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Violencia machista
Violencia machista e institución: mucho te quiero perrito, pero pan poquito
Desde el movimiento feminista bien sabemos que las declaraciones institucionales contra las violencias machistas, incluso la igualdad formal ante la ley, no se transforman en un avance real de los derechos de las mujeres de manera directa, si bien es cierto que nos sirve de termómetro para medir el nivel de desinformación y machismo que hay en las instituciones, y que muchos ni siquiera pretender ocultar.
En este caso, tras la noticia de que el PP había vetado la declaración institucional ante los últimos crímenes machistas, suceso que no es de extrañar dado su recorrido político con respecto a este tema, nos enteramos de que finalmente la apoyan. Renuncian así a poner al mismo nivel la violencia machista de cualquier otra, ya que querían hacer alusión a los filicidios cometidos por mujeres, en un texto que nada tiene que ver con esa problemática.
Violencia machista
Violencia machista El PP veta en la Asamblea de Extremadura una declaración institucional condenando los crímenes machistas
El que la derecha no sepa diferenciar una violencia sistémica de otras excepcionales, no es algo que nos pille de nuevas. El que desde Unidas por Extremadura se felicite al Partido Popular por ser meramente decentes y haber reculado, tras el lanzamiento de la noticia a la opinión pública, sí.
La estrategia del PP es bastante simple, son un partido machista de manera evidenciada, pero se dirán los más igualitarios si eso conlleva votos o pueden ahorrarse un debate público que van a perder. La maniobra del PP autonómico no es sino un reflejo de lo que nos hemos encontrado en las redes sociales durante estos días: la instrumentalización de los asesinatos de menores a manos de mujeres, que tienen un origen completamente diferente, para intentar borrar las voces de aquellas que seguimos diciendo que “No es un caso aislado, se llama patriarcado”.
Los asesinatos de menores a manos de hombres son en su inmensa mayoría por violencia vicaria, es decir machista y estructural, mientras que los cometidos por mujeres lo son por psicosis puerperal. Deberíamos poner encima de la mesa el motivo de que la depresión postparto sea un tema tabú, que la obligación social de ser madre y que tenga que ser lo mejor que te ha pasado en la vida como mujer, borre de un plumazo la posibilidad de poder mostrar un sufrimiento que se calla, y que en algunas ocasiones acaba en desgracia.
La maniobra del PP autonómico, no es sino un reflejo de lo que nos hemos encontrado en las redes sociales durante estos días. La instrumentalización de los asesinatos de menores a manos de mujeres
La estrategia de Unidas por Extremadura, sin embargo, parece más compleja. A nivel estatal los círculos sectoriales de feminismo de Podemos fueron borrados del mapa para no tener la obligación de posicionarse en el debate de prostitución, siendo sus bases abolicionistas, y no se escucha desde el Ministerio de Igualdad a los colectivos feministas en cuanto a las dudas con respecto a la denominada “Ley Trans”. Izquierda Unida directamente ha abandonado todo análisis marxista apoyando esta ley, pero ¿ahora les preocupa a nivel regional que se mezclen violencias?
Por supuesto, la última pretensión de este artículo es poner al mismo nivel a la derecha rancia del PP, a la derecha que se dice izquierda del PSOE, a los que juegan a no saber de qué van y a los que defienden los intereses de las mujeres precarias sólo a medias, porque aún no saben muy bien ni definir el concepto mujer.
Y mientras tanto, las diferentes violencias machistas se evidenciaban estos días, con una oleada apabullante de asesinatos y filicidios por violencia vicaria. Y por primera vez, los medios ante la rabia social, han dado publicidad a los casos más graves, los que acaban con una voz menos entre nosotras. Por supuesto el tratamiento mediático no ha tenido perspectiva feminista en su gran mayoría, como así han podido señalar y vienen señalando desde hace mucho las compañeras de @comunicadoras8m.
Violencia machista
Cómo hacer que los hombres odien la violencia machista y no a las mujeres
El asesinato de Anna y Olivia a manos de Tomás Gimeno ha dado un vuelco a toda la ciudadanía de forma generalizada. Ha puesto encima de la mesa que no es algo individual, sino que es una forma más de una violencia constante hacia las mujeres. Este suceso tan terrible ha sido también un click y, desgraciadamente, una oportunidad para que mucha gente entienda qué es la violencia vicaria, por qué un maltratador nunca es un buen padre y por qué las mujeres necesitamos estrategias legales para poder defender a nuestras hijas. Actualmente el sistema nos aboca a ponerlas en manos de padres maltratadores y abusadores o a ser condenadas por la injusticia patriarcal porque no nos creen ni a nosotras, ni a nuestras hijas.
A las feministas nos hace falta que exista coherencia política en las instituciones y fuera de ellas, que se hagan leyes ajustadas a las necesidades de las mujeres y el cese de la violencia de cualquier tipo contra nosotras
La utilización del falso SAP (Síndrome de Alienación Parental) como estrategia para desestabilizar psicológicamente a una madre defensora de sus criaturas y exponerla al juicio público de ser catalogada como “mala madre”, algo a lo que como ciudadanía nos lanzamos de manera bastante rápida, no es sino una violencia machista más.
Ejemplos de esto son Juana Rivas (a la que las feministas hemos podido escuchar con tremenda alegría ya en casa), Irune Costumero o Sara BB, de #mamáestácastigada, que este viernes 18 tiene su juicio en Zafra a la espera de que cese la violencia institucional a la que está siendo sometida, como tantas otras, y que pueda tener justicia para ella y sus hijas. Y estos son sólo algunos casos.
A las feministas no nos hacen falta declaraciones institucionales, aunque nos pueda parecer que esté bien que se hagan. A las feministas nos hace falta que exista coherencia política en las instituciones y fuera de ellas, que se hagan leyes ajustadas a las necesidades de las mujeres y el cese de la violencia de cualquier tipo contra nosotras. Es urgente que deje de utilizarse el feminismo como paraguas ideológico de todo lo que tenga que ver con cuidados o con unas imposiciones patriarcales. Que todo el mundo se diga feminista sin mover un dedo o la conciencia siquiera. El feminismo necesita que avancemos en la agenda clara que tiene, y las especificidades en cada territorio. Y sobre todo necesitamos crear redes feministas, que al margen de las instituciones, hagan ese camino más fácil, más rápido y necesario. Espacios feministas reales donde plantear estrategias al margen de un sistema que nos violenta y nos condiciona a estar enfrentadas entre nosotras, en vez de a gritar juntas que nos queremos libres.