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Guerra en Ucrania
Rusia impone sus condiciones para el alto el fuego: anexión de Crimea e independencia de Donestk y Lugansk
A las 15h del 7 de marzo estaba previsto que comenzara la tercera ronda de negociaciones para un alto el fuego entre Ucrania y Rusia en un punto indeterminado de Bielorrusia. La delegación rusa pone sobre la mesa el objetivo que Dimítri Peskov, portavoz del Kremlin, ha marcado para un alto el fuego inmediato. Vladimir Putin quiere la anexión de Crimea, controlada de facto por Rusia desde 2014 y el reconocimiento por parte de Kyiv de las dos repúblicas del Donbás: Lugansk y Donetsk.
Como en las dos conversaciones anteriores, no se espera demasiado de la cita en Bielorrusia. El Gobierno ucraniano se sienta tras denunciar los “corredores humanitarios” abiertos por Rusia, una propuesta “cínica” en cuanto, dicen, llevarían a los refugiados a Rusia o a zonas controladas por el Kremlin, como la propia Bielorrusia. El Gobierno de Putin ha ofrecido abrir seis vías para los refugiados de las zonas asediadas, pero en solo dos casos, los de Mariúpol y Sumi, la evacuación se dirigiría a zonas de la propia Ucrania.
El Gobierno de Volodímir Zelensky ha sido claro: “No serán evacuados a Rusia”, ha explicado la viceprimer ministra ucraniana, Iryna Vereschchuk. Para Ucrania, Rusia ha abierto estos corredores solo como medida de propaganda. Kyiv denuncia que desplazados que salían de Mariúpol fueron tiroteados cuando trataban de salir de esa ciudad del sureste del país.
Durante el fin de semana han sido inútiles los llamamientos para un alto el fuego. El ejército ruso sigue avanzando lentamente por el territorio ucraniano y ha redoblado sus fuerzas en torno a Kyiv y Kharkiv
Según Naciones Unidas, 1,7 millones de ucranianos han salido del país desde que comenzara la guerra el pasado 24 de febrero, un millón de ellos con destino a Polonia. Esta mañana, el comisario europeo de Exteriores, Josep Borrell, ha declarado que el conflicto puede suponer la salida de cinco millones de ucranianos.
Las otras mediaciones
De la debilidad de las negociaciones en Bielorrusia da muestra el anuncio por parte del Gobierno turco de una una negociación de alto nivel: el jueves, los ministros de exteriores ruso, Sergei Lavrov, ucraniano, Dmytro Kuleba y Mevlut Cavusoglu, ministro de Asuntos Exteriores turco, se reunirán el jueves en la ciudad de Antalya, al sur de Turquía. Se trata de una reunión con mayor rango que las celebradas en Bielorrusia donde, sobre todo por parte del Kremlin, los delegados han carecido de rango suficiente en el escalafón. Recep Tayyip Erdogan ha conversado con Putin que le ha manifestado su predisposición a buscar la paz siempre que Ucrania “cesa las hostilidades”.
Wang Yi, ministro de Exteriores chino, también ha postulado a China para “promover negociaciones y (...) participar junto a la comunidad internacional en la mediación que sea necesaria”. El imperio del centro ha dispuesto que la Sociedad de la Cruz Roja de China suministre ayuda humanitaria a Ucrania en base a seis principios: el de justicia y neutralidad; la atención a las personas sin hogar en Ucrania; proteger a los civiles para evitar desastres humanitarios secundarios; garantizar que la ayuda humanitaria se lleve a cabo sin problemas; garantizar la seguridad de los extranjeros en Ucrania; y apoyar a la ONU para coordinar la ayuda humanitaria.
Sin duda, China es parte inexcusable de un posible acuerdo, gracias a su alianza táctica con Rusia. “China y Rusia mantendrán el enfoque estratégico y avanzarán constantemente en la coordinación de nuestra asociación estratégica integral para una nueva era”, ha declarado Yi. Para el Gobierno de Xi Jinping, los primeros años de esta década son clave para desafiar a Estados Unidos en el tablero global. No obstante, Yi ha rechazado cualquier comparación de lo que sucede en Ucrania con la situación respecto a Taiwán, donde las pretensiones de reunificación chinas chocan con el empeño de Washington de mantener el control sobre la isla.
Aliados y protestas
Uno de los aliados tradicionales de Putin, el húngaro Viktor Orban ha variado completamente su aproximación al conflicto y su Gobierno ha anunciado que permitirá que armas de combate atraviesen sus fronteras “siempre que vengan de otro país de la UE”. Con el giro de Orban parece cada vez más unánime la posición de la Unión Europea de apoyo militar al Gobierno de Zelensky.
Mientras, en Rusia siguen las detenciones de miles de personas opuestas a la guerra en Ucrania. OVD-INFO calculó que solo ayer domingo 6 de marzo más de 4.300 manifestantes fueron detenidos. Esta misma organización de derechos humanos calcula que hasta 150 periodistas han salido del país.
El 4 de marzo la Duma aprobó la entrada en vigor de un nuevo tipo penal que prevé penas de cárcel de entre 10 y 15 años para quienes desprestigien al Ejército. Además, se establecen multas de hasta un millón de rublos para quienes desarrollen “acciones públicas destinadas a desacreditar el uso de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa para proteger los intereses de la Federación Rusa y sus ciudadanos, mantener la paz y la seguridad internacionales”, que pueden ser aplicados a quienes participaron en la manifestaciones de este pasado fin de semana.