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Derecho a la vivienda
Qué se sabe sobre la propuesta de Sumar para ayudar a las familias hipotecadas
Poco a poco se van conociendo las propuestas económicas del Movimiento Sumar. Las dos primeras decisiones que permiten hacerse una idea es el fichaje como máximos responsables del área de Nacho Álvarez, cabeza económica de Unidas Podemos en el Gobierno de coalición, y de Carlos Martín Urriza, jefe del Gabinete Económico de Comisiones Obreras.
Además de una reducción de jornada “sin reducción de salario”, la otra gran apuesta del partido de Yolanda Díaz es la creación de un bono para ayudar a las familias hipotecadas. Según declaraciones de la ministra de Trabajo a la Cadena Ser se trataría de un apoyo “extraordinario” a los hogares con hipotecas de hasta 250.000 euros y con “una antigüedad de diez años”. El coste del bono supondría, en un “cálculo conservador”, un gasto de 1.000 millones de euros.
Según Martín Urriza, sexto en la lista de Sumar por Madrid, el gran problema de las hipotecas es “la falta de límites que tienen los bancos para obtener beneficios” en detrimento de los hogares, y la falta de competencia en un sector marcado por la “cartelización”
Martín Urriza, sexto en las listas de Madrid de Sumar, completaba la información sobre el bono: será una ayuda de mil euros dirigida a “un millón de familias que se hipotecaron en la última década”. Según el director económico de CC OO, estos hogares “son los que pagan una mayor carga de intereses”. Esta medida, continúa, serviría para “aliviar el fuerte alza de tipos hasta que se desplieguen las medidas estructurales del programa electoral sobre hipotecas”.
Unas medidas que todavía no se conocen, aunque el propio Martín Urriza defendía en una conversación con El Salto en abril la necesidad de revisar la referencia del Euribor para las hipotecas variables, un índice opaco sujeto a movimientos especulativos, y la urgencia de implementar una “portabilidad hipotecaria” obligatoria para las entidades que incremente la competencia entre los bancos y “libere a las familias del corralito del Euribor”.
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Según Martín Urriza, el gran problema de las hipotecas es “la falta de límites que tienen los bancos para obtener beneficios” en detrimento de los hogares, y la falta de competencia en un sector marcado por la “cartelización”. Un contexto en el que la enorme mayoría de los hogares no puede cambiarse de entidad ni de tipo de hipoteca: o bien las entidades no contemplan esa opción o las condiciones son onerosas, según pudo comprobar este economista tras realizar un trabajo de campo. Esa “portabilidad obligatoria” de las hipotecas, equivalente a la portabilidad telefónica, obligaría a los bancos a competir entre ellos y mejorar las condiciones para los usuarios. La entidades tendrían que estar obligadas a aceptar la portabilidad de las hipotecas en las mismas condiciones que ofrecen a sus clientes a igual nivel de riesgo. Esto obligaría, añadía, a que los bancos tengan que hacer públicos sus criterios de riesgo.
Según este economista, la repercusión de este bono extraordinario propuesto por Sumar sería “nula” en los Presupuestos Generales del Estado “pues se financiarán con cargo al impuesto extraordinario sobre las entidades de crédito”.
A pesar de que se pretende pagar este bono con el impuesto a la banca, se trata de un dinero que terminará en las cuentas de los grandes bancos y que se dejará de ingresar en las cuentas de Estado, ahora precisamente cuando las tuercas de Europa comienzan a apretarse
La propuesta de Sumar llega pocas semanas después de que se conocieran los resultados de las principales entidades bancarias en el primer trimestre de 2023, en el que los beneficios siguen disparados. Solo en los primeros tres meses del año, los grandes bancos ingresaron 5.696 millones de euros, un 13% más que en el mismo periodo del año anterior. Estos beneficios récord se explican por la subida del Euribor, que ha superado el 4% en estos días, pero también por la diferencia entre los intereses a los que prestan dinero y los intereses que ofrecen a sus clientes. Es precisamente sobre este margen de intereses donde entra a funcionar el impuesto a la banca, que ha obtenido en este periodo 1.200 millones de euros, una cifra muy cercana al coste del bono extraordinario para las familias para ayudarles a pagar unas cuotas de hipotecas que han subido cerca del 50%.
A pesar de que se pretende pagar esta bono con el impuesto a la banca, se trata de un dinero que terminará en las cuentas de los grandes bancos y se dejará de ingresar en las cuentas de Estado, ahora precisamente cuando las tuercas de Europa comienzan a apretarse. “Los incrementos de las hipotecas podrían atajarse estableciendo un tope a los intereses bancarios. Si la propuesta es paliar la subida de tipos vía bonos, vuelve a apostar por el rescate estatal de los beneficios empresariales”, sostiene Pedro Ramiro, investigador del Observatorio de Multinacionales de América Latina.
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Yolanda Díaz defendía en la Cadena Ser la necesidad y la urgencia de aprobar este bono de emergencia: “Con un sueldo de 1.500 euros si te suben la cuota hipotecaria es que no puedes vivir”. Y ponía como ejemplo Grecia, “donde se han congelado las cuotas hipotecarias”, una propuesta que todavía no está sobre la mesa. En abril, los cuatro mayores bancos del país heleno aceptaron congelar las hipotecas variables, mayoritarias al igual que en España, hasta 2024, ante el temor de una ola de impagos que ponga en peligro el conjunto de la economía.
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Lo que hay que hacer es legislar, regular los choriceos de la banca y crear una banca pública como existía antes la Caja Postal y nadie decía que era comunismo ni narices. Subir los impuestos a la banca ya se ha hecho y sólo vale para que nos lo repercutan a los demás. Subsidiar a los que lo necesiten está muy bien, pero lo detrae del gasto público y se consigue poca cosa. Regulación, banca pública y si hace falta, nacionalizar y dejarse de medias tintas.
Señor elfo, veo cada vez más lejos la posibilidad de una banca pública. El que se considera hoy en día el bloque de izquierdas en nuestro país no me parece que esté para estas cosas. Ahora no toca. Tal vez en diez o veinte años... O tal vez cien...