmente contaminantes, como son los vertederos de residuos, zonas de acopio, viales, túnel, etc. Cabe destacar en este sentido, que sólo uno de los vertederos contendría 8.200.000 m³ de residuos mineros, y sería visible desde la ciudad, si se sitúa en la última localización propuesta por la empresa. Ejemplos sobran de lo que otras empresas mineras que han arrasado a su paso y en cuyas localidades limítrofes sigue disminuyendo la población año tras año. Se nos antoja un panorama terrorífico, como técnicos y científicos, si lo extrapolamos a pocos kilómetros de una ciudad de casi 100.000 habitantes, que además es Patrimonio de la Humanidad.
Se nos antoja un panorama terrorífico, como técnicos y científicos, si lo extrapolamos a pocos kilómetros de una ciudad de casi 100.000 habitantes, que además es Patrimonio de la Humanidad
Resulta casi irónico que proyectos como este se nos presenten como casi inapelables, en pos de la descarbonización, cuando es evidente que hay mucho que analizar al respecto. Vemos como publicitan una idea de cara a la ciudadanía, pero en los documentos técnicos aparecen otras. Es doloroso pensar en que aquellos que toman decisiones tan peligrosas para nuestra tierra, muchas veces no están aquí para vivir sus consecuencias. Quizás nosotros tampoco estemos, llegado el caso, si convierten nuestra ciudad en un entorno inhabitable. De Cáceres depende aceptar este modelo extractivista que nos viene impuesto o replantearnos si es lo más adecuado para el futuro de la ciudad si queremos dejar de ser algún día aquella tierra de sacrificio.